LOS CAMPOS DE FÚTBOL
En nuestro
pueblo ha habido varios lugares habilitados para jugar al fútbol con
mayúsculas. Cuando digo con mayúsculas me refiere a encuentros contra equipos
de otros pueblos. Estos eran del campo de las Viñas, a la altura de la actual
plaza de San Marcos entre las calles San Lorenzo y Pío XII, el patio de las
Escuelas Viejas, desde la casa de los maestros hasta el fondo del escenario, el
de la calle Sta. Catalina, el "Campo de Fútbol" o plaza de San
Marcos, el del solar de las Escuelas Nuevas y por último el Polideportivo.
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El campo de las Viñas. Ocupaba las calles de la derecha, entre la plaza de San Marcos y el arroyo |
Pero contemporáneo a todos
ellos estaba el "Estadio del Cortijillo"
Un estadio que cuyos vestuarios eran detrás de
una oliva o de algún coche si había mucha afluencia de público, y las perchas o
taquillas para guardar la ropa el poste de alta tensión que hay al lado de lo
que era el terreno de juego.
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El campo de las Escuelas Viejas |
Un estadio que
si queríamos beber agua, tenía que ser en los pozos que hay cerca del terreno a
veces llenos de inmundicias e insectos o lavarnos en el río, en la gravera
junto al "puente de tablas".
Un estadio que
a veces unas horas antes del partido, teníamos que buscar palos para postes de
las porterías y colocarlos, siendo las mayorías de las veces una cuerda el
larguero. Rara vez estos largueros de cuerda no eran motivos de discusiones y
polémicas cuando la pelota tocaba en la cuerda, para unos era gol y para el
contrario fuera.
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Calle Santa Catalina donde estuvo el campo de futbol. Ocupaba la calle y las casas de la derecha |
Un estadio que
tenía una torre para radiar los partidos, en la parte de la frontal derecha del
área de la portería del lado oeste. Una torre formada por una pequeña encina,
que en otros tiempos sirvió para uncir y domar bueyes, que la hicimos
desaparecer cansados de que a veces entorpeciera algunas jugadas de gol como él más seguro defensa
A
pesar de eso, era nuestro estadio, “El
estadio del Cortijillo”, el mejor. Cuando se llegaba a mediados de septiembre
"el estadio" comenzaba a vestirse de verde para cuando llegase San
Francisco poder celebrar aquellos legendarios encuentros contra algunos de los
equipos de los alrededores. Así comenzaba nuestra campaña futbolera hasta
entradas los primeros calores y el verde césped se cubría de espinos que nos
cubrían nuestras espinillas de molestos pinchazos así como a nuestros balones
remendados y recosidos mil veces, casi todas las tardes, antes de empezar
nuestros encuentros.
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El Campo de Futbol o plaza de San Marcos |
Cuándo llegaba
el verano, lo mismo que en las épocas lluviosas en que el estadio del
"Cortijillo" se hacía impracticable, usábamos el "Campo de
Fútbol" o Plaza de San Marcos. Hoy, además de las fiestas de San Marcos,
es utilizada o infrautilizada por algunos jóvenes y no tan jóvenes, para hacer
derrapajes con vehículos de dos y cuatro ruedas
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El campo de futbol estuvo en el solar que ocupa el Colegio |
Me
acuerdo de aquellos San Franciscos en que nuestra ilusión era, a parte de las
verbenas, el partido que teníamos preparado contra algún pueblo vecino.
Aprovechábamos aquella ocasión que la comisión de fiestas le pagaba al equipo
contrario el importe del viaje, entre 100 ó 200 pesetas, dependiendo del pueblo
y compraba el balón que nos servía para todo un año, hasta el próximo San
Francisco.
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Polideportivo |
Me
viene a la memoria el primer partido de San Francisco que jugué, solamente el
primer tiempo. Era contra el América de Linares y empatamos a uno, pero en los penaltis perdimos el trofeo. Y
también el último, siete años después, contra Sorihuela con idéntico resultado,
pero ganando el trofeo. Y de aquellas pizarras en que anunciábamos aquellos
partidos, que a veces incluían hasta la alineación, que se colgábamos en los
postes del telégrafo de la carretera junto a la casa de Roque Gilabert.
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El estadio del Cortijillo |
"Estadio del
Cortijillo", ¿Quién te vio y cómo te ven ahora?
LA TENERÍA
En nuestro pueblo
hubo una tenería funcionando hasta principios de los años cincuenta. Estaba
esta ubicada al lado derecho del arroyo y por encima del puente de la vía que
hay sobre él.
Estas tierras donde estaba situada eran propiedad de la
familia de Antonio Simón. Hoy en día quedan algunas olivas cortadas entre el
arroyo y el hoyo de los Chenchos que son o eran de esta familia. También lo
fueron desde donde estamos hablando hasta llegar a la orilla arriba del arroyo
hasta las Escuelas Viejas, lo que le llamábamos los huertos de Antonio Simón.
También pertenecía a él los terrenos del lavadero, con cuyas aguas le servía a
veces para regar su huerto.
Una tenería se le conoce también como curtiembre o curtiduría que es el lugar donde se realiza el proceso que convierte las pieles de los animales en cuero. Las cuatro etapas del proceso de curtido de las pieles son: limpieza, curtido, recurtimiento y acabado. Se debe quitar el pelo, curtir con agentes de curtimiento y tinturar, para producir el cuero terminado
Una tenería se le conoce también como curtiembre o curtiduría que es el lugar donde se realiza el proceso que convierte las pieles de los animales en cuero. Las cuatro etapas del proceso de curtido de las pieles son: limpieza, curtido, recurtimiento y acabado. Se debe quitar el pelo, curtir con agentes de curtimiento y tinturar, para producir el cuero terminado
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Lugar donde estuvo la tenería |
Esta tenería, la hizo alrededor de 100 años, Pedro Olivares.
Este, además de tener una pensión o fonda, también fue carnicero. Y como
consecuencia decidió poner esta ocupación para curar las pieles, ya fuesen
propias o compradas en otros lugares.
Consistía
esta tenería en una casilla y unas balsas donde se trataban y curaban las
pieles que luego se tendían al sol en la pendiente del terreno que hay al final
de la última travesía Bolea.
En los años cuarenta fue cambiando de manos y a finales de
ellos o principio de los cincuenta dejó está actividad de existir en esta
lugar.
Me acuerdo como en sueños de esta casilla abandonada y
todavía en algunos de ellos la veo. Cuando íbamos al cementerio por el camino
que limitaba las olivas de los Revillas y las de los Olivares a continuación de
la calle San Lorenzo y al cruzar el arroyo por el puente de la vía se veía la
pequeña casa que en su día albergó este negocio.
Pasado algunos años, en que
la compraventa de pieles estaba bajo la familia de Antonio Tenedor y este las
compraba a los amos de las reses sacrificadas y luego las vendía a los
tratantes.
Volvió
en establecerse por algunos años este negocio en nuestro pueblo con la
llegada y establecimiento aquí, a mediados de los sesenta, de Vicente Vayá
Soler en el espacio que hoy ocupan las peñas de su cuñado Paco Blanco. En este
sitio las almacenaba y secaba hasta un poco después de mediados de los años
setenta que se trasladó a Beas y las almacenaba en una casa apartada, en la
orilla de la carretera por encima de Vista Alegre. Esta casa todavía está en
pie, pero ya no con este uso.
LOS RECOVEROS
La definición de recovero dice que es una persona que
se dedica a recabar artículos y hacer mandados de pueblo en pueblo, así como
revender artículos a los vecinos, especialmente huevos de aves. O también el de
persona que se dedica a la recova (compra de huevos y otras cosas para revenderlos).
Pues en nuestro pueblo también hubo personas que se dedicaban a esta actividad.
La gran cantidad de pequeños diseminados que estaban habitados en nuestro
término hasta bien entrado los años sesenta, hizo que esta actividad comercial
tuviese gran auge.
Todavía actualmente se realiza esta actividad de
manera de manera esporádica, sobre todo en verano. Furgonetas o pequeños
camiones recorren todos los viernes, especialmente las principales aldeas de
nuestro término con toda clase de productos. Estas aldeas son las que están en
la carretera de Fuentebuena hasta Los Prados de Armijo.
Hasta los años sesenta había pocos carriles que
llegasen a la multitud de cortijos que estaban poblados en nuestro término. Y
los que estaban cerca de los carriles o carreteras de tierra también estaban
desabastecidos de los productos que no eran producidos por sus habitantes.
Había algunos lugares que tenían alguna tienda de
ultramarinos o como anteriormente se llamaba albacería. Esto pasaba en los
Guijalbas donde la familia Medina Jiménez tenía una tienda. O en las Chozas
sino me equivoco también la tuvo Rufina Torres. En algunos lugares unas
especies de tabernas estuvieron funcionando hasta casi los años ochenta, en la
Venta Cartola y Cañada Arada, en la casa del guarda.
Pero
las personas que iban por los caminos recorriendo hasta los cortijos más
pequeños y apartados del término. Los productos los llevaban cargados en sus
mulos, nunca eran vehículos a motor.
Llevaban telas y todos los utensilios
para coser, algunos de estos productos por encargo, alpargatas y otros calzados
para el campo. Frutas exóticas en aquellos tiempos como las naranjas que aquí
no se producían y si no visitaban al pueblo no podían comprarlas. También un
producto raro en aquellos tiempos era el pescado (peces pescados en el río),
sobre todo las sardinas encubadas, y algo menos de carne.
El negocio para muchos recoveros fue fructífero, pues
algunos que vivían en las aldeas del término se pudieron hacer o construir sus
casas en el pueblo.
De estos recoveros el que más me acuerdo era Eusebio,
hijo de Julían Galarzo, más conocido como el Hornero, casado con Juana la de
Braulio, los padres de Palomo. Sucedió a su suegro en este negocio o actividad
cuando este, Braulio, pasó a regentar la posada que compró a los Curicas. Hoy
día este edificio esta convertido en solar por su actual propietario.
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Casa de Eusebio. Ahora de sus descendientes |
Eusebio, cuando
se hizo la casa cerca de campo de futbol, plaza de San Marcos, le traían
camiones con gallinas y pavos que él después vendía en la recova por los cortijos
y los chiquillos que vivíamos en los alrededores acudíamos a ayudarle en la
descargas.
En el pueblo no
se daba esta actividad pues en todo el siglo veinte había tiendas de
comestibles en las que se podían comprar casi todos los productos más comunes.
LAS PESCADERÍAS O LOS PESCADORES
En el pueblo también hubo gente que se dedicaron a
vivir a costa de la pesca, sobre todo de los peces que se daban en el río
Guadalimar.
Entre estos pescadores estaban Sietegibas y su
hermano, padre y tío de los actuales Sietegibas. Estos pescaban con el buen
tiempo y luego los hijo/as iban por las calles del pueblo vendiéndolo. El Siete que casi todo el
mundo conoce, ya desaparecido, algunas veces cuando tenía falta de dinero,
cogía las artes de pesca de su padre y
se iba de pesca. Esta actividad era esporádica, sólo cuando tenía necesidad o
se acordaba de podía pescar y tener alguna ganancia.
Todavía quedan descendientes de otras dos familias que
tenían que ver con esta actividad. De una familia que tenían de mote o alias la
Pescaora, ahora mismo en el pueblo quedan algunos nietos con el apellido
Padilla, uno hijo de una hija y otro de un hijo.
A otra familia le decían los Sardineros. De esta
quedaba hasta hace relativamente poco tiempo en el pueblo, Ana fallecida este año, la mujer de uno de estos hermanos y en las vacaciones
acude un nieto llamado Julián como el patriarca de esta familia. Este mantiene
la casa de sus padres en el barrio de la Bolea, en la calle Lavadero.
No se si pescaban o se dedicaban a vender sardinas que
traían de otro lugares por las calles del
pueblo. Lo más segura que estas sardinas serían las llamadas encubás.
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Casa de Pedro Molina |
Hasta bien entrados los años sesenta hubo en el pueblo dos tiendas que además de frutería
vendían pescado fresco. Estas eran la de Pedro Molina en la calle Rosales y
después pasó a su sobrino Antonio Robles que ya en el apartado de las fruterías
hablamos de ellos.
La otra fue la de la Pepa Molina en la calle
Carretera. Ninguno de sus hijos siguió con el negocio, dos hijos y una hija se
hicieron carteros y la mayor de las hijas se trasladó al casarse a otras latitudes.
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Casa de Pepa Molina y Pedro Chinchilla |
A Antonio Robles, o mejor dicho, en el local que tenía
el despacho en la calle Carretera, le sucedió otro u otra pescadería antes de
los propietarios de las que la tienen hoy día. Me parece que ahora se dedica o
después de cerrar la pescadería, a repartidor de gas butano de la marca Cepsa.
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La Frutería y pescadería de Robles |
Algunas tiendas de comestibles también,
esporádicamente, han vendido pescado en ellas. Pero no han tenido ni eran
estable con la traída de pescado fresco para la venta en su negocio.
LOS
BOTEROS
Había también, hasta los años cincuenta, una actividad que
dejó de existir en nuestro pueblo. La de botero. Oficio que se dedicaba a hacer
con las pieles botas y pellejos para transportar aceite y vino.
El último que tuvo este oficio y negocio fue Pedro el
Botero. No se le llamaba así porque fuese un diablo, el de las calderas de
Pedro Botero, sino porque se dedicaba a este oficio de botas y pellejos para
transportar y comerciar nuestro aceite con el vino de la Mancha.
Pedro el Botero tenía su casa al lado de la tienda de
congelados de Antonio Serrano, es decir la del tío de este Emiliano hoy de su
mujer Paquita. Este botero era el padre de un torero, o mejor dicho aprendiz de
torero, llamado Pepe con el mismo sobrenombre del Botero.
Era el héroe taurino de la chiquillería de finales de los
cincuenta y principio de los sesenta. Cuando jugábamos al toro, el torero decía
que era Pepe el Botero y a veces se simulaba alguna de las cogidas que tuvo
cuando toreaba en las fiestas de San Francisco de los años cincuenta en las que
sus amigos se tiraban al ruedo a socorrerlo.
Yo conocí a toda la familia pero hace más de cincuenta años
que fue desapareciendo del pueblo al marcharse fuera de él los hijos de esta
popular familia.