viernes, 7 de noviembre de 2008

PROGRAMA DE FIESTAS ARROYO DEL OJANCO

EN EL PATIO DE LAS ESCUELAS VIEJASLlegan las fiestas de San Francisco y en el patio de las Escuelas Viejas no hay verbena ni atracciones lúdica ni musicales.
Parece que aquel patio había sido hecho, además de sus funciones educativas, para ser el centro de todas las lúdicas y culturales de nuestro pueblo. Por eso muchas personas, entre los que me encuentro, lo echamos de menos cuando llegan nuestras fiestas patronales en honor de "nuestro" San Francisco de Asís.
Me vienen a la memoria, entre otros muchos recuerdos, las verbenas de las fiestas. Aquellas verbenas de los primeros años de la inauguración del colegio, finales de los cincuenta y principios de los sesenta, que se celebraban dentro de las aulas. Otras personas mayores que yo se acordarán mejor de aquellos principios, el colegio se inauguró en el 1958.
Mientras escribo esto, me acuerdo de aquel o aquellos San Franciscos que todas las atracciones se hacían en este patio con las voladoras y el tirito del "Tío Cobollos" y demás tarraques de las fiestas. Dejaron su sitio habitual, la carretera, para estar en este patio las voladoras omnipresentes en todas las fiestas de aquellos años junto con el tirito y el carrusel.
Llegaron los años setenta y a mediados de ellos, 1974, dejó el patio de las escuelas de ser el lugar de las celebraciones de las verbenas. El motivo fue la llegada de las discotecas. Las comisiones de fiestas de aquellas fechas le cedían a aquellos empresarios la organización de las verbenas.
A principios de los años 80 todo esto cambió y el patio de las escuelas volvió a ser el protagonista principal de las fiestas organizándose las verbenas otra vez en él, así como las atracciones musicales y infantiles hasta la llegada de nuestra autonomía y la construcción del escenario del parque.
Cuando el tiempo era adverso y llovía se tenía que trasladar deprisa y corriendo la verbena a otros locales cerrados, si daba tiempo, o se suspendían las funciones. A principios de los noventa este problema se solucionaba con carpas y así daba seguridad a los espectáculos programados.
Para mí los recuerdos más gratos me llegan los dos últimos años antes del paréntesis discotequero y los dos siguientes al dicho periodo. Uno por las ilusiones de juventud. Otro por ser artífice, junto a mis compañeros de la Hermandad de San Marcos, de la vuelta de las verbenas de nuestras fiestas a su lugar natural: el patio de las Escuelas Viejas.
De esta vuelta definitiva al patio de las Escuelas Viejas se podría escribir un libro de las vicisitudes para resolver la problemática de la organización de las verbenas. La comisión de las fiestas nos dejó a la Hermandad de San Marcos la organización de las verbenas del año 1982. La Hermandad contrataba los conjuntos y se quedaba con la explotación de la barra. Con ello teníamos que sacar todos los permisos de aquella época necesarios para su celebración.
Me viene a la memoria la del primer año: el permiso de Sevillana, de autores y las amenazas de la competencia de las discotecas. Solucionamos el primero a última hora del primer día de fiesta. Pues no había electricista en el pueblo que firmaran los boletines, lo tuvimos que buscar en otro pueblo. Al poco rato de empezar la verbena y sin haber entrado todavía nadie, llegó el representante de Autores a cobrar su permiso. Los nervios nos comían. Pero al final la gente joven y no tan joven respondió con su asistencia, como debía ser, y la competencia no pudo con nosotros.
Aquella noche, las siguientes menos, no parábamos de ir a la taquilla a ver como iban las entradas. Hasta que no nos llegaba la noticia de que podíamos pagar a los conjuntos con la recaudación de la taquilla no respirábamos tranquilos.
Aquellos años fue el principio de los largos años de Los Employez y San Francisco, de las tortas de manteca en las madrugadas de verbenas y de algunos "mister" en vez de "misses" para animar alguna verbena pobre en conjuntos.
No debemos olvidar uno de los últimos actos de Patio de la Escuelas Viejas: la constitución del nuevo Municipio de Arroyo del Ojanco. Ni tampoco otros actos culturales ofrecidos en su corta y apretada vida, como los conciertos de nuestra banda de música o algún recital de nuestro paisano Francis Lumbreras.
Al patio de las Escuelas Viejas no se le ha acabado su función de cultura y educación. Ya no hay colegio ni tampoco verbenas. Ahora es la sede de asociaciones culturales de nuestro pueblo en los antiguos pabellones o aulas del colegio. Y será, ojalá pronto, Centro de Día y Residencia para mayores cuando se terminen las obras que se están llevando a cabo.
Aquí no se acaba sus funciones, pues también se va a poner en marcha un proyecto sobre un Centro de
Interpretación del Mundo Romano, Los Baños.
...EN EL PATIO DE LAS ESCUELAS VIEJAS



Andrés Marín Sánchez









EL ESTADIO DEL CORTIJILLO”

En los últimos años cada vez que se acercan las fiestas de S. Francisco, me viene a la memoria "nuestro estadio del Cortijillo".
En nuestro pueblo ha habido varios lugares habilitados para jugar al fútbol con mayúsculas. Cuando digo con mayúsculas me refiere a encuentros contra equipos de otros pueblos. Estos eran del campo de las Viñas, a la altura de la actual plaza de San Marcos entre las calles San Lorenzo y Pío XII, el patio de las Escuelas Viejas, desde la casa de los maestros hasta el fondo del escenario, el de la calle Sta. Catalina, el "Campo de Fútbol" o plaza de San Marcos, el del solar de las Escuelas Nuevas y por último el Polideportivo.
Pero contemporáneo a todos ellos estaba el "Estadio del Cortijillo"
Me invadió por un momento un poco de añoranza del aquel campo, al que nosotros le llamábamos a veces estadio. Un estadio que cuyos vestuarios eran detrás de una oliva o de algún coche si había mucha afluencia de público, y las perchas o taquillas para guardar la ropa el poste de alta tensión que hay al lado de lo que era el terreno de juego.
Un estadio que si queríamos beber agua, tenía que ser en los pozos que hay cerca del terreno a veces llenos de inmundicias e insectos o lavarnos en el río, en la gravera junto al "puente de tablas".
Un estadio que a veces unas horas antes del partido, teníamos que buscar palos para postes de las porterías y colocarlos, siendo las mayorías de las veces una cuerda el larguero. Rara vez estos largueros de cuerda no eran motivos de discusiones y polémicas cuando la pelota tocaba en la cuerda, para unos era gol y para el contrario fuera.
Un estadio que tenía una torre para radiar los partidos, en la parte de la frontal derecha del área de la portería del lado oeste. Una torre formado por una pequeña encina, que en otros tiempos servió para uncir y domar bueyes, que la hicimos desaparecer cansados de que a veces entorpeciera algunas jugadas de gol como él más seguro defensa
A pesar de eso, era nuestro estadio, “El estadio del Cortijillo”, el mejor. Cuando se llegaba a mediados de septiembre "el estadio" comenzaba a vestirse de verde para cuando llegase San Francisco poder celebrar aquellos legendarios encuentros contra algunos de los equipos de los alrededores. Así comenzaba nuestra campaña futbolera hasta entradas las primeras calores y el verde césped se cubría de espinos que nos cubrían nuestras espinillas de molestos pinchazos así como a nuestros balones remendados y recosidos mil veces, casi todas las tardes, antes de empezar nuestros encuentros.
Cuándo llegaba el verano, lo mismo que en las épocas lluviosas en que el estadio del "Cortijillo" se hacía impracticable, usábamos el "Campo de Fútbol" o Plaza de San Marcos. Hoy, además de las fiestas de San Marcos, es utilizada o infrautilizada por algunos jóvenes y no tan jóvenes, para hacer derrapajes con vehículos de dos y cuatro ruedas
Me acuerdo de aquellos San Franciscos en que nuestra ilusión era, a parte de las verbenas, el partido que teníamos preparado contra algún pueblo vecino. Aprovechábamos aquella ocasión que la comisión de fiestas le pagaba al equipo contrario el importe del viaje, entre 100 ó 200 pesetas, dependiendo del pueblo y compraba el balón que nos servía para todo un año, hasta el próximo San Francisco.
Me viene a la memoria el primer partido de San Francisco que jugué, solamente el primer tiempo. Era contra el América de Linares y empatamos a uno, pero en los penaltis perdimos el trofeo. Y también el último, siete años después, contra Sorihuela con idéntico resultado, pero ganando el trofeo. Y de aquellas pizarras en que anunciábamos aquellos partidos, que a veces incluían hasta la alineación, que se colgábamos en los postes del telégrafo de la carretera junto a la casa de Roque Gilabert.
"Estadio del Cortijillo", ¿Quién te vio y cómo te ven ahora?


ANDRES MARIN SÁNCHEZ





OJANCOS, OJÁNCANOS, JUANCANOS, PATARICOS.....CÍCLOPES




El Ojanco, ese ser mitológico con un ojo en la frente que da nombre a nuestro pueblo no es solo patrimonio de nuestra leyenda. Está relacionado con otros seres mitológicos iguales pero con diferente nombre en otras regiones de España: Asturias, Cantabria, Pais Vasco, Navarra, Las Hurdes y en La Mancha.
Empezaremos por Asturias. Aquí existe con el nombre del “patarico”. El “patarico” aparece citado por primera vez en el "Vocabulario del Bable Occidental" (1932). Afirman que la gente de la marina entre el Navia y el Eo creían que por frente a sus costas existía un país imaginario donde vivían los Pataricos, unos seres gigantes, antropófagos, con un solo ojo en la frente y dotados de un olfato fuera de lo común, siempre ávidos de carne de los cristianos que naufragaban en sus costas. Existen, aún, frases hechas relativas a la maldad de estos personajes. En algunos pueblos de Navia se dice: “Yas más malu que´l Patarico". En esta región hay un dios supremo, denominado Lug/Lugus/Lugos..., al que los romanos identifican con Mercurio por ser maestro supremo de las artes y de las ciencias. Esta deidad presenta similitudes con el Odin/Wotan germánico: Lug cierra un ojo para realizar sus encantamientos y Odin es tuerto, ambos son patrones de la poesía y los dos están relacionados con los cuervos. En Cantabria aparece en una inscripción de Peña Amaya (Dibus magnibus Lucobos) y como nombre femenino (Lugua). Puede que perviva en el personaje de la mitología cántabra llamado Ojáncanu, un gigante cubierto de barbas y pelo rojo (color de la clase guerrera), de un sólo ojo (con el que paraliza a sus víctimas), que se alimenta de lobos y osos, de los que obtiene su fuerza y ferocidad, ataca los cultivos y ganados y rapta a las pastoras. Vive en zonas apartadas, su voz es como el bramido de la tormenta y resopla como los viejos jabalíes. Le acompañan uno o dos cuervos, que le informan y alertan de lo que sucede a su alrededor. Este personaje, con atributos semejantes a Lug en su aspecto guerrero, puede ser la pervivencia, demonizada por los cristianos, de uno de los principales dioses celtas.
Gigantes de un solo ojo también aparecen en la mitología cántabra, se trata del Ojáncano. Su aspecto es tan terrible como su conducta. Su rostro es redondo de color amarillento y con unas largas barbas de color rojizo. Los cabellos son también de color rojo pero menos intenso. Tiene un solo ojo en mitad de la frente el que se dice que vislumbra su odio y maldad. Este ojo brilla por la noche como si estuviera al rojo. Tiene diez dedos en cada pie,, terminados cada uno de ellos en una uña acerada y potente.
Se cuenta también que tiene un pelo blanco entre sus estepas barba; este es el punto débil del ojanco ya que si se le arranca este pelo, muere inmediatamente.
La voz del ojáncano es a su vez tan terrible como si de un trueno se tratara y suena como un vendaval de invierno soplando en las montañas.
Los ojáncanos son tan fuertes que no hay peso imposible de levantar para ellos. Muchos de los árboles caídos a las orillas de los ríos cuando hay tormenta, los ha tirado algún ojáncano y es que cuando hay viento, se le enredan las barbas y estos enfurecidos descargan su ira con los árboles y con todo lo que pillan a mano.
Los ojáncanos se alimentan de las hojas y frutos de acebo, de las ovejas y de las vacas que pastan por donde ellos viven. En alguna ocasión bajan a los valles y roban las panochas de maíz.
Estas criaturas habitan en grutas profundas cuya entrada está siempre desimulada por la maleza, arbustos y grandes rocas. Cuando los ojáncanos están aburridos se dedican a arrancar rocas de los montes y a colocarlas en las fuentes, en los atajos o en las puertas de los refugios. Otras veces, estropea los puentes, roba las ovejas y destruye el sembrado de los campesinos.
Se dice que el ojanco se puede transformar en un mendigo anciano, cuando hace esto entra en los pueblos y por las noches mata a las ovejas, a las gallinas y a las vacas, destruye los frutos y huye al amanecer antes de que nadie despierte.
En esta región también existe el mito femenino de la ojáncana, o novia del ojanco. Es una gran criatura de terribles rasgos físicos: carichata y macrocéfala, adornada con greñas de cabello oscuro, sucio y alborotado.
Con enormes y retorcidos dientes que surgen de su sobresaliente labio inferior imitando a los del jabalí y con una piel escamosa y agrietada.
Pero la más característica deformidad es el gran tamaño de sus pechos que caen alargados como bolsas y que pueden cargarlos a la espalda, acto que suele realizar cuando caza, está enfadada o huye.
Le gusta cazar a los niños que se pierden en el bosque, con los que se alimenta. Primero les roba toda la sangre, para ella el más exquisito licor, y más tarde los devora a dentelladas. Algunas veces se tiene que conformar con comer animales, que acumula, generalmente, en cuevas oscuras.
En los umbrales de estos lugares es donde algunos lugareños dejan carne o pan de mijo junto a cuencos de leche o sangre de animales confiando evitar sus continuas salidas de caza de hombres, niños y rebaños.
Algunas Ojancanas, como la que habitó en la cueva de Altamira, sólo muestran un ojo, lo que las convierte en el único caso de cíclopes hembras. Curiosamente, este ser tan terrible, siente un inmenso pavor ante la minúscula comadreja.
En el oriente de Cantabria existe una variante: La juáncana de siete villasFeroz, mezcla de mujer, osa y cabra, con un solo ojo, alas muy grandes y pechos enormes que cuelgan hacia atrás.Sale volando de su cueva a la caza de niños, a quienes lleva por los aires hasta una cumbre donde los devora crudos.Otras veces se divierte en orinar desde lo alto y cuentan que a quien le cae una gota en la cabeza se queda calvo sin remedio
Por estas tierras se rumorea que existen ojáncanos u ojancos en numerosas cuevas de Cantabria: en la Pinilla de Cayón, Santurce de Toranzo y Cieza de Torrelavega.
En el libro "Mitología de Asturias y Cantabria, entre los ríos Sella y Navia" (1991) se dice ver indicios del Ojáncano cántabro en Pendueles, en la cueva de los Ixáncanos o el miedo que se les metía a los críos con el Ixáncanu en La Franca (Rivadedeva) La Cueva de la Ixáncana (en Bohes Rivadedeva), etc
¿No les suenan estas cuevas a la del Ojanco o de Siete Gibas?
En Euzkadi también aparecen gigantes antropófagos con un solo ojo y apetito voraz hacia los cristianos: El Tártaro o Torto (en Nafarroa) ó el Becut del valle del Baztán (Alto Garona).
En la comarca de las Hurdes, al norte de Extremadura, existen leyendas sobre estos seres. Aquí se les llama Jáncanas o Juáncanas. Son seres mitológicos que tienen apariencia de mujer y habitan en las cuevas, su rasgo principal es que tan sólo tienen un ojo en la frente, lo cual las emparienta con los cíclopes legendarios, con el "Ojancano" de Cantabria, con las "Janas" de la isla de Cerdeña o con nuestro Ojanco. Al poco tiempo de constituirnos municipios nos escribieron de esta comarca, Las Hurdes, para que les contáramos nuestra leyenda del Ojanco ya que en aquellas tierras tenían también leyendas sobre este personaje.
En Belmonte, Cuenca, también hay leyendas sobre el ojanco. Aquí algunas veces se presenta como un anciano que se convierte en serpiente para matar a las personas.
Para terminar citaré al padre Benito Jerónimo Feijoo en su obra enciclopédica “Teatro crítico universal”- Tomo segundo- Discurso segundo, escrita a mediados del siglo XVIII: “Se sabe que en ninguna parte de la Tierra hay Pigmeos, ni Ojancos, ni Hipógrifos, ni hombres con cabezas caninas, ni otros con los ojos en el pecho, ni aquellos de pie tan grande, que con él hacen sombra a todo el cuerpo, u otras monstruosidades semejantes”.
Andrés Marín Sánchez
PUBLICADO EN EL PROGRAMA DE SAN FRANCISCO 2004





LOS ORÍGENES DE LAS FIESTAS DE SAN FRANCISCO

Las fiestas patronales en honor de San Francisco de Asís no tienen la antigüedad en Arroyo del Ojanco como las de San Marcos.
Según información recogida de mi familia, entre ella la del doctor Sánchez Llavero, las fiestas de San Francisco empezaron a celebrarse en los últimos años del primer tercio del siglo XX.
Hasta que no se inauguró la iglesia, en 1928, no se celebraban en esta localidad ninguna fiesta patronal. Los actos religiosos se hacían en una casa particular. La casa de la tía Florentina. En ella una habitación servía de capilla para la celebración de la misa.
Con la inauguración de la iglesia, se establecieron una especie de fiesta patronal: la de San Juan Bautista. Esta fiesta se celebraba el día 28 de Junio, cuando se acaban las celebraciones de ella en Beas de Segura. Se hacía así, porque los párrocos de Beas de Segura no acudían a Arroyo del Ojanco a celebrar los actos religiosos hasta que no terminaban allí. Parece ser que se eligió esta festividad, por el señor Juan Cabrera, familiar de la casa donde se celebraban los actos religiosos. Esta duró como fiesta patronal hasta el 1935.
En este año, 1935, siendo alcalde pedáneo Víctor Romero, más conocido por Víctor el Herrero, se cambió las fiestas de San Juan por la de San Francisco de Asís como fiestas patronales de Arroyo del Ojanco. Sucediendo de la siguiente manera.
Coincidiendo con la reinaguración de la iglesia, la techumbre de la iglesia se había hundido unos años antes, este emprendedor y animoso vecino propuso cambiar las fiestas aprovechando este acontecimiento.
La causa de este cambio, parece ser, que fue por que su padre se llamaba Francisco y quiso honrarlo de esa manera. Al principio el párroco de Beas, don Lucas Muñoz se opuso con todas sus fuerzas. Tanto es así que no quería celebrar los actos litúrgicos en honor de San Francisco en aquel 4 de octubre de 1935.
Pero el pedáneo Víctor llegó hasta visitar al Señor Obispo de Jaén para que aquellas celebraciones se hicieran con todo el ritual litúrgico necesario. También tuvo sus más y sus menos con el citado párroco a la hora de pagarle sus servicios, cuando al fin cedió a celebrarlos, como parece ser que no le pagó el sermón que dijo en la misa.
En aquel primer San Francisco, también quedará en la historia por la gran cantidad de festejos taurinos que se celebraron. Estos fueron cuatro, entre corridas y festejos para aficionados del pueblo. La plaza se hizo en las inmediaciones de la iglesia y la actual Casa de la Cultura. Una de las anécdotas de aquellos festejos fue la participación como banderillero del promotor de aquellas fiestas, el tío Víctor. Siendo el cirujano el maestro Plácido, que hacía las veces de barbero y practicante, tuvo la
suerte o la mala suerte de ser él el primer herido de aquel festejo. La causa fue que banderillero Víctor iba huyendo de un novillo y al meterse en la barrera le clavó las banderillas en el trasero al barbero-practicante-cirujano taurino, maestro Plácido.
Así fue como empezó a andar las fiestas de San Francisco como patrón de Arroyo del Ojanco, a pesar de que al año siguiente comenzara la Guerra y quedaran paralizadas durante tres años y las posteriores tiras y aflojas de algunas comisiones de festejos y la pasividad de otras con el Ayuntamiento de Beas para conseguir los fondos necesarios para celebrarlas.
Y desde el año 1935 hasta hoy día, San Francisco de Asís es el patrón del pueblo de Arroyo del Ojanco.
Andrés Marín Sánchez.


PUBLICADO EN EL PERIODICO “JAEN” EL DÍA 16 de febrero de 2001 y en las fiestas de San Francisco del 2001