LOS SANADORES DE HUESOS
No sé con qué nombre dirigirme a las personas que se
dedicaban a la actividad de arreglar torceduras, dislocaciones, articulaciones
abiertas como la de la muñeca y otras cosas referentes a las extremidades tanto
de huesos, tendones y músculos.
La primera que yo conocí y quizá la que más fama tuvo
mientras estuvo ejerciendo esta actividad, fue Josefa la de Braulio. No sé
tampoco desde cuando ejercía o empezó a ejercer con esta habilidad de arreglar
las articulaciones. Pero en lo referente a mi, tengo noticia casi desde nací.
Pues mi madre me decía que cuando tenía menos de dos años me arregló el
codo y después ya con ocho o nueve años
la muñeca.
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Al fondo el solar donde se ubicaba la casa o posada de Josefa y Braulio |
Hasta casi su muerte atendía a las personas con estos
problemas articulares. Por ejemplo a mi padre le vio la rodilla ya entrados los
años 80 y le dijo que aquello no lo podía arreglar, pues era lo mismo que ella
padecía en sus manos, artrosis. A mi padre les dio unos masajes con aceite y
alcohol sobre ellas para que sintiese algo de alivio pero que no le iba a
solucionar el problema.
Otra mujer fue Antonia Hornos, también ya desaparecida.
Vivía en la calle del Río nº 10, antes el 8. Todavía viven el pueblo dos de sus
hijos, Nati y Fernando Caballero. La casa ahora es propiedad de su nieto Emilio
Caballero que la ha reformado completamente.
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Casa de Antonia reformada. |
De esta sanadora, tengo la experiencia en esta
actividad, con una hermana mía que se fracturó el brazo. Al caerse y no
quitársele el dolor del brazo mi madre la llevó a Antonia para que se lo
arreglase, pero esta le dijo que estaba fracturado, no sé si era el cúbito o el
radio.
Y el último de aquellos sanadores fue Pepe, llamado
por algunos el doctor Hueso. Este vivía o vivió en la calle de Las Piedras, la
casa actual de Ramona que era hija María la del tío Martín, la mujer de Pepe.
Tuvo bastante fama en los años finales de los sesenta y setenta, sobre todo
cuando acabó el pantano donde él trabajaba. Muchos jóvenes de esos años acudían
a él cuando tenían problemas, sobre todo, jugando al futbol. Yo acudí a él por
un problema en el cuello del pie, no sé
si estaba abierto o era a causa de alguna torcedura del tobillo.
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Fachada posterior de la casa donde vivía Pepe |
Con la desaparición de estas personas parece que los
arregladores de huesos, mejor dicho de articulaciones, esta actividad en
el pueblo decayó. No sé si actualmente
hay alguien que la ejerzan.
LOS TALLERES MECÁNICOS
Los talleres mecánicos que habían hasta los años
finales del siglo XX, solamente queda uno, el de Paco aunque este empezó como
electricidad del automóvil ya se dan toda clase de mecánica.
El taller más antiguo fue el de Ismael Romero que fue
el sucesor de la fragua de Víctor el Herrero que tenía en la calle Bolea. Esta
la heredaron dos de los hijos, Víctor e Ismael. Con el tiempo se trasladaron a
la calle Carretera en lo que hoy es la vivienda familiar de Ismael. Víctor se
dedicó más a la fragua o herrería e Ismael a la mecánica. Con el tiempo Víctor
abandonó la empresa y se trasladó sino recuerdo mal a vivir a Elche.
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La casa de la izquierda estuvo el primer taller de Ismael |
El negocio de la mecánica fue próspero ampliándose con
el local que tenía sino recuerdo mal su
hermano Francisco al lado y más tarde en
los años setenta otra nueva ampliación del local. Al final fue también concesionario varias décadas de la marca
Citröen hasta que Ismael dejó al jubilarse el negocio.
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Locales de los talleres de Ismael |
Con Ismael trabajaron varios mecánicos sobresaliendo
su sobrino Víctor, que con el tiempo lo dejó trasladándose a otra provincia del
Levante. Ramón Martínez que estuvo desde muy joven, primero de aprendiz, desde
que salió de la escuela, hasta que se cerró definitivamente esta actividad con
el arrendatario del taller después de la jubilación del propietario. De los
últimos trabajadores que tuvo Ismael fue Mateo Jiménez y Domingo Perona.
El taller de Juan el Mecánico. Este taller se inicio
con la terminación de las obras del Pantano donde Juan fue mecánico. Este
taller estuvo ubicado en los que hoy es el salón de bodas del hotel Arroyo
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Espacio que anteriormente ocupaba el taller de Juan. |
Juan tuvo varios aprendices en su taller, pero el
único que trabajó varios años fue su hijo hasta que varios años después de
casarse emigró a tierras alicantinas. Casi siempre estuvo solo Juan trabajando
en su taller hasta que llegó su jubilación
y vendió la maquinaria y el local para la ampliación del hotel.
El tercer taller mecánico fue el de José Caballero que
estuvo en los bajos de su vivienda en la calle Carretera, junto a la tienda de
los Mazas y el hogar del jubilado. Fue el último de los tres que cerró cuando
le llegó la jubilación a José y no quedarse nadie con él.
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Lugar donde estuvo el taller de José Caballero. todavía se puede ver la puerta de entrada del taller. |
A principios del siglo actual se abrió otro taller en la calle del Río regentado por los hermanos Martínez Guerrero. Estuvo poco tiempo en funcionamiento, porque estos hermanos cambiaron de actividad profesional y el taller se cerró.
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Local hoy. vació del taller de los hermanos Martínez Guereero |
También hubo otros dos talleres relacionado con la
electricidad del automóvil. El de Antonio Torres y el de fuera su aprendiz
Eduardo Martínez. Pero estos me gustaría ponerlos en otro apartado, el de los
talleres de reparaciones de aparatos eléctricos.
TALLERES ELÉCTRICOS
La semana pasada nos quedamos hablando de los talleres
mecánicos y con los de electricidad del automóvil.
Pero antes hubo una actividad de talleres de aparatos
eléctricos.
El primer taller de esta actividad lo montó Leovigildo
antes de casarse junto con un hermano más joven llamado Sérvulo. Se
dedicaba a arreglar motores eléctricos,
sobre todo el cableado de las bobinas de estos motores. Otros trabajos, que
cada vez eran más frecuentes, eran los arreglos de los aparatos de radio. Con
el tiempo fueron apareciendo los primeros televisores en el pueblo y con ello
las averías.
Como vimos en programas anteriores, cuando hablábamos
de los cines, Leovigildo era el maquinista del cine Andalucía. Otra actividad
relacionada con máquinas y electricidad.
No sé si ya en esa época primera de maquinista de cine tenía su taller
de reparaciones de aparatos eléctricos. Pero si me acuerdo cuando se casó y
vivía al lado de mi casa y allí tenía su taller
de reparaciones de aparatos eléctricos.
También me acuerdo de ir con él a cortijo de los
Roques a mirar o programar la televisión que tenían en ese lugar. Quizá fuese
la primera televisión que hubo en el pueblo o en su término.
Después con otra televisión Marconi, que puso
Leovigildo en el salón parroquial. Aquí vi el primer mundial de futbol, el de
Inglaterra. También estuvo esta televisión en uno de los salones de la parte de
arriba del cine Andalucía, el de invierno.
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La casa de la izquierda donde tuvo su último taller Leovigildo. |
Después se trasladaron a vivir a otros territorios los
dos hermanos y esta actividad cesó, era bien entrado los años sesenta. Con el
tiempo Leovigildo regresó al pueblo y siguió con esta actividad pero ya sólo
con las televisiones y con uno de sus hobby arreglo de aparatos de radios
antiguas.
A Leovigildo le sucedió en el arreglo de aparatos o
motores eléctricos Antonio Torres. Este fue derivando de los motores eléctricos
a la electricidad del automóvil
Tenía Antonio su taller en su domicilio particular. Donde
antiguamente tuvo su padre el bar y después su mujer la tienda de chucherías.
De aquí se hizo un taller en un nuevo local, el que tiene su hijo Félix. Por
motivos de salud tuvo que dejarlo, hasta que su hijo lo abrió de nuevo.
Antonio tuvo
como aprendiz a Eduardo Martínez durante varios años. Este se abrió su taller
en un local de Ismael, el primero que tuvo este debajo de su vivienda. De aquí
pasó a la acera de enfrente con uno de su propiedad. Este lo tiene hoy en día
otro taller mecánico, el de Álvaro Ruiz, aunque este, por poco tiempo.
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Taller de Eduardo. |
En la
actualidad hay dos talleres de electricidad del automóvil en el pueblo.
A propósito de los talleres eléctricos, en cuanto a
las reparaciones de televisores, hubo un tiempo que Antonio Serrano también la
desarrolló.
Tras el boom de las primeras televisiones de a finales de los años sesenta y setenta, aquí en esa fecha no había ningún técnico que las arreglase cuando se averiaban. Tenían que venir los técnicos de las diferentes marcas para su arreglo.
Serrano que trabaja con su tío Antonio Ortega, fue de
manera casual y puntual técnico de aquellas televisiones en blanco y negro que
su tío vendía y él las colocaba poniéndolas en funcionamiento. Cuando se
averiaban o se perdían la señal, él era el primero en acudir a la casa donde
esto sucedía. Iba comprobando lámparas hasta que daba con alguna que hacía que
el televisor se viese. Si tenía alguna otra avería tenía que acudir el técnico
apropiado.
Hoy día parecen que las televisiones aguantan más sin estropearse por el uso.
Y para finalizar tenemos, aunque no es un taller eléctrico, un taller ya desaparecido de lavado y engrase. Fue el primer negocio de este tipo que se puso en el pueblo. Empezó su andadura a finales de los setenta dirigido por Pedro López, en la calle carretera entre la discoteca La Cancela y taller eléctrico de Antonio Torres.
En los noventa Pedro dejó este negocio y alquiló el local a la discoteca La Cancela, para la ampliación de esta. con el tiempo también fue almacén de fruta de los Hermanos Becerra.
En los noventa Pedro dejó este negocio y alquiló el local a la discoteca La Cancela, para la ampliación de esta. con el tiempo también fue almacén de fruta de los Hermanos Becerra.
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Local de Pedro López donde tuvo su taller de lavado y engrase. |