martes, 25 de junio de 2019

LUGARES, ACTIVIDADES, NEGOCIOS: LOS CAMPOS DE FUTBOL, LA TENERÍA, LOS RECOVEROS, PESCADERIAS Y LOS BOTEROS


LOS CAMPOS DE FÚTBOL



En nuestro pueblo ha habido varios lugares habilitados para jugar al fútbol con mayúsculas. Cuando digo con mayúsculas me refiere a encuentros contra equipos de otros pueblos. Estos eran del campo de las Viñas, a la altura de la actual plaza de San Marcos entre las calles San Lorenzo y Pío XII, el patio de las Escuelas Viejas, desde la casa de los maestros hasta el fondo del escenario, el de la calle Sta. Catalina, el "Campo de Fútbol" o plaza de San Marcos, el del solar de las Escuelas Nuevas y por último el Polideportivo.
El campo de las Viñas. Ocupaba las calles de la derecha, entre la plaza de San Marcos y el arroyo


Pero contemporáneo a todos ellos estaba el "Estadio del Cortijillo"

 Un estadio que cuyos vestuarios eran detrás de una oliva o de algún coche si había mucha afluencia de público, y las perchas o taquillas para guardar la ropa el poste de alta tensión que hay al lado de lo que era el terreno de juego.
El campo de las Escuelas Viejas

Un estadio que si queríamos beber agua, tenía que ser en los pozos que hay cerca del terreno a veces llenos de inmundicias e insectos o lavarnos en el río, en la gravera junto al "puente de tablas".

Un estadio que a veces unas horas antes del partido, teníamos que buscar palos para postes de las porterías y colocarlos, siendo las mayorías de las veces una cuerda el larguero. Rara vez estos largueros de cuerda no eran motivos de discusiones y polémicas cuando la pelota tocaba en la cuerda, para unos era gol y para el contrario fuera.

Calle Santa Catalina donde estuvo el campo de futbol. Ocupaba la calle y las casas de la derecha

Un estadio que tenía una torre para radiar los partidos, en la parte de la frontal derecha del área de la portería del lado oeste. Una torre formada por una pequeña encina, que en otros tiempos sirvió para uncir y domar bueyes, que la hicimos desaparecer cansados de que a veces entorpeciera algunas jugadas de  gol como él más seguro defensa 

         A pesar de eso, era  nuestro estadio, “El estadio del Cortijillo”, el mejor. Cuando se llegaba a mediados de septiembre "el estadio" comenzaba a vestirse de verde para cuando llegase San Francisco poder celebrar aquellos legendarios encuentros contra algunos de los equipos de los alrededores. Así comenzaba nuestra campaña futbolera hasta entradas los primeros calores y el verde césped se cubría de espinos que nos cubrían nuestras espinillas de molestos pinchazos así como a nuestros balones remendados y recosidos mil veces, casi todas las tardes, antes de empezar nuestros encuentros.
El Campo de Futbol o plaza de San Marcos

Cuándo llegaba el verano, lo mismo que en las épocas lluviosas en que el estadio del "Cortijillo" se hacía impracticable, usábamos el "Campo de Fútbol" o Plaza de San Marcos. Hoy, además de las fiestas de San Marcos, es utilizada o infrautilizada por algunos jóvenes y no tan jóvenes, para hacer derrapajes con vehículos de dos y cuatro ruedas
El campo de futbol estuvo en el solar que ocupa el Colegio

         Me acuerdo de aquellos San Franciscos en que nuestra ilusión era, a parte de las verbenas, el partido que teníamos preparado contra algún pueblo vecino. Aprovechábamos aquella ocasión que la comisión de fiestas le pagaba al equipo contrario el importe del viaje, entre 100 ó 200 pesetas, dependiendo del pueblo y compraba el balón que nos servía para todo un año, hasta el próximo San Francisco.
Polideportivo



         Me viene a la memoria el primer partido de San Francisco que jugué, solamente el primer tiempo. Era contra el América de Linares y empatamos a uno,  pero en los penaltis perdimos el trofeo. Y también el último, siete años después, contra Sorihuela con idéntico resultado, pero ganando el trofeo. Y de aquellas pizarras en que anunciábamos aquellos partidos, que a veces incluían hasta la alineación, que se colgábamos en los postes del telégrafo de la carretera junto a la casa de Roque Gilabert.
El estadio del Cortijillo


"Estadio del Cortijillo", ¿Quién te vio y cómo te ven ahora?



    LA TENERÍA



            En nuestro pueblo hubo una tenería funcionando hasta principios de los años cincuenta. Estaba esta ubicada al lado derecho del arroyo y por encima del puente de la vía que hay sobre él.

         Estas tierras donde estaba situada eran propiedad de la familia de Antonio Simón. Hoy en día quedan algunas olivas cortadas entre el arroyo y el hoyo de los Chenchos que son o eran de esta familia. También lo fueron desde donde estamos hablando hasta llegar a la orilla arriba del arroyo hasta las Escuelas Viejas, lo que le llamábamos los huertos de Antonio Simón. También pertenecía a él los terrenos del lavadero, con cuyas aguas le servía a veces para regar su huerto.
Una tenería se le conoce también como curtiembrecurtiduría que es el lugar donde se realiza el proceso que convierte las pieles de los animales en cuero. Las cuatro etapas del proceso de curtido de las pieles son: limpieza, curtido, recurtimiento y acabado. Se debe quitar el pelo, curtir con agentes de curtimiento y tinturar, para producir el cuero terminado
Lugar donde estuvo la tenería


         Esta tenería, la hizo alrededor de 100 años, Pedro Olivares. Este, además de tener una pensión o fonda, también fue carnicero. Y como consecuencia decidió poner esta ocupación para curar las pieles, ya fuesen propias o compradas en otros lugares.

         Consistía esta tenería en una casilla y unas balsas donde se trataban y curaban las pieles que luego se tendían al sol en la pendiente del terreno que hay al final de la última travesía Bolea.

         En los años cuarenta fue cambiando de manos y a finales de ellos o principio de los cincuenta dejó está actividad de existir en esta lugar.

         Me acuerdo como en sueños de esta casilla abandonada y todavía en algunos de ellos la veo. Cuando íbamos al cementerio por el camino que limitaba las olivas de los Revillas y las de los Olivares a continuación de la calle San Lorenzo y al cruzar el arroyo por el puente de la vía se veía la pequeña casa que en su día albergó este negocio.

Pasado algunos años, en que la compraventa de pieles estaba bajo la familia de Antonio Tenedor y este las compraba a los amos de las reses sacrificadas y luego las vendía a los tratantes.

 Volvió  en establecerse por algunos años este negocio en nuestro pueblo con la llegada y establecimiento aquí, a mediados de los sesenta, de Vicente Vayá Soler en el espacio que hoy ocupan las peñas de su cuñado Paco Blanco. En este sitio las almacenaba y secaba hasta un poco después de mediados de los años setenta que se trasladó a Beas y las almacenaba en una casa apartada, en la orilla de la carretera por encima de Vista Alegre. Esta casa todavía está en pie, pero ya no con este uso.







LOS RECOVEROS

La definición de recovero dice que es una persona que se dedica a recabar artículos y hacer mandados de pueblo en pueblo, así como revender artículos a los vecinos, especialmente huevos de aves. O también el de persona que se dedica a la recova (compra de huevos y otras cosas para revenderlos).

Pues en nuestro pueblo también hubo  personas que se dedicaban a esta actividad. La gran cantidad de pequeños diseminados que estaban habitados en nuestro término hasta bien entrado los años sesenta, hizo que esta actividad comercial tuviese gran auge.

Todavía actualmente se realiza esta actividad de manera de manera esporádica, sobre todo en verano. Furgonetas o pequeños camiones recorren todos los viernes, especialmente las principales aldeas de nuestro término con toda clase de productos. Estas aldeas son las que están en la carretera de Fuentebuena hasta Los Prados de Armijo.

Hasta los años sesenta había pocos carriles que llegasen a la multitud de cortijos que estaban poblados en nuestro término. Y los que estaban cerca de los carriles o carreteras de tierra también estaban desabastecidos de los productos que no eran producidos por sus habitantes.

Había algunos lugares que tenían alguna tienda de ultramarinos o como anteriormente se llamaba albacería. Esto pasaba en los Guijalbas donde la familia Medina Jiménez tenía una tienda. O en las Chozas sino me equivoco también la tuvo Rufina Torres. En algunos lugares unas especies de tabernas estuvieron funcionando hasta casi los años ochenta, en la Venta Cartola y Cañada Arada, en la casa del guarda.

Pero las personas que iban por los caminos recorriendo hasta los cortijos más pequeños y apartados del término. Los productos los llevaban cargados en sus mulos, nunca eran vehículos a motor.

         Llevaban telas y todos los utensilios para coser, algunos de estos productos por encargo, alpargatas y otros calzados para el campo. Frutas exóticas en aquellos tiempos como las naranjas que aquí no se producían y si no visitaban al pueblo no podían comprarlas. También un producto raro en aquellos tiempos era el pescado (peces pescados en el río), sobre todo las sardinas encubadas, y algo menos de carne.

El negocio para muchos recoveros fue fructífero, pues algunos que vivían en las aldeas del término se pudieron hacer o construir sus casas en el  pueblo.

De estos recoveros el que más me acuerdo era Eusebio, hijo de Julían Galarzo, más conocido como el Hornero, casado con Juana la de Braulio, los padres de Palomo. Sucedió a su suegro en este negocio o actividad cuando este, Braulio, pasó a regentar la posada que compró a los Curicas. Hoy día este edificio esta convertido en solar por su actual propietario.
Casa de Eusebio. Ahora de sus descendientes


 Eusebio, cuando se hizo la casa cerca de campo de futbol, plaza de San Marcos, le traían camiones con gallinas y pavos que él después vendía en la recova por los cortijos y los chiquillos que vivíamos en los alrededores acudíamos a ayudarle en la descargas.

En el  pueblo no se daba esta actividad pues en todo el siglo veinte había tiendas de comestibles en las que se podían comprar casi todos los productos más comunes.



LAS PESCADERÍAS O LOS PESCADORES

En el pueblo también hubo gente que se dedicaron a vivir a costa de la pesca, sobre todo de los peces que se daban en el río Guadalimar.

Entre estos pescadores estaban Sietegibas y su hermano, padre y tío de los actuales Sietegibas. Estos pescaban con el buen tiempo y luego los hijo/as iban por las calles del  pueblo vendiéndolo. El Siete que casi todo el mundo conoce, ya desaparecido, algunas veces cuando tenía falta de dinero, cogía las  artes de pesca de su padre y se iba de pesca. Esta actividad era esporádica, sólo cuando tenía necesidad o se acordaba de podía pescar y tener alguna ganancia.

Todavía quedan descendientes de otras dos familias que tenían que ver con esta actividad. De una familia que tenían de mote o alias la Pescaora, ahora mismo en el pueblo quedan algunos nietos con el apellido Padilla, uno hijo de una hija y otro de un hijo.

A otra familia le decían los Sardineros. De esta quedaba hasta hace relativamente poco tiempo en el pueblo, Ana fallecida este año, la mujer de uno de estos hermanos y en las vacaciones acude un nieto llamado Julián como el patriarca de esta familia. Este mantiene la casa de sus padres en el barrio de la Bolea, en la calle Lavadero.

No se si pescaban o se dedicaban a vender sardinas que traían de otro lugares por las calles del  pueblo. Lo más segura que estas sardinas serían las llamadas encubás.
Casa de Pedro Molina

Hasta bien entrados los años sesenta hubo en el  pueblo dos tiendas que además de frutería vendían pescado fresco. Estas eran la de Pedro Molina en la calle Rosales y después pasó a su sobrino Antonio Robles que ya en el apartado de las fruterías hablamos de ellos.
La otra fue la de la Pepa Molina en la calle Carretera. Ninguno de sus hijos siguió con el negocio, dos hijos y una hija se hicieron carteros y la mayor de las hijas se trasladó al casarse a otras latitudes.
Casa de Pepa Molina y Pedro Chinchilla

A Antonio Robles, o mejor dicho, en el local que tenía el despacho en la calle Carretera, le sucedió otro u otra pescadería antes de los propietarios de las que la tienen hoy día. Me parece que ahora se dedica o después de cerrar la pescadería, a repartidor de gas butano de la marca Cepsa.
La Frutería y pescadería de Robles


Algunas tiendas de comestibles también, esporádicamente, han vendido pescado en ellas. Pero no han tenido ni eran estable con la traída de pescado fresco para la venta en su negocio.

LOS BOTEROS


         Había también, hasta los años cincuenta, una actividad que dejó de existir en nuestro pueblo. La de botero. Oficio que se dedicaba a hacer con las pieles botas y pellejos para transportar aceite y vino.

         El último que tuvo este oficio y negocio fue Pedro el Botero. No se le llamaba así porque fuese un diablo, el de las calderas de Pedro Botero, sino porque se dedicaba a este oficio de botas y pellejos para transportar y comerciar nuestro aceite con el vino de la Mancha.
Casa donde estuvo la de Pedro el Botero

         Pedro el Botero tenía su casa al lado de la tienda de congelados de Antonio Serrano, es decir la del tío de este Emiliano hoy de su mujer Paquita. Este botero era el padre de un torero, o mejor dicho aprendiz de torero, llamado Pepe con el mismo sobrenombre del Botero.

         Era el héroe taurino de la chiquillería de finales de los cincuenta y principio de los sesenta. Cuando jugábamos al toro, el torero decía que era Pepe el Botero y a veces se simulaba alguna de las cogidas que tuvo cuando toreaba en las fiestas de San Francisco de los años cincuenta en las que sus amigos se tiraban al ruedo a socorrerlo.

         Yo conocí a toda la familia pero hace más de cincuenta años que fue desapareciendo del pueblo al marcharse fuera de él los hijos de esta popular familia.