lunes, 19 de septiembre de 2022

 TRAGEDIA EN LOS PERALES A MEDIADOS DEL SIGLO XIX.

Recogiendo un escrito de LA GACETA  del 18 de noviembre de  1856 sobre la tragedia ocurrida a una humilde familia que vivía en el Arroyo de los Perales. a continuación expongo el artículo que se exponía algunos después del suceso en dicha Gaceta:

Escriben  de Beas con fecha 24 de octubre: “Viviendo una dilatada familia en unas chozas construidas por los mismos dueños en el sitio llamado Arroyo de los Perales, de este término, se ocupaban en cultivar unos terrenos que se le concedió por las municipalidades; como pertenecientes a propios: Estando muy satisfechos y tranquilos con haber conseguido encontrar en dichas tierras, si no otra cosa, al menos pan para sus hijos, vino la hora fatal de su consumada desgracia a privarles de su tranquilidad, y a arrebatarles el pan que con tanto sudor y amargura habían conseguido adquirir, para alimentar sus largas familias, sino para todo el año, al menos para la mitad de él.

En el día y hora dicha principiaron a arder unos juncos que servían de lata en la choza de Santos Torres (que así se llama el que ha tenido más parte en la desgracia): estaba la mujer de este aprovechando las horas de la mañana en sus quehaceres domésticos, cuando se apercibió de que ardían los mencionados juncos, y se lanzó a la puerta de la choza implorando socorro a sus parientes, que acudieron al instante, pero  que por prontos que estuvieron en el sitio de la catástrofe, no fue tan pronto como lo requería el caso; pues en menos de un minuto toda la lata se voló, y el fuego principiaba  ya a hacer sus efectos en los pocos muebles que había dentro de la choza, y la madre, desesperada al ver que no solamente veía desaparecer su pequeño albergue, con sus cortos elementos de abrigo y vida, sino que sus hijos todos de corta edad estaban envueltos en el fuego, serían  víctimas de las llamas, pues los angelitos dormían a la sazón en sus miserables  camas: se arrojó a la choza atravesando por las furiosas llamas, logrando salvar a sus hijos a fuerza de su singular heroicidad, si bien la chica mayor ha sido mal parada por el destrozo que en ella hicieron las llamas.¡ Pero qué horror, señores redactores!¿La heroína de esta escena, la madre de esta desgraciada familia, se encuentra a los bordes del sepulcro a consecuencia de las quemaduras que sufrió en el combate para salvar  a sus queridos hijos!

Las cuatro chozas contiguas con cuanto contenían dentro par el auxilio de estas desgraciadas familias han desaparecido, pues el  fuego no pudo contenerse en la primera y se transmitió a las demás reduciéndolas a ceniza. Pero  deber es de todos  acudir a donde se puede encontrar un auxilio para la desgracia, y así es que obteniendo la competente autorización, se debía inclinar el ánimo de sus bienhechores, a que tomasen esta desgracia en consideración, y se ayudase a esta desgraciada familia con el fruto de una suscrición voluntaria. Las personas humanitarias se esfuerzan en hacerlo que pueden en favor de los desgraciados.”