LOS TRAPEROS
Cuando hablábamos la semana pasada de
los recoveros me vino también a la memoria esta actividad que se producía a la
vez que aquella. Pero esta, la de los traperos, en nuestro pueblo.
Aquí,
que yo sepa, no hubo ningún trapero que fuese de pueblo en pueblo o de cortijo
a cortijo, comprando o mejor dicho cambiando ropa vieja. Muy vieja debería ser
en aquellos años para desprenderse de ella, con la necesidad que había y la
poca oferta sobre ropa y calzado que había en los pueblos pequeños y no digamos
en los cortijos y aldeas.
Me acuerdo de un trapero que venía de
Villanueva todos los veranos, hasta los años sesenta que dejó de venir por
aquí. Le llamábamos Macaco. Llevaba como medio de transporte un burro con unas
agüeras, mejor dicho serones especiales. Luego dejaba su burro y cogía una
cesta de mano, como las que se ven en
las plazas de toros vendiendo chucherías o en algunas ferias camarones.
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Trapero con su carro cargado de cartones |
Cuando veía a un grupo de chiquillos en
la calle se acercaba a ellos con su cesta llena de baratijas. Unas veces vendía
por unas pequeñas monedas algún producto de lo que llevaba o los cambiaba por
alguna suela de alpargatas, sobre todo de cáñamo que valían más.
Muchos chiquillos de mi edad y algo
mayores canjeaban suelas de alpargatas por bolitos y cristalas que este hombre
llevaba. Recorríamos todas las olivas de los alrededores buscando suelas de
alpargatas para cambiarlas por los productos que llevaba. El producto estrella
eran unos pequeños cohetes, que todavía se venden en este formato. Se encendían
con un cigarro o con una cerrilla y luego se lanzaban al aire de prisa por si
te explotaba en la mano. Estos cohetes, varios años después de esta época, le
dieron un disgusto, a abuelo del campeón del mundo de motociclismo Maverik
Viñales, Emilio Ruiz en el campo del Cortijillo cuando se estaba jugando un
partido de futbol.




Este trapero llevaba junto con la cesta, un saco para
ir metiendo los restos de alpargatas que los chiquillos le suministrábamos.
También llevaba productos para las chiquillas, eran
baratijas como pendientes, sortijas, collares, pulseras o espejos. La mayoría
decían que era de oro del que cagó de oro
o de pasta de muchos colores que se partían con mucha facilidad con los golpes.
Me recuerda ahora estas baratijas de los traperos, a las que llevaban los
descubridores a América o a otros lugares para intercambiarlas con los nativos
por metales preciosos.
Años después me acuerdo de ver a este trapero, que nos
parecía que tenía alguna deficiencia, en la parada de la Alsina en Villanueva
cogiendo los paquetes que allí se descargaban o se subía al autobús.
ESTANQUEROS
Aunque los estancos de tabacos en España son una de las instituciones más antiguas en vigor del mundo, con más de 400 años de
historia, aquí, en nuestro pueblo no hace tanto tiempo que existe uno.
Que yo sepa, antes de la familia que lo tiene ahora,
hubo otra hasta los primeros años 50. En 1953 todavía había una joven
estanquera que estaba novia con el que luego sería su marido. Seguramente el estanco estaba a nombre de su madre, dado
por algún motivo referente a la guerra civil. Se lo de la fecha por ser el
novio muy aficionado a los toros y participar en el atado del famoso toro
Fiscalero.
Poco tiempo después de estas fechas pasó a manos de
los padres del actual propietario. El local estuvo antes en otros lugares. En
la casa de su abuelo Fernando, hoy vacía, al lado de la de Roque Gilabert y
poco tiempo pasó a la de la familia materna en la acera de enfrente de donde
está hoy. Ya desde finales de los cincuenta, el estanco está en el mismo local.
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La casa del centro que fue del tío Fernando. |
De los dos locales anteriores tengo el recuerdo de ir
a comprar tabaco para mi abuelo. Me parece que los cigarros que compraba eran
los Peninsulares, aunque también eran parecidos en precio y calidad los
Ideales. Me cruzaba la carretera y volvía a cruzarla por enfrente de la puerta
de su casa donde él me esperaba. Entonces pasaban muy pocos coches por la
carretera y era muy normal que chiquillos con cuatro o cinco años circulasen
por sus alrededores.
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Casa donde estuvo el estanco antes de su ubicación actual |
LAS LIBRERIAS
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Casa que fue de Paco Flor y donde estuvo la tienda, tal como era en su época. |
Pero las verdaderas librerías llegaron al pueblo en
los años setenta.
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Edificio y local de la Caixa, estuvo la librería Leyconda |
La primera fue la llamada Leyconda. Esta la abrió don
Maximiano. El local estaba en el mismo sitio que hoy ocupa la Caixa. Tuvo sus
problemas antes de abrirla por la forma de hacer publicidad. Me acuerdo con
aquel eslogan ¿Ley qué? Las autoridades
municipales de Beas se creían que era algún movimiento político subversivo,
pues estábamos a finales de la dictadura y principio de la democracia. Tuvo el
maestro que das explicaciones e inmediatamente hacer otros panfletos más claros
sobre el nombre de la Librería.
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Casa de la familia Torres Chinchilla donde estuvo una librería y anteriormente una taberna. |
Inmediatamente después de esta se abrió otra. La
familia Torres Chinchilla la puso en su
casa en el mismo lugar que habían tenido anteriormente la taberna. La hija,
recientemente fallecida, era la que se hacía cargo de ella, con ayuda de la
madre y los hermanos pequeños.
Cuando cerraron estas, llegaron las actuales, las dos
que hay, Picis y San Marcos