lunes, 10 de noviembre de 2008

ARTICULOS DE SAN MARCOS. ARROYO DEL OJANCO





SAN MARCOS: SIGNO DE IDENTIDAD DE ARROYO DEL OJANCO









Foto de los años cuarenta en la Carretera y el cruce con la de Fuentebuena

Arroyo del Ojanco a partir de la invasión de los bárbaros del Norte ha estado unido, dentro de lo que cabe por su distancia kilométrica, a Beas de Segura, siendo sus raíces las mismas.Es decir, Arroyo del Ojanco no estaba poblado tal como hoy lo conocemos, sino que, después de la invasión de los bárbaros sólo quedaron casas de labranza por sus alrededores. Los propietarios de estas tierras vivían en Beas o acudían allí a celebrar sus fiestas y conmemoraciones si no eran lo suficiente acaudalados y sus deberes de labranza no le permitían vivir permanentemente en su casa solariega de Beas.
Así estas gentes contribuían con su ganado de labor, léase bueyes, en la celebración de estas fiestas de San Marcos en “su villa de Beas” desde tiempos remotos. Tan remotos que ya en el año 1575 se había perdido en el tiempo, el comienzo de esta fiesta tan singular hoy día, pero muy común en aquellos tiempos.
Cuando a finales del siglo XIX comienza a formarse el núcleo de población alrededor de algunas ventas junto al arroyo de su nombre y el camino real, empieza a cuestionarse a hacer sus propias celebraciones en este incipiente núcleo de población.
Y es aquí, con la fiesta de San Marcos, con la que empieza desligarse Arroyo del Ojanco del núcleo matriz de Beas de Segura.
Al principio, cuando empezó a celebrarse San Marcos en Arroyo, era porque muchas familias no podían trasladarse a Beas al completo. Muchas de estas gentes que intervenían en Beas con sus toros, no pudiendo a veces asistir con sus mujeres e hijos pequeños por no tener ya casa o familiares más o menos cercanos capaces de soportar a engorrosos huéspedes. Decidieron pues celebrar estas fiestas en su “cortijo”.
Pudieron haber buscado otra fiesta en otro día distinto y celebrarla a modo de San Marcos. Pero no fue así, tuvieron que celebrarla el mismo día y de la misma manera que Beas.
De la misma manera, como los árabes por ejemplo que estaban ligados al califa de Bagdad, para conseguir su independencia, que ya lo era políticamente, necesitan tener otro califa aquí en España, Arroyo necesita otro “San Marcos” igual y a la misma vez que en Beas.
Desde el principio del San Marcos en Arroyo ha existido la “pica” de poder con los de Beas. Era la única manera de demostrar que teníamos algo de independencia, ya que los poderes públicos no intervenían ni intervienen, aunque hoy ayudan en algo, en la organización de la fiesta. Siempre se ha intentado seleccionar mejor ganado que en Beas a pesar del handicap de disponer de menos medios económicos como es lógico entre las gentes de Arroyo.
San Marcos es el signo de identidad de Arroyo porque ningún anejo de Beas ha sido capaz de celebrar estas fiestas. Ningún anejo de Beas siente o ha sentido ideas segregacionistas de Beas. Sirva de ejemplo Los Prados de Armijo, que en sus fiestas de mayo también corren atada alguna vaquilla, pero no la hacen coincidir con la fecha de San Marcos para no desligarse de esta fiesta de Beas, a la que asisten en masa sin descuidarse la de Arroyo a la que también se dan alguna vuelta.
Por un pueblo propio
San Marcos es el germen de la independencia de Arroyo del Ojanco, también lo saben o lo notan las gentes de Beas. Lo notan cuando exageran o se burlan de broma cuando hay percances en Arroyo. Lo notan o lo saben cuando te dicen que cuando Arroyo sea libre nos quitaran San Marcos, porque es suyo y de Arroyo ya no sería. Lo notan o lo saben cuando algún alcalde del municipio de Beas nos dice que ¿ a dónde vamos a hacer San Marcos?, Porque van a hacer un parque infantil donde se desencajonan los toros de Arroyo. Lo saben o lo notan cuando para pedir la solicitud gubernativa para la celebración de la fiesta el mismo municipio echa dos instancias dirigidas al gobernador, aunque sea lógico que algún otro requisito vaya duplicado ( seguro, memoria o certificación de las reses, etc.). por esto y muchas cosas más, lo saben o lo notan en Beas de Segura que San Marcos es el germen de la independencia de Arroyo.
Lo notan cuando te preguntan que si en Arroyo se hace San Marcos y con guasa te dicen “que tenéis una vaca o dos”, cuando en los últimos años vienen a San Marcos 6 novillos a cargo de la Hermandad y luego las vacas que llevan las peñas particularmente.

Al fondo la iglesia sin torre

San Marcos es el signo de identidad de Arroyo del Ojanco, porque aquella gente, más o menos torera, más o menos aficionada a la fiesta brava, lo defiende y hace un montón de sacrificios para que esta fiesta siga para adelante a pesar de las trabas oficiales, quiere y apoya la segregación. Aquella gente que tiene sus raíces en estas tierras colabora con San Marcos y con la segregación. Lo que no se puede decir con los advenedizos o recién llegados que ni les va una cosa ni otra.


Iglesia con su nueva torre 50 años después de su construcción



San Marcos es el germen de la independencia e identidad del pueblo de Arroyo del Ojanco como en otros pueblos lo fue la torre de un campanario a cuya sombra se fueron agrupando la mayoría de los pueblos que hoy son “pueblos”. Y en Arroyo hubo antes San Marcos que torre e iglesia. En Arroyo hubo San Marcos, más de 30 años después iglesia y más de 50 años después de la iglesia, torre.


Ahora que tenemos nuestro germen propio de identidad más el germen de todos que a través de los siglos consiguieron ser pueblos, tenemos más cerca nuestro objetivo de independencia y segregación.
Mientras tengamos ilusión de hacer San Marcos, tendremos ilusión de tener un pueblo propio en un tiempo no muy lejano.


San Marcos del 89. ANDRES MARIN SANCHEZ.


Artículo publicado en el IDEAL el día 22 de Abril 1989.





NUESTRAS FIESTAS COMENZARON A CELEBRARSE A PRINCIPIOS DE SIGLO




Nuestra fiesta entronca en sus orígenes con los de Beas de Segura. Debió comenzar a celebrarse en fecha anterior a 1575, ya que en las relaciones que Felipe II mandó hacer a sus reinos, hace mención en ellas a esta fiesta.
Arroyo del Ojanco comienza a celebrar sus fiestas propias a comienzos de este siglo, al negarse sus habitantes a prestar ganado a Beas de Segura, por la incomodidad que suponía él tener que desplazarse a la cabecera del municipio para contemplar las reses que se corrían por sus calles.
Hasta los años cuarenta, las reses que se corrían eran todas de labor, menos fieras que las actuales, pero de más poderío y sabiéndose todas las triquiñuelas, por repetir en la
Fiesta varios años seguidos.
Como es de suponer, no todo este ganado era apto para San Marcos. Se celebraba entonces un “día de prueba oficial” para seleccionar las reses: era el Domingo de Resurrección. La prueba tenía lugar en patios amplios o espacios abiertos tales como el “ Jardín de los Revillas”, el “ Patio de los Montoyas” o la “era del Cortijo del Cura”
Algunos propietarios, al ser vecinos de Beas pero tener propiedades en Arroyo, se veían entre dos fuegos, al ir las cuadrillas de una y otra localidad a pedirle el ganado. Nace entonces la costumbre de soltar las vacas, que irán a aquella fiesta, cuyos mozos sean capaces de coger y ensogar la vaca a pecho descubierto.








Foto de los años cuarenta en la Carretera y el cruce con la de FuentebuenaLlegada de las reses
El 24 de abril por la tarde comenzaba a llegar una parte de las reses procedentes de las fincas próximas al pueblo. Venían uncidas con ubios. La primera ceremonia de la fiesta consistía en desuncirlas y ponerle los sogueros. A continuación se “cascaban”. El cascado consiste en sujetar las resesa los árboles, ayudándose del soguero para proceder a ponerle aparejos multicolores, frontiles, etc., que previamente habían bordado las peñas de las mozas. Otra parte de las reses salía del mismo pueblo. A una palmada del gañán encargado de las vacas, comenzaban las carreras.
Acabada la fiesta al día siguiente por la tarde, se libraba el ganado de los sogueros. Huía hacia los sembrados próximos, donde permanecía en tanto su dueño no lo necesitara. Privilegio que tenían los toros y vacas de San Marcos, junto con el de circular por los caminos durante todo el año, sin llevar el bozal puesto.
Después de la guerra civil, se mezclan en la fiesta las reses bravas con la de la labor, al ir faltando éstas por la mecanización del campo.
Para el conocimiento de las generaciones jóvenes mencionaremos vacas de labor célebres como la de la “ Tía Florentina”, el toro del “Maestro Plácido” o la vaca del “Tío Melón”, que fue fichada por Juan el Herrador para el San Marcos de Beas, donde también se hizo famosa con este nombre.
Las primeras reses bravas que llegaron a la fiesta, al ser caro el transporte de las mismas, entraban al pueblo la tarde del 24 por su propio pié. Se cerraban las bocacalles con carros y maderas, conduciéndose el ganado hasta patios amplios, casi siempre el que existía en la actual cooperativa de San Francisco.
Debido al aumento de circulación por la carretera general, la fiesta, que al principio se celebraba por todo el pueblo, fue poco a poco restringiendo el lugar, hasta quedar tal como hoy se celebra.
También entre los toros bravos hay algunos ya famosos: “El Fiscalero”, de los años 50, semental procedente de la ganadería de d. Manuel Frías. Era un toro de enorme poderío y eso que vino castrado. Otros más recientes son “El Jarrero” y especialmente el “Toro de Piña”, que repitió fiesta tres años seguidos, escapándose en la última nada más salir del cajón, después de romper el soguero. “El Lucero” quizá haya sido el toro más bravo que ha pasado por San Marcos.
Las peñas actuales
Actualmente la fiesta es organizada por la Hermandad de San Marcos, ayudada por las “peñas”, que han experimentado un gran auge. Las peñas que funcionan durante el presente año son: “El Olivo”, “Los Piratas”, “Los Pitufos”, “El Triciclo”, “Los Chichirifori”, “Cambio de Tercio”, “San Juan Marcos” y “La Porra”. De ellas, la decana es la del “Olivo” y la más singular “Cambio de Tercio”, constituida solo por mujeres.
La s anécdotas de la fiesta son innumerables. Sólo vanos a recferirla ocurrida en el año 1948. Las mujeres son tan toreras y valientes como los hombres. Una de ellas, a pesar del embarazo, salió a citar al toro, que la cogió y revolcó. A pesar de la cogida, meses después dio a luz felizmente un niño, Cesar Morales, que pasado el tiempo debutó como novillero en las Ventas de Madrid y llegó a ser torero de alternativa.
La fiesta también tiene hombres célebres por su dedicación a la misma, cuando no existía ni la Hermandad ni ayudas de ningún tipo. Entre ellos destaca el “Tío Antonio Serrano”, que por desgracia no va a poder ver nunca más su fiesta. Este hombre, entendido en seleccionar el ganado, atar el ganado, conducir cuadrillas, ha sido hasta que su facultades se lo permitieron, “El Maestro de la Fiesta”. Los jóvenes que ahora llevan los sogueros deberían conocer su famoso dicho: “El toro que derribe pero que no remate”.
¿Podían las peñas y la hermandad organizar algún acto en su memoria?
Desde aquí brindamos nuestra colaboración.


San Marcos de 1988. ANDRES MARIN SANCHEZ.


Articulo publicado en el IDEAL el 23 de abril de 1988.










EL DOMINGO DE RESURRECCION EN SAN MARCOS


_¡ Ñoño ¡¿ Dónde se prueban las vacas mañana?
_ Mañana, domingo de Resurrección, se prueban en la era del cortijo del Cura- responde el aludido.
Este podría ser el inicio de un diálogo sanmarquero de hace 60, 70 ó 80 años atrás hasta hace unos treinta y tantos años aproximadamente.
El domingo de Resurrección era el inicio oficial de toda actividad previa a San Marcos en dichos años. A partir de este domingotan señalado en la tradición católica, y todos los domingos que hubiesen hasta el día de San Marcos, se dedicaban a la prueba de las reses que se iban a correr el día de S. Marcos y su víspera.


El domingo de Resurrección se citaban en un lugar determinado a los propietarios con sus bueyes de labor. En ese lugar: el cortijo del Cura, el de los Montoyas, el Jardín de los Revillas, etec.,se iban probando ó comprobando aquellas reses más bravas y arremetosas. Estas reses serían las que el día de S. Marcos y su víspera se corrían por las calles del pueblo.
Las reses de labranza, no todas valían para ser toreadas, procedían de los cortijos de los alrededores del pueblo: La Donosa, Los Motas, El Portazgo, La Teja, Los Roques, el cortijo de la Tía Florentina, Los Pinos, etec.
Aquellos propietarios o mejor dicho sus reses, que no dejaban probar y por supuesto correr el día de S. Marcos, se le prohibían comer durante todo el año por las orillas de los caminos y de los ríos, teniendo que llevar los bozales puestos en sus traslados a las faenas agrícolas que hacían durante todo el año. En cambio a las reses de aquellos propietarios que dejaban que le probasen sus reses en dichos domingos no tenían esos problemas a la hora de trasladarlas para hacer sus faenas agrícolas. Si además esas reses corrían el día de S. Marcos se le otorgaban un premio mayor: El de comer en las siembras o pastos que ellas le apetecían.
¿ En qué consistía esto?
Al acabar la fiesta el día de S. Marcos por la tarde, se le quitaban los sogueros y al verse libres, huían hasta cruzar el río Guadalimar y llegar a las siembras que había en el cuarto de Guadalmena donde pastaban sin que nadie se metiera con ellas hasta que el amo de las reses las buscase para seguir con sus tareas agrarias.
Con la desaparición de esta clase de ganado de labranza, el domingo de Resurrección se dedicó a ser el día en el que se compraban las reses en las ganaderías. Más tarde el día que la Hermandad se juntaba para explicar las cuentas en asambleas o para elegir nueva junta directiva. Más recientemente, el año pasado se intentó volver al domingo de Resurrección a la tradición de la prueba de las vacas con la suelta de vaquillas en el recinto de S. Marcos dos domingos anteriores a la fiesta.
Con esta reseña de nuestra tradición más reciente espero que sirva para mantener nuestra fiesta, a pesar de las prohibiciones, denuncias y excomuniones, tantos años como los hombres que vivieron en estas tierras, nos la legaron a nosotros hace más de 500 años de antigüedad.


SAN MARCOS DEL 1991. ANDRES MARIN SANCHEZ
Artículo publicado en el programa de las fiestas de 1991








SAN MARCOS: EL SANTO Y LOS TOROS EN LA HISTORIA


El símbolo cristiano del evangelista S. Juan Marcos es un león. No sabemos como a este evangelista ha sido y sigue siendo relacionado en casi toda España con el toro bravo. Aquí, en nuestra tierra todavía se sigue relacionando con correr y torear reses bravas en uno de sus más antiguos aspectos: “el toro ensogado o enmaromado”.
Los escritos más antiguos que nos cuentan esta relación de S. Marcos con la fiesta brava, se remontan a principios del siglo XV en Baeza. En ellos se refiere a lo que se hacía el día de S Marcos. Los hombres más decididos, en los días previos a S. Marcos, buscaban al toro más bravo y fuerte del lugar. Llegado el día del santo, antes de amanecer, se llevaba al animal ensogado hasta la iglesia y se le obligaba a oír misa. Durante la misa el toro se comportaba con cierta “devoción “, según estos escritos, no haciendo nada por la gente si no era molestado. Al salir de misa se producían o producirían las carreras o revolcones, germen de nuestra sin par fiesta.
Lo mismo que nos cuenta este escrito de Baeza, ha habido otros posteriores, en el siglo XVI, que nos narran los mismos ritos del toro y el santo en diferentes pueblos de España: En los valles del Tietar y del Jerte en Extremadura por ejemplo.
“ El toro más bravo de la dehesa era obligado a oír misa el día de S. Marcos, antes del amanecer”.
A pesar del tiempo hoy se sigue celebrando este rito, con algunas variantes, en Ohanes (Almería), en el que el toro se le obliga a arrodillarse delante de la imagen de S. Marcos en la plaza del pueblo. Conseguido esto se corre el toro por las calles igual que pasa en nuestra fiesta. A Ohanes les llevarían esta fiesta de S. Marcos gentes de nuestra provincia y contornos cuando la conquistaron a los árabes a finales del siglo XV.
Como vemos nuestro “San Marcos” ha ido evolucionando dejando lo religioso y haciéndose cada vez más profano. Ya en el año 1575 se decía en Beas que la fiesta de San Marcos era muy antigua y que había perdido en la memoria de los tiempos cuando empezó a celebrarse. “Y que se comía poca carne y no se bebía en aquel día”.
Bastante diferente, en este aspecto, a la “fiesta” de hoy en día.


SAN MARCOS DEL 1992. ANDRES MARIN SANCHEZ
Artículo publicado en el programa de la fiesta de 1992






PREGON DE SAN MARCOS DE 1994




¡SAN MARQUEROS ¡ Hoy hubiese sido más feliz si no estuviera aquí arriba por dos motivos muy importantes : Uno porque la persona que estuviese en este lugares una persona mundialmente famosa y por lo tanto sería un gran honor y motivo de orgullo para nosotros tenerla aquí. En segundo lugar no estaría pasando el mal rato que estoy pasando.
La Hermandad de S. Marcos, al hacerme el honor de pedirme con urgencia que diese este pregón, me sugirió que hablase sobre la historia de nuestra fiesta tan singular. Voy a intentar venderos esta historia, como lo hacia el último pregonero de nuestro pueblo y único que he conocido: Chivani. También sanmarquero y herido por alguna res en los últimos de sus San Marcos vividos.
La antigüedad de correr toros ensogados el día de S. Marcos es tan antigua que nadie tiene memoria desde cuando y por que se hacía esta fiesta en honor del Santo Evangelista cuando su símbolo, por todos conocido un león.
Los papeles más antiguos que hablan de correr toros ensogados en honor de S. Marcos datan de principios del siglo XV y están en el ayuntamiento de Baeza. Nos relatan como se ofrecían al santo el toro más bravo de la dehesa de ese pueblo. De madrugada antes de ser de día, bien atado y amarrado, de otra manera no podría ser, le hacían oír misa en una iglesia. A finales del siglo XVI hay otros escritos, estos de un religioso, que nos cuentan otras historias parecidas de toros llevados a la iglesia el día de S. Marcos para oír misa y por supuesto ensogados. El escenario de estos relatos: un punto bastante más lejos , el valle del Tietar y tierras colindantes de Extremadura.
Estos relatos me hacen suponer que una fiesta con toros ensogados y en honor de S. Marcos era casi general en toda España. Y hoy quién tiene cogido este testigo son: Ohanes Beas y nosotros.
¡ Sanmarqueros! No dejad que desaparezcan. Luchemos juntos para convencer a nuestros gobernantes que nos dejen hacer la fiesta en paz por lo menos otros 600 años.
En este relato primitivo del ayuntamiento de Baeza no está dando ya la clave de S. Marcos que ya conocemos. Al decir el toro más bravo de la dehesa, nos está recordando el domingo de Resurrección: la prueba de las vacas. Aquí en nuestro pueblo el cortijo del Cura, Los Montoyas, el jardín de los Revillas etc. Si era el más bravo tendrían que probarlo. Si era bravo le haría cara a los que los llevaban amarrado y gente curiosa que asistiera a estas singulares ceremonias.
También hay otros escritos, estos hechos ya desde estas tierras, que nos relatan que ya existía S. Marcos. En el reinado de Felipe II, sobre el 1575, se hace una especie de censo de todos los municipios de sus reinos, que se llaman relaciones. En estas relaciones referentes a Beas nos dicen, cuando hablan de las fiestas: la de S. Marcos que tenía una antigüedad bastante grande, pues ya en aquellos tiempos se había perdido en la memoria de las gentes desde cuando se hacían las fiestas de correr toros ensogados en honor de S. Marcos.
Tenemos que tener en cuenta dicho ya lo poco que hay escrito sobre los orígenes de S. Marcos, que nuestro pueblo como tal lo conocemos no existía en aquellos años.
¿ Cuándo empieza a celebrarse aquí, en la tierra que pisamos hoy día?
Pues según relatos de personas de edad, ya muchas desaparecidas, alrededor de principios de este siglo.
¿ Por qué? Porque la gente que va a pasar S. Marcos a Beas con sus familias van siendo un engorro para la casa en la que paraban durante las fiestas, y otros inconvenientes de tipo familiar: no siempre podía ir la familia entera. Se iban los varones y se quedaban las hembras cuidando a sus hijos más pequeños. Un conflicto.
Y así, llegaron a la conclusión de hacer aquí su S. Marcos. Animales de labor, dicese bueyes no faltaban.
Con el tiempo los bueyes o vacas de labor se van acabando y van entrando poco a poco las reses de lidia mezcladas con estas, hasta hoy día, que como sabéis son todas de lidia y sin opción de volver a repetir el próximo año.
También hay leyendas sobre la fiesta de S. Marcos en las que se relacionan en todas ellas a Santa Teresa.
¡ Qué bonito poder algún día demostrar o relacionar aunque fuese en forma de leyenda venidera: ¡ Que el Ojanco, nuestro Ojanco fuese nuestro primer sanmarquero!
¡Que bonito sería, cuando pudiésemos conocer y demostrar donde se sitúan nuestros orígenes como pueblo allá por los albores del cristianismo.
Entonces, junto con el Ojanco de la cueva de Sietejibas, el de nuestra leyenda, y aquellas fiestas paganas de la primavera se convirtieran en nuestras cristianas fiestas de S. Marcos.
Así, cuando hablásemos de la historia de nuestros sanmarqueros empecemos con nuestro Ojanco, el ojancanus de Sánchez Dragó, el de los albores de nuestra historia, que nos cuenta en su Historia Mágica de España, basándose en el escritor y político regionalista Joaquín Costa diputado a finales del siglo pasado por el distrito de Cazorla. Y pudiésemos seguir con los conocidos de nuestra gente mayor: Los Posaeros, el tío Fructuoso, el tío Cruz el que perdió el ojo de cristal cuando lo iba pillando una vaca en su famoso huerto, hoy casa de Paco Blanco, el tío Antonio Serrano maestro de sogueros, léase de Paco Piña, domingo Herreros, etc., y el gran olvidado de los papeles que no de la gente que lo conocimos y le conocieron: José el Merguizo el del tío Quico más conocido por el Faraón.
¡Sanmarqueros!¡ No quiero aburrirlos más con mis cuentos sanmarqueros!
¡ Pregono que las fiestas de San Marcos han comenzado!
¡VIVA SAN MARCOS 1994!
¡QUE EL SANTO REPARTA SUERTE!
¡VIVA SAN MARCOS!


Publicado en día 21 de abril en el Jaén de 1995.




PRESENTACION DEL PREGONERO DE S. MARCOS 1997



Francisco Delgado Espino; nació en Ubeda el 7 de marzo de 1972.
Se vistió de luces por primera vez en Baeza el 10 de agosto de 1986, a los 14 años. Debutó con caballos en Ubeda, su ciudad de nacimiento, el de julio del 89, las reses eran de Bernadino Jiménez y acompañado de Enrique Ponce y el Madrileño.
Se presenta en las Ventas el 27 de septiembre del 91, en la feria de otoño, con novillos de Peñajara y en presencia de José Antonio Muñoz y Manolo Sánchez.
Recibe la alternativa en la feria de S. Miguel del 92 en Ubeda, de manos del Litri y Julio Aparicio, con el toro “Remendón” de 465 kg de la ganadería de José Luis Osborne, al que cortó los máximos trofeos, las dos orejas y el rabo. En su segundo toro fue cogido de gravedad. Si más no recuerdo el presidente de esta corrida fue nuestro paisano Desiderio Olivares.
Confirmó la alternativa en Madrid el 19 de junio del 94. El toro fue “Cocino” de 543 kg del Conde de la Corte y como padrino Emilio Silvera y testigo Alejandro Silveti.
En el 95 vistió de luces en 5 ocasiones. En el 96 en 3: una en Madrid el 18 de agosto en la que demostró que quiere ser torero por encima de todo, con un duro encierro de Saltillo privándole la espada de haber cortado algún trofeo. En la feria de Ubeda las otras dos corridas una el 28 de septiembre con Mora y Finito cortando las dos orejas y saliendo a hombros. Fue el triunfador de la tarde. La segunda el día de S. Francisco, con Jesulín y Vicente Barrera, con toros de Alcurrucén , cortando una oreja. Con titulares como estos “valor y entrega” “detalles de buen torero” y de ”una oreja ganada a ley”. Y otros como “ con más ganas que nunca” y “transmitiendo emoción en su momento más culminante en la suerte de matar”.
Torero de enorme afición y de fe absoluto en sus grandes posibilidades. La mirada la tiene puesta en lo más alto. No le importa trabas que ha tenido y todavía tiene en su camino.
Esa ilusión que este hombre tiene en llegar a lo más alto, es una cualidad imprescindible que deben tener todo aquel que quiere ser algo en el toreo.
Sólo me queda que deciros como se decía del Cid Campeador: “ Dios que buen vasallo si tuviese un buen señor”. “ Dios que gran suerte tendría (porque gran torero ya lo es) si tuviese un buen apoderado que mirara por él.


ANDRES MARIN SANCHEZ ABRIL DEL 97.










CRONICAS SANMARQUERAS: “ EL AÑO DE LA VAQUILLA ESCORNA”




Tenía pocos años. Era un S. Marcos de finales de los años 50. Años de transición a la hora de celebrar las fiestas con ganado de labor a ganado de ganadería brava. Años difíciles.
Eran años muy diferentes a los de ahora. Más de la mitad de nuestro pueblo no ha vivido aquella manera y lugares donde se celebraba la fiesta. Por eso encontré interesante escribir sobre ello.
Me acuerdo que el día 24, como era costumbre, para ver el desencajonamiento teníamos que ir al patio de la cooperativa. Yo fui, como siempre, con mi madre. Raro eran los padres que llevaban a su cuidado a sus hijos. Entramos por la granja de Andrés Borlas para subirnos a la parte alta de las trojes. Las paredes que separaban estos ya estaban llenas por gente y también algunas trojes que se habían convertido en barreras al cortar las entradas a ellos con palos.
Yo iba ya con una cosa que me subía del estómago hasta la boca, ¿ nervios? ¿ Miedo? Todavía lo sigo sintiendo el día 24, todos los días 24 ¡
Recuerdo que entró un camión en el patio con dos cajas. Recuerdo un nombre “Frías” impreso en ellas, quizá también Manuel. Aquella tarde conocí otro significado de los “Pesebres”; además de donde comían los animales, era el sitio de donde venían vacas para S. Marcos. Recuerdo a mi padre con palos para hacer lo que luego fue una rampa. A Millán encima de los cajones. A un hombre alto, de pelo rizado y casi blanco. El camión de marca extranjera, pero muy conocido por todos nosotros pues había pocos camiones en aquella época, era de José Medina.
Vi salir a dos vacas. Una grande, para mi normal, igual que las de siempre veía en los pocos S. Marcos de mi vida. Otra pequeña, seca y enjuta, pero con cara de vieja. “ La vaquilla”.
Después lo normal, carreras dentro del patio de la cooperativa de una y otra vaca. De meterse alguna dentro de alguna troje detrás de alguien.
Al final la desgracia, la vaquilla que parecía que se comía hasta la tierra, se parte un cuerno.
Me acuerdo del día 25. La vaquilla “ escorná” cada vez que la sacaban y muy brava que salía, la encerraban a cuestas y siempre el mismo hombre alto y de pelo rizado. La llevaba desde cualquir parte del pueblo donde se quedaba el animal sin fuerzas por la perdida de sangre, hasta el corralón de Millán. Allí se reponía el animal y un par de horas y otra vez a la calle, parecía una fiera. Pero volvía siempre igual, a las espaldas de aquel hombre que aquel día aprendí su nombre. García.
De la vaca grande no me acuerdo. Sólo de aquella vaquilla “ escorná” y del hombre que se la echaba a cuestas desde la calle Bolea, Rosales o las Cabilas: José García.
¡ Cuántas veces hemos jugado al toro con la vaquilla “escorná”
¿ Os acordáis Paco, Manolín, Juanillo, Quinito, Palomo... ?
¿ Os acordáis de las veces que jugamos en el corralón de Millán a los toros, haciendo unos de vaquilla “escorna” y otros de José García? Muchísimas veces, verdad. Como otras tantas veces aparecía un “Fiscalero” como Tomasillo, que nos hacía subirnos encima de las tapias del corralón y no bajarnos de allí si queríamos tener las camisas enteras y en paz nuestros traseros con nuestras madres.
Si, aquel fue un S. Marcos de vaca y media. De desencajonamiento en el patio de la cooperativa y de correr vacas por todo el pueblo. Fue el S. Marcos de la vaquilla “escorná”. De José García. Del corralón de Millán.
También me acuerdo hoy que parte de estos protagonistas, directos o indirectos, no verán este S. Marcos. Me dicen que allá en Cataluña, José nos dejó este verano. Y aquí muy recientemente, dos de los propietarios del corralón de Millán, la mujer de éste y su primo Joaquín, otro sanmarquero, nos han dejado.
Los tiempos y las personas pasan. También cambian las formas y lugares. La fiesta sigue.
¡Viva S. Marcos!


ANDRES MARIN SANCHEZ. San Marcos del 97.
Escrito para ser publicado en el programa de S. Marcos de 1997. Se publicó el el programa del año siguiente.










CRONICAS SANMARQUERAS : EL AÑO DEL “JARRERO”


Corría el año de 1964. Un año muy especial para la historia de nuestro S. Marcos como la mía y la de algunos amigos míos de aquellos años y de ahora.
Aquel año empezó siendo especial por la compra, quizá sea la única vez, de las reses en Salamanca. El camión con el ganado llegó un día antes de lo habitual, el día 23. El conductor del camión era otro sanmarquero histórico, Domingo Herreros. En los cajones iban varias vacas y un toro, el que luego le daría nombre a esta crónica.
En aquellos años la mayoría de los hombres de este pueblo trabajaban en las obras del Pantano. Por ello y por otras causas que yo desconocía se decidió cambiar la tradición. Fue el primer año que el desencajonamiento no se produjo en el patio de la cooperativa y la única vez que se hizo en la carretera. Tampoco se hizo el 24 por la tarde como viene siendo habitual desde siempre, sino por la mañana. El lugar elegido fue la puerta de Juan Vizcaíno que tenía un patinete y hacía una pequeña rampa con la calle lateral del Rocío. Se pensó dividir el desencajonamiento en dos partes: las vacas por la mañana y el toro por la tarde cuando llegaran los hombres del Pantano.
Después siguió siendo especial porque aquella mañana de 24 de Abril, decidimos algunos chiquillos hacer huelga o más bien novillos para asistir al desencajonamiento que era a las 10 de la mañana. Nosotros empezábamos a las 8 de la mañana las clases, a esa hora los mayores nos propusieron que a la hora del bocadillo (de 9.30 a 10) no volviéramos a la escuela. Así lo hicimos todos menos uno.
Me acuerdo que mis dos compañeros de aventuras y yo, vimos o nos preparamos para ver las vacas encima de lo que hoy día es la Caja Rural, estaban haciendo esa casa. También me acuerdo del que le abría los cajones del camión, Blas Cantero. Del que luego sería torero, Amadeo, subiéndose a un poste que había al lado del hoy buzón de correos. Del que no secundó nuestra particular huelga, que lo mandaron a llamarnos, con un ultimátum, para que volviéramos a la escuela. Éste lo pasó mal con la primera vaca que salió del camión, pues no sé dio cuenta que le habían abierto el cajón. La vida le dio que pudo llegar antes que ella a la Iglesia.
Cuando volvíamos a la escuela, aprovechando que la vaca se había colado al jardín de los Revillas, presenciamos la cogida de unos de los protagonistas de aquel S. Marcos, José el de Los Cuartelillos, junto a uno de los árboles que había en las puertas del tío José Sierra y el tío Antonio Serrano. También nos acordamos y mucho amigo Pedro de los tres tortazos que nos dio el “ Maestro”.
Por la tarde siguió lo que quedaba de aquel encierro. Salió el toro con dos sogueros. Uno lo llevaba Emilio Capullo y el otro el que le daría nombre a este S. Marcos, Felipe el Jarrero. El toro llegó hasta la puerta del médico rompiendo dos tubos de la baranda persiguiendo al torero de este S. Marcos el ya nombrado José, que tuvo que dar un salto desde los tubos a un árbol que había en el jardín, hoy plazoleta de la casa del médico. Desde allí el toro se fue hacía la casa de la Rosa la “Hornera”. Uno de los del sogueros fue a desliar la cuerda por de detrás de un arbolillo que había enfrente de la Caja Rural. Este soguero lo llevaba “ El Jarrero”. El toro que se dio cuenta de la maniobra, se arrancó hacia él pillándole desprevenido. Éste, en vez de meterse en la casa de Juan Vizcaíno corrió por la calle del Rocío queriendo esquivarlo al llegar a la travesía primera cogiéndolo el toro en la puerta de Lorenzo corneándole en la ingle y volviéndose con él a la calle Rocío, enganchado por la correa.
El otro soguero lo llevó a rastra, estando Emilio a punto de ser estrellado contra la esquina de la casa si no fuese porque estaba la puerta abierta y por ella entró como un obús.
Cundió el pánico, por lo menos a la gente menuda como yo que lo presenciamos y que nos habíamos refugiado en la puerta del médico. El motivo de estar allí, es que no había ninguna barrera y era el único sitio de la chiquillería, que no quería estar controlada por los padres, es decir madres, podía estar.
El S. Marcos siguió, pasado el susto. Volvieron otros sustos con el toro del “Jarrero”, nombre con el que se le quedó el animal. Sustos como el que le dio otra vez al torero de aquel S. Marcos, José “ el de los Cuartelillos”. El toro aquel lo encerraron en el patio de Juan José Olivares
El día de S. Marcos transcurrió igual que casi todos los días 25, sustos expectación cuando sacaban al toro del “Jarrero” y revuelos en los portales cuando alguna vaca asomaba la cabeza a través de alguna puerta, o algún gracioso metía un soguero dentro y tiraba de la vaca hacia el portal.
Por la tarde, chiquillos con doce o trece años ya pasaban carretera arriba y carretera abajo al famoso y temido toro “Jarrero”.
Pasó S. Marcos. Pero aquellas vivencias se nos quedaron para siempre en nuestro baúl de los recuerdos: Los toros de Salamanca, El Jarrero, el desencajonamiento en la carretera, nuestra huelga y los tres tortazos que nos dio a cada uno el “Maestro”, a los tres que acudimos a su llamada, José María, Pedro y él que os lo narra.


ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ. ABRIL DE 1999.


Escrito publicado en el programa de San Marcos de 1999 y un resumen mal hecho en el periódico de Jaén con motivo de las fiestas








CRONICAS SANMARQUERAS: “ EL AÑO DEL TORO OJO DE PERDIZ”


Era si más no recuerdo el año 1962. Y como todos los días 24 de Abril estabamos un puñado de chiquillos nerviosos y ansiosos por la llegada de los toros y de las vacas de San marcos.
En aquel año esperábamos la llegada del camión de los toros en la puerta de la casa de los Revillas, debajo de una acacia y sentados sobre las losas de piedra que servían de pontanilla entre la carretera y la casa, para salvar la cuneta. Una de aquellas piedras era la base circular, mejor dicho cilíndrica, de un molino.
Me acuerdo también durante el nerviosismo de la espera, de un hombre vendiendo barquillos en cima de un carromato. De que yo, cuando llegó la hora de la verdad y el camión con los toros, no fui a la cooperativa para ver el desencajonamiento. Me quedé en la barrera que hacían en la “Tejera” llegando hasta la baranda del puente desde la casa de la Tía Juana la Monja. Era la barrera de los chiquillos, pues no había otra en todo el pueblo salvo la que ponían en la puerta de tres de los cuatro bares que había en la zona de San Marcos.
Aquel año, trajeron dos toros a San Marcos y no sé cuantas vacas, no más de tres o cuatro.
Un toro negro precedido de mucha fama, hasta quisieron comprárselo en los últimos días gentes de una peña de Beas. Y el toro “colorao”, “ojo de perdiz”. Raro por su pelaje y difícil de predecir su comportamiento.
A las cuatro casi en punto empezaron a soltar los toros. El muelle que usaron para descargar el ganado, era el que tenía la cooperativa junto al almacén del aceite y empezaba la pendiente desde la misma puerta de dicho almacén. . El primero en salir fue el “el colorao ojo de perdiz”. No lo vi salir del camión ni deslizarse por la rampa del muelle hasta el porche donde se vaciaba la jipia. Pero si lo vi salir por el callejón de los Lumbreras a la carretera como un cohete. Meterse casi entero en la casa de Antonia Nieto y la Guardia Civil viéndose comprometida para poder entrar en ella a causa de que los fusiles se le atrancaron en la puerta. De quien llevaba el soguero sólo me acuerdo de Rafael “Retama” que se vio negro para meterse en el bar Nuevo y el toro le quito una alpargata cuando se metía dentro de la pequeña barrera que había en la puerta del bar. Otra gente me ha dicho que ellos llevaban el soguero pero yo no me acuerdo.
Después de este trance el toro llegó hasta las piedras que habían en la puerta de lo que hoy es la Caixa. De aquí ya no pasó. Los sogueros estaban en la puerta del bar Nuevo y por delante del toro no iba nadie. Mejor dicho si había alguien, un chiquillo de diez años que después sería un gran amigo mío, Angel Puskas. Este estaba muy cerca del toro llamándolo por debajo de las piedras y un poco más retirado y cerca de la barrera ya antes comentada, yo. Estuvo algunos segundos el toro dudando en cima del cortado de piedras, si tirarse por allí a la carretera o volverse hacia atrás con los sogueros y la gente mayor que iba detrás de él. Ganó esto último y el toro perdió.
Cuando el toro que era precioso, muy parecido al toro de la Peña S. Juan Marcos que trajeron de Graveras hace unos años, se volvió para atrás, llegaba un camión amarillo de cabina muy alta por la puerta de Otilio Olivares. El camión se paró pero alguien desde él lo llamó y el toro sin pensárselo arremetió contra la parte delantera de la cabina quedándose enganchado en la parte baja del motor con sus cuernos. Al ver que el toro no salía debajo del camión tirándole del soguero, alguien gritó o dio la orden al conductor que diera marcha atrás. Esto fue el fin del toro “ojo de perdiz”. Se desnucó al lado de la rampa que existe hoy en día para entrar a la casa de los hijos de Otilio. Se intentó reanimarlo por algunas personas expertas sin conseguirlo. Esta fue la corta historia de un toro que le dio nombre a un San Marcos de los años 60. No duró mas de un cuarto de hora.
Siguieron desancajando las demás reses en la cooperativa: la salida fulgurante del toro negro que rompió una barrera que había al final del muelle de salida, tirando a los hombres que había en ella al tejadillo donde se almacenaba la jipia. El alboroto lo pude oir desde mi posición en la carretera y a la gente subida en el tejadillo mencionado, pero al toro y sus desaguisado no.
El San Marcos transcurrió sin más historia salvo pequeños incidentes y sustos provocados por el toro negro, como cuando rompió un palo de la barrera de la tejera, la única barrera donde nos refugiamos los chiquillos aquellos años, y nos hizo correr en desbandada por toda la tejera.
También se me quedó en el recuerdo cuando mataron varios días después al toro negro en el patio de la cooperativa. De cómo ayudé junto con otros chiquillos, a pesar de tener la barriga dolorida por la inyección del tétano a consecuencia de una herida hecha en las espinillas jugando al toro dos días antes, a tirar de la cuerda por una ventana que hoy es la oficina de la cooperativa. De cómo se torció un cilindro, por el que se metían los baleos, al estirar por un lado el toro y por otro la gente para sujetarlo. Y como Antonio Tenedor torcía alguna que otra puntilla en la cerviz del toro. Y como el rabo de aquel toro estuvo en la carpintería de mi tío Gabriel para sacudir el serrín y la virutas de los bancos de trabajo durante muchos años.
Se acabó con esto el recuerdo que dejó de aquel San Marcos el toro “colorao ojo de perdiz”, el cual no duró más de un cuarto de hora. No sólo la cantidad es lo que perdura, sino la calidad vivida con intensidad.




ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ Abril de 2.000


CRONICAS SANMARQUERAS:” EL AÑO DEL TORO MOTOSIERRA”




Esta crónica sanmarquera no le tocaba este año. Tenía preparada otra que sucedió 20 años antes pero un acontecimiento sucedido a principios de año me ha hecho decidirme por esta crónica sanmarquera antes de tiempo.
Corría el año relativamente reciente de 1982. Ya existía la Hermandad y se hacía la fiesta tal como es hoy en día, en el mismo recinto.
Aquel año se trajeron 6 reses entre toros y novillos utreros. Se le compraron a Alberto Frías cuando tenía la ganadería en el vagón, en km 13 de la carretera de Villamanrique. Costaron 500.000 ptas. y regaló la primera novilla para la rifa de S. Marcos. Los toros se vendieron a una peña de Nules por 350.00 ptas., a cada toro se le puso un precio por si le pasaba algo durante San Marcos.
El desencajonamiento estuvo amenizado por los “Pizarrines”, era la primera vez que venían a la fiesta. Se le acondicionó en un remolque de tractor, al lado de lo que hoy es la sede de la Hermandad, para que pudieran estar tocando toda la tarde del 24. Pusieron una condición, la de tener cuerva toda la tarde para remojarse los labios. De esto se encargó una mujer viuda que vive en el recinto y dos de sus hijos tienen sus casas en él, Antonia Ruiz.
Fueron saliendo las reses unas mejores que “otra”. La otra era un toro grande y cacho que fue un borrego desde que salió hasta que se los llevaron el día 26 los de Castellón.
Mientras iban saliendo los animales, un personaje querido y popular venía a presenciar el desencajonamiento con la mala suerte que se encontró en una de las travesías que hay entre la calle del Río y la plaza de S. Marcos con un novillo-toro. Éste le persiguió por la calle Sta. Catalina alcanzándolo en la siguiente esquina y dándole una paliza de muy señor mío. Muy poca gente presenció el revolcón, solamente algunos que estabamos en el remolque con los músicos y Amalia, la mujer de Pepe Ojeda. Ésta lo presenció más cerca que nadie porque fue la que se lo quitó al toro de los cuernos metiéndolo arrastra en una casa vecina. Este personaje era Irineo. No le pasó nada solamente el dolor de cuerpo que le dejó el toro y no poder seguir disfrutando de aquel San Marcos que pudo haber quedado para la historia como el San Marcos de Irineo. Este año del 2.000 ya no lo verá definitivamente Irineo, mejor dicho nos verá a todos desde un palco de honor.
Por fin salió el último toro. Se iba a encerrar en el patio que hoy ocupa la panadería de Antonio Blanco. Había aquel año del 82 tres barreras, una en la parte de arriba de la plaza junto a la casa de Marcelino como ahora, otra junto a las peñas de Paco Blanco igual que hoy en día y la tercera a partir de la panadería de Antonio Blanco hasta la casa de Eladio el de la autoescuela, que no existía. Se dejó el portón, que todavía hoy hay, abierto por lo que pudiera pasar en aquella barrera.
La primera llegada a esta barrera rompió el toro un palo y se metió dentro de ella. Solamente se quedó en la barrera Miguel Martínez, el de la fábrica de Roque. A todo el mundo le dio tiempo de meterse por el portón o salir de la barrera. Este hombre levantó su garrota, pues necesitaba de ella para andar, para defenderse del toro y se quedó esperando la envestida. La cosa no pasó a mayores y el toro se volvió por donde había entrado pero ya llevaba el calificativo del motosierra rompiendo otro palo en la otra barrera. Costó trabajo encerrarlo, rozando la cuerda, de estreno, en los cristales que había en la tapia del patio.
Al día siguiente nada más salir siguió rompiendo palos de las barreras, en total cinco. Fue un buen toro. Le dio por su comportamiento y la anécdota de los palos el nombre a aquel San Marcos.
También ocurrieron más cosas interesantes:
Se escapó un toro, el más pequeño, por la calle del Río que no estaba cerrada. No se encontró y ni se cogió al toro hasta varios días después al lado del cortijo del Pino.
Fue también el año que vino la banda de cornetas de la Cruz Roja de Villanueva. La acompañó en sus pasacalles, el 25 por la tarde, el Gran Toro Sentado y compañía. Esta banda vino porque alguien se quedó con la gana de tener música todo el día de San Marcos, Los Pizarrines se fueron un poco después de la diez de la mañana como es costumbre en ellos para espantar el diablo en su pueblo.
Pasaron muchas cosas más en aquel San Marcos. Como la de un grupo de personas que quisieron hacer un San Marcos paralelo, fuera del control de la Hermandad y del recinto de las fiestas en otro lado del pueblo y cerca de la carretera general. Y otras que me cayo para no contaminar la fiesta de San Marcos de las insidias humanas.


ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ.
Artículo publicado en el programa de San Marcos de 2.000


EN BUSCA DE LOS ORIGENES DE SAN MARCOS


En otros escritos míos publicados en el programa de San Marcos de 1992, hablo algo de los orígenes más remotas en que hay documentación escrita sobre la fiesta de S. Marcos. Voy a seguir abundando en ello para intentar buscar sus raíces más profundas en los albores de la civilización mediterránea.
Cada vez que un gobernante de nuestra comunidad habla sobre la reglamentación de los festejos populares, es para darnos un mazazo a los que sentimos como algo especial y diferente nuestros populares festejos de S. Marcos. Por eso quisiera poder demostrar la singularidad de la fiesta de hoy y lo común que fue en todo en ámbito del Mediterráneo y para que estos gobernantes, que según dicen en los Estatutos de Autonomía se debe potenciar y garantizar la cultura y las costumbres propias de cada lugar, no se dediquen a hacerlas desaparecer con la uniformidad de las leyes. Está bien que se progrese en seguridad, comodidad y organización, pero que no las transformen en sanfermines o encierros de festejos mayores como los de otros lugares.
Volviendo a la historia, ya decía en otra ocasión que los escritos más antiguos que hablaban de San Marcos y los toros se remontaban a principios del siglo XV en el Ayuntamiento de Baeza. En ellos se dice que el día de San Marcos se le hacía oír misa al toro más bravo de la dehesa. Para esto los mozos del lugar se dedicaban los días previos a buscar el toro más apropiado para el festejo. El día de San Marcos al amanecer tenía lugar la celebración de la misa con el toro dentro de la iglesia, por supuesto bien atado y sujeto para que oyera misa con “devoción”.
Otros escritos posteriores, a principios del siglo XVII, nos cuentan que en las comarcas cacereñas del Valle del Jerte y del Tietar se hacían celebraciones parecidas o similares a las de Baeza: El toro más bravo de la dehesa asistía a misa el día de San Marcos con gran devoción.
También hablaba en aquella publicación de las fiestas de San Marcos de Ohanes. Estas son una mezcla de nuestro San Marcos actual y el de lo anteriormente expuesto. Aquí el Santo se lleva en procesión y cada cierto tiempo se le hace al toro arrodillarse y humillarse ante él.
Buceando en la historia, encuentro unas fiestas que se celebraban el 25 de Abril en la Roma cristiana por lo menos hasta el siglo IX. Estas fiestas se llamaban la del santo día de la Rogativa. Era una fiesta “fija” como la de la Oblación, la del trono de San Pedro, las Cuatro Témporas y la Navidad de Cristo. La raíz de su celebración podía rastrearse hasta los tiempos paganos.
Ya en la antigua Roma, el 25 de Abril se celebraba la fiesta de los Robigales. En ella se honraba a Robigo dios del tizón. Como sabemos el tizón es un hongo que ataca a las mieses, y la época de la plaga es precisamente a partir de estos días. La manera de aplacar a aquel dios pagano era ofreciéndole regalos y sacrificios.
Los Robigales era fiesta que incluía una procesión por la ciudad hasta los sembrados, donde se sacrificaban animales y había carreras, juegos y otras formas de diversión al aire libre. La Iglesia en lugar de suprimir esta vieja tradición, tuvo la prudencia de mantener la fiesta dándole un carácter más cristiano. La procesión del santo día de la Rogativa seguía yendo hasta los sembrados, pero haciendo un alto en el templo donde se celebraba una misa para honrar a Dios implorándole, mediante la intercesión de los santos, que bendijera las cosechas.
Todavía hoy, se celebran numerosas fiestas en honor a San Marcos en los puntos más distantes de la geografía española de la misma manera o parecida de cómo lo hacían los antiguos en día de la Rogativa y en día de los Rogibales: pedir al santo que proteja las siembras y a los animales de labor, con salidas al campo para festejeandolo con abundante comida y bebida. Otros lugares próximos, salen al campo para espantar al diablo.
Cuando se habla de juegos y carreras me viene a la mente la de correr y jugar con los toros. Cosa muy común desde la antigüedad en los pueblos de nuestro ámbito y civilización mediterránea y con más precisión en los pueblos que habitaban nuestra región.
Lo de correr los toros ensogados, es una la las manifestaciones populares de jugar con los toros más antiguas de España. Todavía por los cuatro puntos cardinales de la península se siguen corriendo toros ensogados en sus fiestas patronales. Lo mismo lo vemos por ejemplo en el verano Chiva, en el mes de agosto en Bilbao hasta con collares, que en la Andalucía la Baja como en la castellana Benavente en el toro de la condesa. Hasta en América se corren los toros ensagados.
Viendo todo esto, creo y puedo afirmar con toda seguridad, que en la ¿villa? romana de Los Baños se celebraban alrededor de 2.000 años las fiestas de San Marcos en honor del dios pagano Robigo, el dios del tizón. Y que a partir del siglo VI, el testigo de estas fiestas lo cogieron otros pueblos y lugares con otra advocación, la fiestas de la Rogativa o San Marcos Evangelista, hasta las fechas recientes de principios del siglo XX que volvimos, aquí, a celebrar estas singulares fiestas.




ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ enero de 2000


Artículo publicado en el programa de las fiestas del 2003 y en periódico Jaén el 22 de abril del 2003














PREGÓN DE SAN MARCOS 2.002




Me va a costar que este pregón no caiga en repeticiones con otros escritos míos sobre singular y particular fiesta nuestra. Por eso quiero intentar enfocarlo no desde las anécdotas y acontecimientos pasados, sino desde el presente actual.
San Marcos son afloramientos de sentimientos o vivencias en su mayor parte. Pero para que esto y esta fiesta nos lleguen a nosotros necesitamos un vehículo de transmisión que es la tradición.
San Marcos es tradición, por eso son las fiestas tradicionales de San Marcos. Un artículo en el periódico del Jaén de mañana hablará sobre el origen de esta antiquísima tradición. Se hablará de dioses paganos, como Róbigo el dios del Tizón, de fiestas cristianas como las Rogativas y como a partir del siglo XV ya es San Marcos, se van sucediendo hasta nuestros días.
Un día, unos años antes de morir, hablando con aquel gran sanmarquero que lo fue hasta el final, el tío Antonio Serrano. Le preguntaba desde cuando se hacia aquí, en el Arroyo, San Marcos.
Me respondió:
- Desde siempre, tengo más de ochenta años y desde que nací siempre ha habido.- Esto me lo decía mientras soplaba para afuera el humo (que nunca se tragaba) de su inseparable puro de los últimos años de su vida.
Por lo menos desde entonces desde finales de siglo XIX esa tradición no se ha interrumpido hasta nuestros días. Ni la herencia genética que aquellos sanmarqueros, que otras veces he mencionado en algunos escritos, siguen aflorando en nuestros días en “mis niños de veinte años”
Sí, “mis niños de veinte y tantos años”, (plagiando un poco a ese gran payaso, Miliki), también fueron algo míos durante un corto tiempo de su todavía corta e incipiente vida (algunos hasta cinco años)
Cuando veo algunos de estos sanmarqueros torear y dar quites en medio de esta plaza, de repente los relaciono con aquellos otros que también fueron grandes sanmarqueros y que le transmitieron esos genes que ahora se manifiestan.
Pero también sería lógico reconocer aquellos otros, que ya no cumplirán los veintitantos, y que todavía están haciendo de enlace con los que ya no están.
Así hemos tenido alrededor de treinta años y seguiremos teniendo aún Aguirre. Siempre esperado él y sus acompañantes que se fueron siendo habituales esta fiesta
O como los hermanos Torres Chinchilla y sobre todo el mayor Antonio. Todavía me acuerdo cuando me pidió sacar, junto a dos de sus cuñados, al toro motosierra. De eso hace más de 20 años. Y de cómo son portadores de genes sanmarqueros de ambos abuelos. De los amos de esta casa, la que tengo a mis espaldas, lo que tuvieron que aguantar en aquellos San Marcos que el único refugio que había aquí era ella. El abuelo Antonio, que en un año que se moría mucha gente mayor, estaba lo más de contento a la hora dar el pésame por la muerte de alguien de su edad. Porque él, tenía que tener muy mala suerte, iba a llegar hasta San Marcos.
Otro torero enlace, mi primo Fran Carrasco. Último heredero, por ahora, de una estirpe sanmarquera, los Meregildos, mis tíos abuelos.
Y Braulio, que espero que transmita esa herencia torera a algún descendiente.
Y llegamos a los toreros actuales, “mis niños de veinte años”. En los que creo, que si aguantan unos pocos años es esta actitud torera, será la generación, hasta ahora, que mejores toreros haya dado.
Unos son herederos de una rama sanmarquera: torera más vistosa, espectacular y popular. Y otros de la rama organizativa, más sacrificada, menos valorada y más criticada.


Entre los primeros se encuentran Pedro Miguel, heredero de su padre primero, del abuelo de su nombre y sobre todo de un torero de mi niñez, Rafael Retama.
Los gemelos Ruiz Gigante, José Manuel, me recuerda muchisimo a su padre “Emilio”.
O Tomás el “Madrileño”, me hace recordar las “relaciones” que me contaban de su abuelo Tomás, mi tío, con el famoso toro “Fiscalero” en la puerta de los Olivares (hoy de Requena)
De Andrés Pascual me trae recuerdos de sanmarqueros, como flases, de su abuelo Isidoro.
De Jesús Villalba Tenedor, el de la Carmina. Me parece que no tengo que decir de quien ha heredado estos genes. Su abuelo este año no lo verá.
De la otra rama sanmarquera tenemos en primer lugar a Miguel Cardosa, heredero de este gran sanmarquero y ex presidente casi perpetuo de la hermandad.
Antonio Ortega herederos no de un Ortega sino de varios Ortegas. Ya el primer Antonio se dedicaba a los sinsabores organizativos cuando no había Hermandad y su padre, el segundo Antonio, fue el primer presidente de la hermandad de San Marcos. No por eso estuvieron exentos de percances con las reses. Si no que se lo pregunten a la puerta que tenía Marcelino en este almacén que había aquí detrás, viéndose comprometido con una vaca que lo traía enfilado de la carretera, se dejó caer de lado sobre la puerta abriéndola con el candado que lo tenía echado librándose de un revolcón. Y su padre Antonio llegó a ser herido, aquí al lado, en la puerta del patio de la tía Francisca.
No quiero extenderme más en está enumeración de “mis niños toreros de veinte años”. Sé que hay más y que este año saldrán otros nuevos. Sé que habrán niños con pocos años que luego con el paso del tiempo los recordarán como los toreros de su niñez. También sé, que otros toreros de la niñez mía, tienen sus herederos preparándose para coger el relevo delante de la cara de los toros.
Te digo a ti, José el de el tío Quico el Merguizo, que no tengas envidia de tu cuñado Antonio, también te espera segura otro nieto torero .


Creo que debiera ir terminando. Pido disculpas a “mis niños de veinte años” que haya dejado de nombrar por olvido. Son jóvenes y en otros escritos se reflejarán sus hazañas sanmarqueras.


Quiero terminar recordando uno de mis primeros escritos que se publicó el periódico Ideal hace unos quince años.
San Marcos símbolo de identidad de Arroyo del Ojanco. En Arroyo hay San Marcos antes que iglesia. Iglesia antes que torre. Y torre antes que pueblo.
¡ Ya tenemos pueblo! ¡ Nuestro primer San Marcos como Pueblo!


¡ Viva San Marcos! ¡ Qué empiece la fiesta de San Marcos 2.002! ¡Viva San Marcos!


ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ








SAN MARCOS O LA ECLOSIÓN DE LA SENSUALIDAD
San Marcos es la fiesta de la sensualidad a tope. Es el auge y el dominio de los sentidos.
Es sexual en si misma, por la gran relación entre las personas de todos los sexos. Es sexual de manera exclusiva entre la persona y el animal, entre el sanmarquero o sanmarquera con la vaca o el toro.
Pero sobre todo como he dicho al principio es el auge de las percepciones sensoriales: auditivas, olfativas, oculares, del gusto y del tacto. Percepciones que duran toda la vida en aquellas personas que tuvieron o tienen la capacidad de percibirse de ellas en cualquier San Marcos que hayan vivido. Sensaciones naturales sin aditivos ni colorantes, que cada vez que se sienten te hacen revivir aquel momento o momentos en toda su plenitud.
Dichosos aquellos sanmarqueros/as que son capaces de vivirlas en lo más adentro de su ser a través de cualquiera de sus sentidos. Pena me da de aquellas personas que necesitan de otros estímulos para disfrutar a tope de las fiestas de San Marcos.
Son sensaciones como las que pude percibir en el domingo de Resurrección de 1997.
En este domingo tan señalado, para mi uno de los días más importantes del año. Paseaba a la altura de la Teja. Había dado con mi bicicleta ya una vuelta a la carretera de los riegos y tenía pensado dar otra vuelta más. Me da sed, y paro a beber agua en este lugar. De pronto un olor me llega hasta mis adentros. Estoy bebiendo agua, miro y veo una acacia.
Domingo de Resurrección. La Teja. El olor a acacia. ¡ El no va más!
A partir de aquí, todos mis pensamientos cambian. Dejan el cansancio y la incomodidad del sillín. Vuelan a muchos años atrás. ¡Vuelan a S. Marcos!¡Ya estaba en S. Marcos! Se había adelantado casi un mes.
El olor a acacias en flor. Chiquillos subidos a ellas. Arboles en la carretera. Toros cascados en ellos. Hornazos. Y yo en el balcón de Molina, o del tío Antonio Serrano, o del tío José Sierra o en de los Revillas. ¡ Qué lugares más sanmarqueros!
Vacas a galope por la carretera. Repiqueteo de campanillas. Reflejos de lentejuelas y de madroñeras de los aparejos. Domingo Herreros, Emilio Capullo, Rafael Retama, Elías o el Faraón, dando quites entre arboles y portales. Algunos sobrios y otros no tanto, pero siempre salían airosos en sus lances con los toros. ¡ Y el olor a acacias!¡ Qué olor más sanmarquero!
Y los dos cirimomos. Uno en la puerta del tío Antonio y, otro entre la iglesia y la casa del médico. Otra percepción muy sanmarquera de este árbol exótico, traído desde Cuba por un cura misionero.
Ya se fue S. Marcos de la carretera. Se cortaron las acacias, sólo dos en las escuelas quedan. Se quedó S. Marcos sin esos portales y balcones y sin el jardín de los Revillas. Sólo quedan los cirimomos en el mismo espacio pero diferente sitio.
Ya S. Marcos no percibe estos olores que a mí me hacen sentir la fiesta. Ni chiquillos con sus hornazos subiéndose a los árboles. Ni toros ni vacas cascándolos en las acacias, para ponerles el collar o colocarle los aparejos. Pero todavía, hay gente que como yo, siente estos olores que aquellos S. Marcos nos recuerdan.
¡ Olor de las acacias y flores de cirimomo! ¡ Sensaciones sanmarqueras!


ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ.


Publicado en el programa de la fiestas del 2.002


EL TORO DE SAN MARCOS DESDE LA EDAD MEDIA AL SIGLO DE LA ILUSTRACIÓN




Durante la Baja Edad Media se hizo muy popular por toda Europa la fiesta de San Marcos. Pero donde mayor arraigo consiguió y donde más se mantuvo esta celebración fue en Extremadura, Salamanca, Ávila y Zamora, e incluso en las zonas de Portugal colindantes con éstas.
En cada pueblo la fiesta tenía sus particularidades. Básicamente consistía en lo siguiente: los mayordomos de la cofradía de San Marcos o bien el párroco de la iglesia, salían a los prados o bosques el día antes de la fiesta del Santo y localizaban al toro que iban buscando y le decían: “ Marco, la fiesta de San Marcos ha llegado, vente con nosotros a la ciudad a rendir culto al Santo”. Tras lo cual el toro los seguía mansamente a la ciudad, entraba en la iglesia tras ser engalanados con flores sus cuernos por las mujeres, asistía a misa, besaba el altar y salía en procesión. Una vez terminada la fiesta, el cura le devolvía al campo donde recuperaba toda su bravura y volvía a pastar con la vacada.
La fiesta llegó a ser muy popular entre los cristianos del medioevo, y las cofradías de San Marcos crecían por todas partes. Como consecuencia de ello ocurrieron varios accidentes al embestir el toro a los fieles que le rodeaban. La Iglesia empezó a ver con malos ojos estos festejos y el Papa terminó por prohibirlos.
En otros artículos míos publicados en el programa de las fiestas (1992 y 2003), hago referencia a estas celebraciones: en Baeza en el siglo XV, en algunas zonas extremeñas en el siglo XVII y en la actualidad, con algunas variantes significativas, en Ohanes (Almería).
En la localidad de Brozas, cerca de Alcántara, en la provincia de Cáceres, existe una ermita dedicada a San Marcos. Parece ser que en las vísperas de la fiesta, el mayordomo y algunos de la cofradía, recorren los lugares donde las vacas bravas pastan y eligen el toro de mayor tamaño y peso, a quien dicen: “Anda acá, Marcos, que ya es la hora”. Con estas diligencias apartan al toro de los demás y se queda convertido en manso corderillo. A la entrada del pueblo le esperan mujeres y chiquillos; lo pasean por todas las calles del pueblo sin violentarle de ninguna manera, siempre anda suelto y libre dejándose acariciar.
Concluida la fiesta le dicen: “Vete Marcos”, volviéndose corriendo al campo demostrando su fiereza. Los broceños dicen que nunca traen al mismo toro.
En Almendralejo se celebraba en el siglo XVI. El toro coronado de guirnaldas y flores asistía a misa y a la procesión del Santo. Entre los documentos se encuentran la declaración de un arriero que dice: “yendo ya el toro en procesión acometió a las andas en las que iba la imagen de San Marcos y rompiendo por medio de la gente, aunque sin hacer daño a nadie escapó”.
En Ciudad Rodrigo a finales del siglo XVI, en 1598, el obispo prohibió estas fiestas con el apoyo de una Breve Pontificia. El Papa, que era Clemente VIII, condena aquella práctica por Supersticiosa, Escandalosa e Indecente
Otra manera de hacer la fiesta consistía en meter un toro en un corral, de donde lo tenía que sacar un cura revestido para decir misa y después de decirle unas oraciones. Si el toro escarbaba como para acometer, se levantaba el rumor de que el cura estaba en pecado mortal.
En otros lugares, después de los oficios religiosos, se paseaba el toro por todo el pueblo metiéndolo en las casas de los vecinos, si por casualidad no entraba en alguna de ellas, es que iba a pasar alguna calamidad a sus moradores.
También el rito del Toro de San Marcos traspasó los mares y adquirió carta de naturaleza en el Nuevo Mundo. En la ciudad de Cuzco, en 1556, el padre Porras celebró su fiesta.
El gran enciclopedista y polígrafo del siglo XVIII, Benito Jerónimo Feijoo, también trató estos asuntos del Toro de San Marcos, en su “Teatro crítico universal”. En su tomo séptimo discurso octavo de esta gran enciclopedia, escrito en 1736, trata sobre un debate Teológico-Filosófico sobre si los ritos antes descritos del Toro de San Marcos era un acto milagroso u obra de la mano de Dios, supersticioso o del demonio. Este debate era promovido por cuatro teólogos. Y él intervine en su obra queriendo demostrar que no es ni una cosa ni otra, sino una forma natural el comportamiento de dicho Toro de San Marcos, es decir filosófica:”Mas se debe advertir, aunque sentamos, que la mansedumbre del Toro de San Marcos, es obra puramente natural, y en que no se mezcla el demonio; no por eso eximimos aquel rito, y fiesta de supersticiosa”.
El 3 de febrero de 1753, un real decreto de Fernando VI suprimió la fiesta del Toro de San Marcos en toda España
Para terminar, sólo me queda decir, que debemos proteger estas fiestas del Toro en honor de San Marcos, pues los tres pueblos que lo celebramos en Andalucía somos los herederos y guardianes de esta tradición tan singular.


ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ. Abril del 2004


PUBLICADO EN EL PROGRAMA DE FIESTAS DEL 2004






QUICO, "EL SIETE" ¿UN PERSONAJE DE LA FIESTA O UN PERSONAJE EN LA FIESTA?


Muchas personas echarán de menos en este San Marcos al "Siete". Los que acudan de afuera se preguntarán por dónde anda o por dónde estará metido cuando no lo vean hacer sus alardes de disfraces en los prolegómenos de la fiesta.
No voy hablar de su biografía ni de su triste muerte, sino de su aportación a la fiesta de San Marcos en los últimos 30 años en la que ha sido un personaje integrado en ella. La gente joven, alrededor de la treintena, no tiene un San Marcos en el que Siete no haya hecho de las suyas.
Lo echarán de menos las ropas de la casa de su familia: tapetes y sayas de mesa, sábanas y alguna manta para confeccionar sus capotes toreros y así como faldas y blusas para sus disfraces.
Se le echará de menos cuando a la hora de desencajonar los toros iba "provocando" a la gente haciendo alardes de torero temerario delante de los cajones de los toros. Y saliendo el primer animal serio, desaparecía de la plaza.
O cuando el día 25 se agarraba al soguero de algún toro perezoso y se lo echaba sobre el hombro dando traspiés y no se sabía quién sujetaba a quién, sí él al toro o el toro a él.
O cuando se disfrazó de indio mohicano o "punky" con su cabeza rapada y su cresta de colores acabando ingresado en el hospital por culpa de su gran enemigo, el alcohol, no por los toros.
O el penúltimo año, que fue en el que más sereno y tranquilo de todos iba, siendo cogido por un toro el día 25 por la tarde. Según él le había roto unas cuantas costillas y fue un pretexto para ir, días después de su vuelta del hospital, haciendo alarde de su torería "sanmarquera" entre la chiquillería.
O su actuación del último año, esos quites al sol, al viento y a toros imaginarios en medio de la carretera, está siendo vista en toda la España "taurina", en los videos "De la risa a la tragedia".
Y como botón de muestra, lo que pasó año del toro "Grajito", cuando vino un periodista del diario "Jaén" a hacer unas fotos del día 24. Yo le iba explicando y contando cosas de nuestra fiesta, pues no tenía ni idea de ella, cuando vio en acción al "Siete" con unos de sus numerosos disfraces. Empezó entonces a decirme que le hablara de aquel personaje: que representaba, a quién le tocaba hacerlo, si era elegido por cuanto tiempo y cosas por el estilo. Yo le dije que no era un personaje de la fiesta de San Marcos sino una persona que actuaba de manera espontánea y por su cuenta. No era un personaje de la fiesta en sí, sino una persona que se divertía de esa manera. Me costó más trabajo explicarle lo del "Siete"que todo el desarrollo de nuestras fiestas "sanmarqueras".


¡Francisco Cano Pichardo, "El Siete" el de la cueva de "Siete Gibas", la cueva del Ojanco, fue un personaje en la fiesta de San Marcos!






ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ






PUBLICADO EN EL PROGRAMA DE FIESTAS DEL 2005

viernes, 7 de noviembre de 2008

PROGRAMA DE FIESTAS ARROYO DEL OJANCO

EN EL PATIO DE LAS ESCUELAS VIEJASLlegan las fiestas de San Francisco y en el patio de las Escuelas Viejas no hay verbena ni atracciones lúdica ni musicales.
Parece que aquel patio había sido hecho, además de sus funciones educativas, para ser el centro de todas las lúdicas y culturales de nuestro pueblo. Por eso muchas personas, entre los que me encuentro, lo echamos de menos cuando llegan nuestras fiestas patronales en honor de "nuestro" San Francisco de Asís.
Me vienen a la memoria, entre otros muchos recuerdos, las verbenas de las fiestas. Aquellas verbenas de los primeros años de la inauguración del colegio, finales de los cincuenta y principios de los sesenta, que se celebraban dentro de las aulas. Otras personas mayores que yo se acordarán mejor de aquellos principios, el colegio se inauguró en el 1958.
Mientras escribo esto, me acuerdo de aquel o aquellos San Franciscos que todas las atracciones se hacían en este patio con las voladoras y el tirito del "Tío Cobollos" y demás tarraques de las fiestas. Dejaron su sitio habitual, la carretera, para estar en este patio las voladoras omnipresentes en todas las fiestas de aquellos años junto con el tirito y el carrusel.
Llegaron los años setenta y a mediados de ellos, 1974, dejó el patio de las escuelas de ser el lugar de las celebraciones de las verbenas. El motivo fue la llegada de las discotecas. Las comisiones de fiestas de aquellas fechas le cedían a aquellos empresarios la organización de las verbenas.
A principios de los años 80 todo esto cambió y el patio de las escuelas volvió a ser el protagonista principal de las fiestas organizándose las verbenas otra vez en él, así como las atracciones musicales y infantiles hasta la llegada de nuestra autonomía y la construcción del escenario del parque.
Cuando el tiempo era adverso y llovía se tenía que trasladar deprisa y corriendo la verbena a otros locales cerrados, si daba tiempo, o se suspendían las funciones. A principios de los noventa este problema se solucionaba con carpas y así daba seguridad a los espectáculos programados.
Para mí los recuerdos más gratos me llegan los dos últimos años antes del paréntesis discotequero y los dos siguientes al dicho periodo. Uno por las ilusiones de juventud. Otro por ser artífice, junto a mis compañeros de la Hermandad de San Marcos, de la vuelta de las verbenas de nuestras fiestas a su lugar natural: el patio de las Escuelas Viejas.
De esta vuelta definitiva al patio de las Escuelas Viejas se podría escribir un libro de las vicisitudes para resolver la problemática de la organización de las verbenas. La comisión de las fiestas nos dejó a la Hermandad de San Marcos la organización de las verbenas del año 1982. La Hermandad contrataba los conjuntos y se quedaba con la explotación de la barra. Con ello teníamos que sacar todos los permisos de aquella época necesarios para su celebración.
Me viene a la memoria la del primer año: el permiso de Sevillana, de autores y las amenazas de la competencia de las discotecas. Solucionamos el primero a última hora del primer día de fiesta. Pues no había electricista en el pueblo que firmaran los boletines, lo tuvimos que buscar en otro pueblo. Al poco rato de empezar la verbena y sin haber entrado todavía nadie, llegó el representante de Autores a cobrar su permiso. Los nervios nos comían. Pero al final la gente joven y no tan joven respondió con su asistencia, como debía ser, y la competencia no pudo con nosotros.
Aquella noche, las siguientes menos, no parábamos de ir a la taquilla a ver como iban las entradas. Hasta que no nos llegaba la noticia de que podíamos pagar a los conjuntos con la recaudación de la taquilla no respirábamos tranquilos.
Aquellos años fue el principio de los largos años de Los Employez y San Francisco, de las tortas de manteca en las madrugadas de verbenas y de algunos "mister" en vez de "misses" para animar alguna verbena pobre en conjuntos.
No debemos olvidar uno de los últimos actos de Patio de la Escuelas Viejas: la constitución del nuevo Municipio de Arroyo del Ojanco. Ni tampoco otros actos culturales ofrecidos en su corta y apretada vida, como los conciertos de nuestra banda de música o algún recital de nuestro paisano Francis Lumbreras.
Al patio de las Escuelas Viejas no se le ha acabado su función de cultura y educación. Ya no hay colegio ni tampoco verbenas. Ahora es la sede de asociaciones culturales de nuestro pueblo en los antiguos pabellones o aulas del colegio. Y será, ojalá pronto, Centro de Día y Residencia para mayores cuando se terminen las obras que se están llevando a cabo.
Aquí no se acaba sus funciones, pues también se va a poner en marcha un proyecto sobre un Centro de
Interpretación del Mundo Romano, Los Baños.
...EN EL PATIO DE LAS ESCUELAS VIEJAS



Andrés Marín Sánchez









EL ESTADIO DEL CORTIJILLO”

En los últimos años cada vez que se acercan las fiestas de S. Francisco, me viene a la memoria "nuestro estadio del Cortijillo".
En nuestro pueblo ha habido varios lugares habilitados para jugar al fútbol con mayúsculas. Cuando digo con mayúsculas me refiere a encuentros contra equipos de otros pueblos. Estos eran del campo de las Viñas, a la altura de la actual plaza de San Marcos entre las calles San Lorenzo y Pío XII, el patio de las Escuelas Viejas, desde la casa de los maestros hasta el fondo del escenario, el de la calle Sta. Catalina, el "Campo de Fútbol" o plaza de San Marcos, el del solar de las Escuelas Nuevas y por último el Polideportivo.
Pero contemporáneo a todos ellos estaba el "Estadio del Cortijillo"
Me invadió por un momento un poco de añoranza del aquel campo, al que nosotros le llamábamos a veces estadio. Un estadio que cuyos vestuarios eran detrás de una oliva o de algún coche si había mucha afluencia de público, y las perchas o taquillas para guardar la ropa el poste de alta tensión que hay al lado de lo que era el terreno de juego.
Un estadio que si queríamos beber agua, tenía que ser en los pozos que hay cerca del terreno a veces llenos de inmundicias e insectos o lavarnos en el río, en la gravera junto al "puente de tablas".
Un estadio que a veces unas horas antes del partido, teníamos que buscar palos para postes de las porterías y colocarlos, siendo las mayorías de las veces una cuerda el larguero. Rara vez estos largueros de cuerda no eran motivos de discusiones y polémicas cuando la pelota tocaba en la cuerda, para unos era gol y para el contrario fuera.
Un estadio que tenía una torre para radiar los partidos, en la parte de la frontal derecha del área de la portería del lado oeste. Una torre formado por una pequeña encina, que en otros tiempos servió para uncir y domar bueyes, que la hicimos desaparecer cansados de que a veces entorpeciera algunas jugadas de gol como él más seguro defensa
A pesar de eso, era nuestro estadio, “El estadio del Cortijillo”, el mejor. Cuando se llegaba a mediados de septiembre "el estadio" comenzaba a vestirse de verde para cuando llegase San Francisco poder celebrar aquellos legendarios encuentros contra algunos de los equipos de los alrededores. Así comenzaba nuestra campaña futbolera hasta entradas las primeras calores y el verde césped se cubría de espinos que nos cubrían nuestras espinillas de molestos pinchazos así como a nuestros balones remendados y recosidos mil veces, casi todas las tardes, antes de empezar nuestros encuentros.
Cuándo llegaba el verano, lo mismo que en las épocas lluviosas en que el estadio del "Cortijillo" se hacía impracticable, usábamos el "Campo de Fútbol" o Plaza de San Marcos. Hoy, además de las fiestas de San Marcos, es utilizada o infrautilizada por algunos jóvenes y no tan jóvenes, para hacer derrapajes con vehículos de dos y cuatro ruedas
Me acuerdo de aquellos San Franciscos en que nuestra ilusión era, a parte de las verbenas, el partido que teníamos preparado contra algún pueblo vecino. Aprovechábamos aquella ocasión que la comisión de fiestas le pagaba al equipo contrario el importe del viaje, entre 100 ó 200 pesetas, dependiendo del pueblo y compraba el balón que nos servía para todo un año, hasta el próximo San Francisco.
Me viene a la memoria el primer partido de San Francisco que jugué, solamente el primer tiempo. Era contra el América de Linares y empatamos a uno, pero en los penaltis perdimos el trofeo. Y también el último, siete años después, contra Sorihuela con idéntico resultado, pero ganando el trofeo. Y de aquellas pizarras en que anunciábamos aquellos partidos, que a veces incluían hasta la alineación, que se colgábamos en los postes del telégrafo de la carretera junto a la casa de Roque Gilabert.
"Estadio del Cortijillo", ¿Quién te vio y cómo te ven ahora?


ANDRES MARIN SÁNCHEZ





OJANCOS, OJÁNCANOS, JUANCANOS, PATARICOS.....CÍCLOPES




El Ojanco, ese ser mitológico con un ojo en la frente que da nombre a nuestro pueblo no es solo patrimonio de nuestra leyenda. Está relacionado con otros seres mitológicos iguales pero con diferente nombre en otras regiones de España: Asturias, Cantabria, Pais Vasco, Navarra, Las Hurdes y en La Mancha.
Empezaremos por Asturias. Aquí existe con el nombre del “patarico”. El “patarico” aparece citado por primera vez en el "Vocabulario del Bable Occidental" (1932). Afirman que la gente de la marina entre el Navia y el Eo creían que por frente a sus costas existía un país imaginario donde vivían los Pataricos, unos seres gigantes, antropófagos, con un solo ojo en la frente y dotados de un olfato fuera de lo común, siempre ávidos de carne de los cristianos que naufragaban en sus costas. Existen, aún, frases hechas relativas a la maldad de estos personajes. En algunos pueblos de Navia se dice: “Yas más malu que´l Patarico". En esta región hay un dios supremo, denominado Lug/Lugus/Lugos..., al que los romanos identifican con Mercurio por ser maestro supremo de las artes y de las ciencias. Esta deidad presenta similitudes con el Odin/Wotan germánico: Lug cierra un ojo para realizar sus encantamientos y Odin es tuerto, ambos son patrones de la poesía y los dos están relacionados con los cuervos. En Cantabria aparece en una inscripción de Peña Amaya (Dibus magnibus Lucobos) y como nombre femenino (Lugua). Puede que perviva en el personaje de la mitología cántabra llamado Ojáncanu, un gigante cubierto de barbas y pelo rojo (color de la clase guerrera), de un sólo ojo (con el que paraliza a sus víctimas), que se alimenta de lobos y osos, de los que obtiene su fuerza y ferocidad, ataca los cultivos y ganados y rapta a las pastoras. Vive en zonas apartadas, su voz es como el bramido de la tormenta y resopla como los viejos jabalíes. Le acompañan uno o dos cuervos, que le informan y alertan de lo que sucede a su alrededor. Este personaje, con atributos semejantes a Lug en su aspecto guerrero, puede ser la pervivencia, demonizada por los cristianos, de uno de los principales dioses celtas.
Gigantes de un solo ojo también aparecen en la mitología cántabra, se trata del Ojáncano. Su aspecto es tan terrible como su conducta. Su rostro es redondo de color amarillento y con unas largas barbas de color rojizo. Los cabellos son también de color rojo pero menos intenso. Tiene un solo ojo en mitad de la frente el que se dice que vislumbra su odio y maldad. Este ojo brilla por la noche como si estuviera al rojo. Tiene diez dedos en cada pie,, terminados cada uno de ellos en una uña acerada y potente.
Se cuenta también que tiene un pelo blanco entre sus estepas barba; este es el punto débil del ojanco ya que si se le arranca este pelo, muere inmediatamente.
La voz del ojáncano es a su vez tan terrible como si de un trueno se tratara y suena como un vendaval de invierno soplando en las montañas.
Los ojáncanos son tan fuertes que no hay peso imposible de levantar para ellos. Muchos de los árboles caídos a las orillas de los ríos cuando hay tormenta, los ha tirado algún ojáncano y es que cuando hay viento, se le enredan las barbas y estos enfurecidos descargan su ira con los árboles y con todo lo que pillan a mano.
Los ojáncanos se alimentan de las hojas y frutos de acebo, de las ovejas y de las vacas que pastan por donde ellos viven. En alguna ocasión bajan a los valles y roban las panochas de maíz.
Estas criaturas habitan en grutas profundas cuya entrada está siempre desimulada por la maleza, arbustos y grandes rocas. Cuando los ojáncanos están aburridos se dedican a arrancar rocas de los montes y a colocarlas en las fuentes, en los atajos o en las puertas de los refugios. Otras veces, estropea los puentes, roba las ovejas y destruye el sembrado de los campesinos.
Se dice que el ojanco se puede transformar en un mendigo anciano, cuando hace esto entra en los pueblos y por las noches mata a las ovejas, a las gallinas y a las vacas, destruye los frutos y huye al amanecer antes de que nadie despierte.
En esta región también existe el mito femenino de la ojáncana, o novia del ojanco. Es una gran criatura de terribles rasgos físicos: carichata y macrocéfala, adornada con greñas de cabello oscuro, sucio y alborotado.
Con enormes y retorcidos dientes que surgen de su sobresaliente labio inferior imitando a los del jabalí y con una piel escamosa y agrietada.
Pero la más característica deformidad es el gran tamaño de sus pechos que caen alargados como bolsas y que pueden cargarlos a la espalda, acto que suele realizar cuando caza, está enfadada o huye.
Le gusta cazar a los niños que se pierden en el bosque, con los que se alimenta. Primero les roba toda la sangre, para ella el más exquisito licor, y más tarde los devora a dentelladas. Algunas veces se tiene que conformar con comer animales, que acumula, generalmente, en cuevas oscuras.
En los umbrales de estos lugares es donde algunos lugareños dejan carne o pan de mijo junto a cuencos de leche o sangre de animales confiando evitar sus continuas salidas de caza de hombres, niños y rebaños.
Algunas Ojancanas, como la que habitó en la cueva de Altamira, sólo muestran un ojo, lo que las convierte en el único caso de cíclopes hembras. Curiosamente, este ser tan terrible, siente un inmenso pavor ante la minúscula comadreja.
En el oriente de Cantabria existe una variante: La juáncana de siete villasFeroz, mezcla de mujer, osa y cabra, con un solo ojo, alas muy grandes y pechos enormes que cuelgan hacia atrás.Sale volando de su cueva a la caza de niños, a quienes lleva por los aires hasta una cumbre donde los devora crudos.Otras veces se divierte en orinar desde lo alto y cuentan que a quien le cae una gota en la cabeza se queda calvo sin remedio
Por estas tierras se rumorea que existen ojáncanos u ojancos en numerosas cuevas de Cantabria: en la Pinilla de Cayón, Santurce de Toranzo y Cieza de Torrelavega.
En el libro "Mitología de Asturias y Cantabria, entre los ríos Sella y Navia" (1991) se dice ver indicios del Ojáncano cántabro en Pendueles, en la cueva de los Ixáncanos o el miedo que se les metía a los críos con el Ixáncanu en La Franca (Rivadedeva) La Cueva de la Ixáncana (en Bohes Rivadedeva), etc
¿No les suenan estas cuevas a la del Ojanco o de Siete Gibas?
En Euzkadi también aparecen gigantes antropófagos con un solo ojo y apetito voraz hacia los cristianos: El Tártaro o Torto (en Nafarroa) ó el Becut del valle del Baztán (Alto Garona).
En la comarca de las Hurdes, al norte de Extremadura, existen leyendas sobre estos seres. Aquí se les llama Jáncanas o Juáncanas. Son seres mitológicos que tienen apariencia de mujer y habitan en las cuevas, su rasgo principal es que tan sólo tienen un ojo en la frente, lo cual las emparienta con los cíclopes legendarios, con el "Ojancano" de Cantabria, con las "Janas" de la isla de Cerdeña o con nuestro Ojanco. Al poco tiempo de constituirnos municipios nos escribieron de esta comarca, Las Hurdes, para que les contáramos nuestra leyenda del Ojanco ya que en aquellas tierras tenían también leyendas sobre este personaje.
En Belmonte, Cuenca, también hay leyendas sobre el ojanco. Aquí algunas veces se presenta como un anciano que se convierte en serpiente para matar a las personas.
Para terminar citaré al padre Benito Jerónimo Feijoo en su obra enciclopédica “Teatro crítico universal”- Tomo segundo- Discurso segundo, escrita a mediados del siglo XVIII: “Se sabe que en ninguna parte de la Tierra hay Pigmeos, ni Ojancos, ni Hipógrifos, ni hombres con cabezas caninas, ni otros con los ojos en el pecho, ni aquellos de pie tan grande, que con él hacen sombra a todo el cuerpo, u otras monstruosidades semejantes”.
Andrés Marín Sánchez
PUBLICADO EN EL PROGRAMA DE SAN FRANCISCO 2004





LOS ORÍGENES DE LAS FIESTAS DE SAN FRANCISCO

Las fiestas patronales en honor de San Francisco de Asís no tienen la antigüedad en Arroyo del Ojanco como las de San Marcos.
Según información recogida de mi familia, entre ella la del doctor Sánchez Llavero, las fiestas de San Francisco empezaron a celebrarse en los últimos años del primer tercio del siglo XX.
Hasta que no se inauguró la iglesia, en 1928, no se celebraban en esta localidad ninguna fiesta patronal. Los actos religiosos se hacían en una casa particular. La casa de la tía Florentina. En ella una habitación servía de capilla para la celebración de la misa.
Con la inauguración de la iglesia, se establecieron una especie de fiesta patronal: la de San Juan Bautista. Esta fiesta se celebraba el día 28 de Junio, cuando se acaban las celebraciones de ella en Beas de Segura. Se hacía así, porque los párrocos de Beas de Segura no acudían a Arroyo del Ojanco a celebrar los actos religiosos hasta que no terminaban allí. Parece ser que se eligió esta festividad, por el señor Juan Cabrera, familiar de la casa donde se celebraban los actos religiosos. Esta duró como fiesta patronal hasta el 1935.
En este año, 1935, siendo alcalde pedáneo Víctor Romero, más conocido por Víctor el Herrero, se cambió las fiestas de San Juan por la de San Francisco de Asís como fiestas patronales de Arroyo del Ojanco. Sucediendo de la siguiente manera.
Coincidiendo con la reinaguración de la iglesia, la techumbre de la iglesia se había hundido unos años antes, este emprendedor y animoso vecino propuso cambiar las fiestas aprovechando este acontecimiento.
La causa de este cambio, parece ser, que fue por que su padre se llamaba Francisco y quiso honrarlo de esa manera. Al principio el párroco de Beas, don Lucas Muñoz se opuso con todas sus fuerzas. Tanto es así que no quería celebrar los actos litúrgicos en honor de San Francisco en aquel 4 de octubre de 1935.
Pero el pedáneo Víctor llegó hasta visitar al Señor Obispo de Jaén para que aquellas celebraciones se hicieran con todo el ritual litúrgico necesario. También tuvo sus más y sus menos con el citado párroco a la hora de pagarle sus servicios, cuando al fin cedió a celebrarlos, como parece ser que no le pagó el sermón que dijo en la misa.
En aquel primer San Francisco, también quedará en la historia por la gran cantidad de festejos taurinos que se celebraron. Estos fueron cuatro, entre corridas y festejos para aficionados del pueblo. La plaza se hizo en las inmediaciones de la iglesia y la actual Casa de la Cultura. Una de las anécdotas de aquellos festejos fue la participación como banderillero del promotor de aquellas fiestas, el tío Víctor. Siendo el cirujano el maestro Plácido, que hacía las veces de barbero y practicante, tuvo la
suerte o la mala suerte de ser él el primer herido de aquel festejo. La causa fue que banderillero Víctor iba huyendo de un novillo y al meterse en la barrera le clavó las banderillas en el trasero al barbero-practicante-cirujano taurino, maestro Plácido.
Así fue como empezó a andar las fiestas de San Francisco como patrón de Arroyo del Ojanco, a pesar de que al año siguiente comenzara la Guerra y quedaran paralizadas durante tres años y las posteriores tiras y aflojas de algunas comisiones de festejos y la pasividad de otras con el Ayuntamiento de Beas para conseguir los fondos necesarios para celebrarlas.
Y desde el año 1935 hasta hoy día, San Francisco de Asís es el patrón del pueblo de Arroyo del Ojanco.
Andrés Marín Sánchez.


PUBLICADO EN EL PERIODICO “JAEN” EL DÍA 16 de febrero de 2001 y en las fiestas de San Francisco del 2001