miércoles, 28 de noviembre de 2018

LUGARES, ACTIVIDADES Y NEGOCIOS ...: ALBAÑILES, LAS CARPINTERÍAS Y LAS FRAGUAS


LOS ALBAÑILES



         Desde siempre ha habido albañiles en nuestro pueblo o en su término que han fabricado las casas o cortijos de él.

         Voy a intentar recordar aquellos que a lo largo de un siglo más o menos han sido los principales constructores de los edificios de Arroyo.

         No quita con esto que no haya habido un gran número de personas que hayan dedicado algún tiempo de su vida laboral en estos menesteres de la construcción. O que al faltar trabajo en el pueblo lo han sido desarrollando en otras latitudes o regiones donde se tuvieron que trasladar en busca de trabajo. Raro es que haya algún vecino del pueblo que no haya trabajado en alguna obra como peón e incluso como aprendiz de oficial o maestro.

Pero esto no es caso de los que voy a nombrar, sino de aquellos, como he dicho anteriormente, han dirigido obras más o menos suntuosas o construido viviendas bajo su batuta de cualquier vecino.

Empezaremos con unos albañiles que construyeron la iglesia allá por los años finales del 1920. Esos eran los hermanos Valero Verdejo, los Verdejos: José el mayor y Juan. El primero de ellos no pudo soportar el hundimiento de la Iglesia en el 1931, tres años después de su construcción, y se suicidó en su propia casa.
Aspecto primitivo de la Iglesia Parroquial de Arroyo. Al lado la antigua casa del médico, hoy Ayuntamiento


Su hermano Juan siguió con el oficio hasta sus últimos días en el que estuvo trabajando. Construyó varias casas en la calle Carretera como la de Antonio Ortega donde, además de vivienda como ahora, residió su tienda de ultramarinos, tejidos, muebles y electrodomésticos. Esta fue en su tiempo una gran obra así como otras viviendas en la misma calle muy cerca de esta. Algunas de sus últimas obras inacabadas se están derribando en las obras del cauce del arroyo en la Tejera. Algunos aprendices de Juan Verdejo se hicieron buenos albañiles e incluso en otros pueblos vecinos.

La casa de Ortega en construcción a la derecha y terminada a la izquierda


Felipe Lumbreras, Antonio Rodríguez, Antonio Fernández, Gregorio Jiménez, Antonio Samblas, Gabriel Espinosa, Rosendo León, Cristóbal  Pozo, Juan Ortiz, Antonio Yeste, Agapito Garrido, Sebastián García, Víctor Laínez, Domingo García y Saturnino Liñán. Todos estos ya eran albañiles a finales de los años veinte en la construcción de la Iglesia.

El último de ellos, Saturnino Liñán, fue el que más prolongó en el tiempo su actividad constructora. En los años sesenta todavía llevaba gente bajo su servicio, entre ellos su hijo Pedro Liñán que a finales de esos años tuvo que dejar el pueblo e irse  a otras latitudes en busca de trabajo.

Contemporáneo de este, en los años cuarenta y cincuenta, hubo otro gran albañil que a principio de los sesenta construyó una gran cantidad de casas en serie con bastantes oficiales y futuros maestros a su cargo. Final de la calle Santa Catalina y algunas de las de la travesía Bolea junto con Saturnino Liñán. era Antonio Tenedor. 

Otros albañiles de esa época, pero con menos obras a su cargo, era José Cuadros que luego continuó con su hijo Antonio y ahora su nieto Tomás. El padre de Pedro y German López.

Otro de los grandes artistas de la albañilería que se forjó en los años sesenta con los maestros anteriores Tenedor y Liñán, fue Paco el Gordo. Las últimas construcciones que trabajó y dirigió fueron en la construcción del edificio de las escuelas Nuevas, la casa que hay enfrente de la suya de los hermanos Cuadros Hornos, la casa de Alberto Jiménez y de la Mari Nieto y la última la torre de la Iglesia. Todas ellas a finales de los setenta y la torre a principios de los ochenta, 1983-86. A partir de aquí su salud se fue mermando y dejó de trabajar en proyectos mayores.




Otros albañiles que fueron naciendo bajo la batuta de otros maestros en los años sesenta que ya están jubilados podemos nombrar a Juan Torres Heredia, Isidoro García, el hijo de Victoriano, Lorenzo Sánchez Calderón, Blas Cantero, Rafael Sola o Luis Perona. Este dejó su impronta en dos edificios en la calle Carretera antes de ser el maestro Villa de Beas. Uno fue la casa que hay al lado de Unicaja, una de las primeras con tres plantas del pueblo y el edificio de la cafetería Galaxia. 
Edificio de la Cafetería Galaxia.


Miguel Retama fue otro albañil con mucho reconocimiento y dejó su impronta en muchas viviendas del pueblo. Hoy siguen su oficio sus hijos Miguel, como maestro y Jesús.           

         Otro albañil que trabajó muchos años, hasta que se jubiló, fue Juan Heredia que en muchos de sus trabajos llevó como primer oficial a Pablo Barneo. Una de sus edificaciones mas grandes fue la casa de Antonio Jiménez, hoy donde se ubica le supermercado de Mari Luz Muñoz en la calle Bolea.


         A mediados de los setenta irrumpe en el pueblo otro gran albañil, Andrés Garvi. Edificó varias casas cerca del mercado semanal y en la calle carretera al lado de la tienda de los Mazas. Después fue el primer maestro villa del pueblo hasta más allá de la edad de jubilarse. Se retiró por una grave enfermedad que le ocurrió en su trabajo en vísperas de San Marcos con el ajetreo de la última hora en el recinto.

         Por último que voy a nombrar es José Galdón, este vino reciclado a principio de los ochenta de Cataluña. Pronto empezó con quedarse con las obras que se hacían con contrata del pueblo. Una de sus grandes obras fue la construcción del hotel Arroyo a principio de los noventa. Terminó su vida laboral como maestro de obras del Ayuntamiento sustituyendo a Andrés Garvi.

           



LAS CARPINTERÍAS



            Vamos a seguir con otros establecimientos que existieron y  no han tenido continuidad en el tiempo como las carpinterías que han desaparecido físicamente de nuestro que hacer cotidiano y ahora voy a intentar recordar para que la memoria colectiva no las tenga en el olvido.

         La carpintería más grande que yo conocí y ya está desaparecida, fue la de Nazario. Estaba ubicada en la parte posterior de su casa en la calle Nueva, la paralela a la Carretera y abarcaba también parte de las casas colindantes que eran o pertenecieron a su familia. También se entraba por la Carretera por unas portadas grandes que había entre la casa de Ramón Llavero y la de Nazario a una especie de patio central que daba entrada además de la carpintería a unas viviendas interiores que daban luz a este patio y a la calle Nueva.
Entrada por la calle Nueva de la carpintería de Nazario, que ocupaba los que hoy son la puerta de madera y las dos cocheras hacia la derecha.


         De aquí, de esta carpintería salieron con el tiempo otras que se fueron formando con algunos de los trabajadores que aquí había. Pero ninguna de ellas sobrevivió en duración y tiempo a esta, aunque tuvo épocas de existencia intermitente.

         En esta carpintería había máquinas eléctricas para hacer los trabajos más pesados en otros más livianos. Había una máquina de serrar grande para tablones y troncos de gran tamaño y luego estaba la maquina de carpintero de todos los usos: serraba, cepillaba, taladraba, etc. había en esta carpintería una gran cantidad y variedad de herramientas, pues la necesitaban por numerosos trabajadores.

         De esta carpintería salieron la de mi tío Gabriel, que a finales de los años 50 (56-57) se emancipó junto con otro trabajador de allí, Valeriano. La puso en la calle San Lorenzo, en los bajos de su casa. Esta fue en el corto tiempo que estuvo funcionado, hasta los principios de los 70, como heredera de la matriz de Nazario con gran actividad. El socio Valeriano al poco de casarse se fue a vivir a otro lugar dejando a mi tío como único trabajador.


         Otra de las que se escindió de Nazario, fue la de Paco Gilabert. Este tenía la carpintería en la calle Carretera al lado de la casa exposición de su hermano José. No estuvo mucho tiempo funcionando.


Casa y carpintería de Paco Gilabeert


         Otra fue la de Cesáreo Morales, más conocido como el Chato. Este procedía de una familia de carpinteros ubicados en la calle Bolea. En 1930 ya existía un carpintero de esta familia Cesáreo Morales García y tenía también una serrería mecánica.  Pero este hombre la tenía en el número 3 ó 5 de esta calle dependiendo de que la casa de la Mari Nieto tenga el número puesto en esta calle o en la Carretera. Para explicarnos algo mejor la casa hace esquina con la calle de entrada a los patios de las calles que dan a la carretera desde la de Satur hasta la casa de Antonio que hace esquina en la parte de arriba. Parte de esta casa da al patio de las escuelas viejas con una terraza al lado del centro de interpretación y cerca del escenario.

Casa y carpintería de Cesáreo Morales

Otro que a principio de los años 30 tenía una serrería mecánica era Juan Verdejo que además era contratista de obras y maestro  albañil.

         La carpintería de los Nievas. Estaba regentada por el maestro
Emilio, el padre. En ella trabajaban los dos hijos Emilio y Manolo, quedándose con el tiempo este solo, pues Emilio se dedicó a otra actividad al poco de casarse, la de taxista. Tenían fama de buenos torneros. Esta carpintería daba a la calle Nueva, estando la vivienda familiar por la parte delantera dando a la Carretera. Era la casa la que hoy es de Tomás Gómez Bueno, cerca del Mesón. 
La puerta de madera indica donde se ubicaba la primitiva carpintería de los Nievas


Tiempo después, estando en manos de Manolo Nievas, su ubicación cambió de lugar pasando a la calle Carretera donde últimamente ha estado el establecimiento de Rustimante. Acabó su actividad con la muerte de su rector Manolo y los hijos la dejaron desaparecer. Hubo unos años que se asociaron con otro carpintero, Francisco Sánchez, más conocido por Quico.
Carpintería de Manolo Nievas.


         Hablando de este último, su padre también fue carpintero conocido como el Carpinterillo, por ser esta carpintería más modesta. Estaba ubicada en el mismo lugar en el que hoy día la tiene sus nietos e hijos de Quico, José y Carmen.
Casa y carpintería de los abuelos de  José y Carmen



         He dejado para lo último, la carpintería de Tomas el carpintero. Estaba ubicada entre la de los Nievas y la de Nazario, en el espacio que hoy ocupa el edificio donde estuvo la oficina de banco Santander. Con el primer Tomás Bueno yo no la vi en funcionamiento, pero como en sueños con el segundo sí. Este dejó un tiempo parado este negocio por dedicarse a otros menesteres. Y el lugar tuvo otras actividades como salón de futbolines, y otras actividades industriales con gente forastera que lo alquilaba por un tiempo.


Carpintería de los Gómez en la calle Nueva

Después sus nietos Tomás y José Ramón Gómez Bueno retomaron esta actividad y cambiaron de lugar la carpintería, en la calle de Fuentebuena, hasta que el  mayor de ellos se jubiló y José Ramón cambió de actividad. En el espacio de la antigua carpintería lo transformaron haciéndolo todo el edificio nuevo poniendo en él una exposición de muebles, los muebles Gómez.
Carpintería Gómez en la calle Fuentebuena


         De Tomás Bueno el viejo, que fue padre de Nazario y de Tomás el de la fonda, se puede decir que salieron casi todas las carpinterías del pueblo: La de Nazario, mi tío Gabriel, Paco Gilabert y por supuesto la última la de los hermanos Gómez.

         Las herramientas que usaban eran casi todas manuales, menos la maquina aserradora que había en la carpintería de Nazario y quizá fuese la misma que hay en la carpintería hoy cerrada de Tomas Gómez y las otras maquinas multiusos que serraban con discos, cepillaban y taladraban, en una de estas estuve a punto de peder los dedos de la mano derecha con las poleas de la máquina. Como he dicho casi todas eran herramientas manuales, no había taladros, ni cepillos, ni caladoras, ni destornilladores, ni lijadoras, ni grapadoras eléctricas. Eran manuales como vengo diciendo como el berbiquí, cepillos de varias clases como la garlopa, serruchos de varios formatos y sierras de mano, un trozo de lija y un taco y grapadora de mano y un martillo con puntas sin cabeza.
Garlopa

       Destornilladores con mango de madera, por supuesto, de varios tamaños y puntas imantadas. Escofinas, que eran limas para la madera, unas planas y otras con el canto curvo. Formones, gubias, escoplos, que eran los punteros y cortafríos de la madera, azuelas. Limas para afilar los dientes de las sierras y una piedra de amolar para afilar los escoplos y formones, las cuchillas de los cepillos y las puntas de los destornilladores. 
Gato de carpintero

      Los gatos de varios tamaños, uno muy grande de madera casi entero y los otros de tamaños más pequeños y los mas usados de hierro. Gramil, escuadras, lápiz de carpintero, transportador, reglas, trompos o tupí, escopleadora, espigadora, tubillones o tarugos y cuyas, etc.

Berbiki





           Y por último, el banco del carpintero. Imprescindible para esta actividad. Estaba hecha por supuesto de madera con un grueso tablón de unos dos metros de largo y al lado una canaleta hecha con una tabla de igual largura donde se depositaban las puntas y las herramientas que se estaban usando en ese momento. En  un extremo había una especie de torno o gato de madera para sujetar la madera que se estaba trabajando, especialmente piezas pequeñas a la hora de serrar y de encolar. También algunos bancos llevaban incorporados cajones pequeños para meter las puntas o clavos. En la pared había una especie de armario para colocar o colgar las herramientas en su sitio.

Luego estaban los materiales que se usaban además de la madera, como las puntas o clavos de todos los tamaños y la cola de carpintero o de pegar. Esta al principio se tenía que preparar pues venía en trozos sólidos de una pasta especial y había que derretirla.
Hacuela o azuela,  mazo y cepillo

Los trabajos que se hacían eran todos de madera, por supuesto. Pero aquí casi nadie se dedicaba a hacer muebles, lo más parecido a estos eran las mesas de la matanza y las de las cocinas. Hacían puertas y ventanas de madera maciza con cuarterones de tablas y listones. Algunas empezaron hacerse en aquellos tiempos con los precursores de aglomerado de hoy día, con okumen y tablet, uno parecía cartón prensado y el otro hecho con finas láminas de madera pegada.

Peldaños de escaleras. Todas las piezas no metálicas de los instrumentos y herramientas agrícolas de aquella época: puños de hoz, astiles de hachas y de azadas y escavillos, horcas y palas para aventar el trigo y la cebada en las eras, ubios, costillas, timones para los arados y si se terciaba trillas aunque estas las traían ya hechas de Siles, así como las artesas. También arreglaban carros, sobre todo los radios de las ruedas, todo en él era de madera menos la llanta, los ejes y los tornillos que llevaba el carro.  



LAS FRAGUAS



Vamos  a seguir con otras actividades que ya no se dan en nuestro pueblo pero que hasta hace poco tiempo eran habituales y que venían de muy antiguo.

Sobre el 1880 ya existían un herrero conocido, Gregorio Calabria y quizá un hermano suyo llamado Alfonso. Su casa fue la que hoy día es de la familia Ortega Carrasco, al lado de la cooperativa.
Casa que fuera de Gregorio Calabria

 De las que yo conocí y vi en funcionamiento fueron: las de los Berrios, la del tío Monje o mejor dicho de su mujer, la tía Ana la Monja, pues él hacía mucho tiempo que había muerto un poco antes de comenzar la guerra, la de Víctor el Herrero y la de Paco el Herrero.

         La de los Berrios estuvo bastante tiempo ubicada en la calle del Rosario donde estaba la casa paterna del tío José hasta que los dos hijos que heredaron el negocio se trasladaron a vivir en la calle Carretera y en los bajos de sus viviendas continuaron con esta actividad transformándola en taller de carpintería metálica aunque seguían haciendo pequeños trabajos de herrería. 
La fragua de los Berrios en la calle Rosario. en ella se ven algunos de los hermanos Berrio
         Esta fragua procedía quizás de la más antigua de la fraguas del pueblo, la del tío Cruz. Este tenía su fragua en el lugar que ocupa la casa de José Gilabert en la Carretera. De este hombre, el tío Cruz , ya hemos hablado otras veces como cuando se hizo la iglesia que era el alcalde pedáneo o cuando hablando del hombre del ojo de cristal que se le cayó en su huerto acuchado por una vaca y también muy recientemente cuando hablábamos de la gran riada del 7 de julio del 1935. 
Lugar que ocupaba la fragua del tío Cruz


         La de Víctor Romero, llamado o más conocido por Víctor el Herrero, estaba por lo menos cuando yo lo conocí, en la calle Bolea. La vivienda estaba en el numero dos de esa calle y enfrente tenía la fragua en lo que hoy es la casa de los suegros de José María Gómez Sánchez. Esta fue la que mejor conocí, pues entraba a menudo en ella y como estaba a la entrada del colegio o Escuelas Vejas a veía muy a menudo. Al que más vi trabajando en ella fue a su hijo Víctor. 
La fragua de Víctor que yo conocí.
         La fragua se trasladó a la Carretera y se fue transformando poco a poco en taller mecánico, en manos de Ismael Romero, recientemente fallecido, hasta que este lo absorbió quedándose como única actividad. De simple taller mecánico pasó a ser concesionario de coches Citroën y de varias marcas de maquinaria agrícola desde motosierras hasta vibradoras para coger aceituna. 

Casa y primer  taller fragua de Ismael


         La fragua del tío Monje o de la Monja, estaba situada en los bajos o sótanos de la casa de esta familia. Esta casa está en la parte baja de la carretera y cerca del arroyo lindando con la tejera del tío José Ortiz "Melón", es la segunda al cruzar el puente y la entrada a la fragua era por el estrecho callejón que hay entre esta casa y la siguiente de Chencho.
Casa del tío Monje y donde tenía la fragua


         Al morir el herrero asesinado por alguien que según se decía le debía dinero pasó a regentarla su mujer con trabajadores a su cuenta o dejado en arrendamiento como los Cuenca, hasta que su yerno se hizo cargo de ella y a principios de los años 60 dejó  la actividad. El yerno, Francisco, era hijo de otro gran herrero, Víctor.

 Tengo como unas imágenes en mi subconsciente de una fragua, pequeña, en la calle Rosales un par de casas mas abajo  de la de Paco el Pregonero, me parece que hoy día pertenece a la familia de Ramón Rodenas. Se llamaba Paco y le decía también el herrero acompañando a su nombre. Era sobrino del tío Monje, que fue el que lo enseñó el oficio y después de muerto este, puso su pequeña fragua o herrería. Fue gente que se fue hace tiempo del pueblo a otras latitudes, pero todavía queda una bisnieta en nuestro pueblo.    

             Fueron famosas las hachas que templó el tío Monje  por su gran resistencia y duración y así como otras herramientas que entonces se hacían para los trabajos del campo.       Estas herramientas, hachas, escavillos, azadas, barrenas, almainas, rejas y otras partes metálicas de los arados, ruedas de carros y los ejes, herraduras y las rejas de las ventanas, eran los objetos que más se fabricaban en ellas. También se podía fabricar utensilios de cocina, como las trébedes, morillos, cucharones, calderos, sartenes de hierro por supuesto, etc.

Los herreros trabajan calentando las partes del hierro o del acero a modelar con instrumentos como el martillo. El calentado se realizaba en una forja de carbón, leña o coque. El color es importante para determinar la temperatura y maleabilidad del metal: cuando el hierro es calentado para incrementar su temperatura, primero se vuelve rojo luego anaranjado, amarillo. El color ideal para el forjado es un blanco-anaranjado. Como deben ser capaces de ver el color del metal para trabajar, muchos herreros trabajan en lugares de baja iluminación.

       
Las herramientas que usaban eran principalmente el hogar que le daba nombre a la actividad, alimentado con materiales o combustibles dichos anteriormente. El  yunque o mesa de trabajo donde se moldeaba el hierro ardiendo y por supuesto un martillo o gran martillo llamado también pilón u un recipiente con agua para meter o enfriar el hierro con el que se trabajaba.

Una frase común sobre el trabajo de los herreros señala que "todo lo que se necesita es algo en donde calentar el metal, algo en donde golpearlo y algo con qué golpearlo".

Ahora diremos de una manera más detallada las herramientas y utensilios que se utilizan o utilizaban en las fraguas:

- La forja es el lugar en donde se le aplica calor al metal en la herrería. Aquí se contiene y controla el volumen del fuego necesario para el trabajo.

- El yunque es un gran bloque de hierro o acero, a lo largo del tiempo ha sido reformado y refinado.

Los anteriores son los instrumentos básicos con los que trabajan los herreros.

- Las tenazas son usadas para coger el metal incandescente. Varían en un rango de formas y tamaños.

- Los moldes son instrumentos para dar forma al metal. Éstos se calientan de modo tal que el metal se derrite y sale a través de aberturas previamente marcadas en el molde. Por esos orificios se introduce el metal fundido de forma que cuando se enfría y se rompe el molde se reproduce la forma deseada en el metal. Con ello, por ejemplo, se pueden fabricar las formas particulares de las cucharas, las herraduras, etcétera.

- La fragua es la herramienta donde se coloca el carbón para calentar las piezas de metal para que puedan ser forjadas y tengan maleabilidad al momento de darles forma, esta fragua puede funcionar con un ventilador que inyecta aire para que el carbón arda o como las antiguas con un fuelle enorme que se accionaba con el pie, y así poder trabajar el metal.

         - Y por supuesto el martillo,  con el que se golpea el hierro caliente para ir dándole la forma adecuada y apetecida. Y el martillo pilón ya nombrado anteriormente, que funciona impulsado mecánicamente. Este consta de una parte llamada chabota que soporta el yunque y va unida al suelo mediante una cimentación elástica; de un pórtico sobre uno a varios pies, en que va montando el cilindro, así como la masa de caída, que puede ser muy variable y por último los mecanismos de mando


ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ