domingo, 13 de septiembre de 2009

DESDE EL MIRADOR DE LOS EMPERADORES

          

                                LA BATALLA DE ORONGIS



Tambores de guerra y marchas militares retumbaban en este valle en el último cuarto de siglo III adC.

Publio C. Escipión Africano

En el año 224 a d.C. las tropas del poderoso Almicar Barca eran perseguidas a distancia por el caudillo de los oretanos Orisson hasta su encuentro con aquel en la batalla de Heliké donde fueron derrotados los cartagineses y muerto su general. Y la vuelta de las tropas vencedoras, los oretanos, hacia su ciudad Cástulo perseguidas por el nuevo caudillo de los cartagineses Asdrúbal, yerno de Almicar Barca. La ciudad Cástulo fue destruida y sus habitantes pasados a cuchillo.

En 212 a d.C. Los hermanos Cneo y Publio Scipión fueron derrotados y muertos, en un intervalo de 29 días, en territorios cercanos a nuestro pueblo. Cneo, en la batalla de Ilorci, según algunas teorías cerca de Orcera. Y Publio en un triángulo formado por Chiclana, Castellar y Santisteban.
Asdrúbal Barca 

 
En el año 208 a d.C. se produce la gran batalla de Baécula, según las últimas teorías en las proximidades de Santo Tomé. En ella se enfrentaron las tropas del gran Publio Cornelio Scipión contra los generales cartagineses Asdrúbal y Magón Barca, hermanos del gran Anibal, Asdrúbal Giscón y el futuro aliado de los romanos el númida Masinisa. En esta batalla, el romano, destrozó los ejércitos púnicos dispersándolos por la Bética.
 En el año 207 a d.C. Se produjo la batalla de Orongis. Los protagonista fueron el romano Lucio Scipión, futuro cónsul y vencedor de Magnesia sobre Antioco III de Siria (190 a d. C.) por lo que le sobrevino el apodo del Asiático y el cartaginés Hannón que sería exhibido en Roma como trofeo de guerra por aquél.


Magón Barca 
  Tito Livio describe as la batalla de Orongis:

“Cuando Escipión cayó en la cuenta de que la guerra se fragmentaba en diversos frentes y que llevar la ofensiva a cada una de las ciudades era una tarea no laboriosa pero sí larga, emprendió el camino de vuelta. Con todo, para no dejarle aquella zona al enemigo envió a su hermano Lucio Escipión con diez mil hombres de infantería y mil de caballería a atacar la ciudad más rica de aquella comarca, Orongis la llamaban los bárbaros. Está situada en el territorio de los meseses, rama de los bastetanos; su suelo es fértil; sus habitantes, además, tienen minas de plata. Había sido la fortaleza desde la que Asdrúbal hacía incursiones a los pueblos del interior. Escipión acampó cerca de la ciudad y antes de circunvalarla envió hombres a sus puertas para que entraran en conversación con sus habitantes, sondearan sus sentimientos y les aconsejaran que experimentasen la amistad antes que la fuerza de los romanos. Como la respuesta no fue nada amistosa, rodeó la ciudad de foso y doble empalizada, y dividió el ejército en tres cuerpos, a fin de que hubiese siempre uno al ataque mientras dos descansaban. Cuando el primer cuerpo inició el ataque hubo una lucha terrible pero de resultado incierto: no resultaba fácil acercarse a los muros ni aplicar escalas debido a los proyectiles que caían; incluso si alguien conseguían enganchar las escalas al muro era derribado con horcas construidas al efecto o, desde arriba, le echaban encima garfios de hierro de forma que corrían peligro de ser levantados en vilo hasta lo alto del muro. Cuando Escipión se dio cuenta de que la lucha estaba igualada a pesar del reducido número de los suyos y que la ventaja del enemigo radicaba en estar combatiendo desde lo alto de la muralla, retiró la primera sección y atacó la ciudad con las otras simultáneamente. Esto provocó tal pánico entre los sitiados, agotados ya de luchar contra los anteriores, que los habitantes de la plaza huyeron de repente abandonando las murallas, y la guarnición cartaginesa, temiendo que la ciudad hubiese sido rendida a traición, abandonó sus puestos y se concentró en un solo.


 Después lo habitantes cogieron miedo a que el enemigo, en caso de penetrar en la ciudad, degollase a mansalva a todo el que encontrase, cartaginés o hispano indiscriminadamente. Abriendo, pues, repentinamente la puerta, se echaron en masa fuera de la ciudad poniendo los escudos por delante por si les disparaban venablos desde lejos y mostrando desnudas las diestras para que se viera bien que habían arrojado las espadas. No se sabe con certeza si la distancia impidió captar bien esta circunstancia o si se sospechó una trampa; se cargó con saña contra los tránsfugas y fueron destrozados como si fuera una formación que presentaba batalla; y por aquella misma puerta se irrumpió violentamente en la ciudad. Mientras tanto, en otros puntos se destrozaban y echaban abajo las puertas con hachas y dolabras y, a medida que iban entrando los jinetes, se dirigían a galope a ocupar el foro, pues ésas eran las órdenes recibidas; a la caballería se habían sumado también un cuerpo de triarios; los legionarios invadieron los restantes puntos de la ciudad. Se abstuvieron de saquear y de matar a los que encontraron, salvo si ofrecían resistencia armada. Fueron puestos bajo custodia todos los cartagineses y también los cerca de trescientos habitantes de la plaza que habían cerrado las puertas; a los demás les fue entregada la ciudad y devuelto sus bienes. En el asalto de aquella ciudad cayeron cerca de dos mil enemigos y no más de noventa romanos La toma de esta plaza por la fuerza alegró tanto a los que participaron en la acción como al general y al resto del ejército. Fue muy vistosa su llegada llevando ante si una gran turba de prisioneros. Escipión felicitó a su hermano en los términos más elogiosos que le fue posible, parangonando la toma de Orongis con la toma de Cartagena que él mismo había llevado a cabo, y como se echaba encima el invierno y no podía atacar Cádiz ni seguirle los pasos al ejército de Asdrúbal, fraccionado aquí y allá por la región, retiró todas sus tropas a la Hispania citerior (Tito Livio XXVIII 3 y 4)

La localización de esta ciudad de Orongis no está todavía identificada. El equipo del CAAI que dirige el profesor Arturo Ruiz tiene varias hipótesis sobre su ubicación:






 Auringis - Jaén capital.


 Plaza de Armas de Puente de Tablas. Jaén.


 Cerro de Villargordo en Torredelcampo.


 El Giribaile en Vilchez.


 Olvera en las Navas de San Juan.


 Nuestro Castellón del Moro.


 Bujalamé en La Puerta de Segura.






Yo propondría no el Castellón, sino un paraje que abarcaría La Venta Cabrera y Los Álamos. Este lugar está muy cerca de minas de plata, el Castellón está a tres o cuatro Km. y hay minas de plata al cruzar el tío Guadalmena enfrente del Castellón. La comunicación con la Mancha es cercana con los campos de Montiel ( Mentesa Oretana), pasando el Camino de los Cartagineses de oeste a este por el centro del poblamiento.


Este paraje esta en una meseta (500 m) elevada sobre los cauces del los ríos Guadalimar y Guadalmena por el Norte, el río Beas por el Oeste, el arroyo de la Nava por el sudoeste y el arroyo del Ojanco por el Este. Además estaba protegida por tres fortalezas o torres vigías: el Castellón por el Norte, las torres de Ajozar por el Este y las de Las Motas o del Ojanco por el Sudeste. Tiene en lo que sería su casco urbano gran cantidad de aguas superficiales sin tener que acudir fuera del recinto de la población para abastecerse en los ríos que la circunda.


Parece ser que podría haber existido un campamento cartaginés al oeste de este emplazamiento, al cruzar el río Beas, en la Fuensantilla frente al Puente Mocho.


Solamente queda que los responsables de patrimonio se dediquen a estudiar con gente especializada la zona para descubrir lo que la tierra oculta y los expoliadores no se han llevado en el transcurso de los tiempos.


Andrés Marín Sánchez
Publicado en las fiestas de San Francisco 2010


















                                                        El mirador de los emperadores


ARROYO DEL OJANCO EN EL SIGLO XVI


Lo que se sabe de estos territorios de Arroyo del Ojanco en el siglo XVI se debe a las Relaciones Topográficas mandadas a realizar por Felipe II en el 1575.
El Instituto de Estudios Giennenses publicó una transcripción literal de dichas relaciones topográficas hecho por Luis Rafael Villegas Díaz y Rafael García Serrano .
En lo referente a nuestro pueblo sabemos que existía un “royo que se llama del Losanco”. Se describe su nacimiento y por donde discurre hasta llegar al río Guadalimar. También podemos conocer, por estas relaciones, sus cultivos: huertas, arboledas, cañamares y regadíos de pan llevar. Se dice su longitud, una legua y la distancia que está de la villa de Beas, otra legua.
Hay una relación de fuentes como la del Acemilero, el Tovar, Teja, Ajozar, La Zarza, Turrochel y Ardachel(¿La fuente Colorá?). “Ardachel y la de Ajozar tiene algún regadio, aunque poco”
Existía en aquellas fechas unas torres del Losanco al lado de resto de una población muy antigua: “parece aver avido población, porque se halla e ai cimientos fuertes de cal e canto e ladrillo e forma de torres e baños como de tiempo de moros”. “no se sabe la causa de averse despoblado los dichos lugares ni los nombres que tuvieron ni porque se perdieron ni quando, mas que pareze población y edificios antiquisimos”. Los que escribieron estas Relaciones pensaban que eran de origen árabe y no romano.
Hay referencias sobre los propietarios que había en lo que hoy es el pueblo del Arroyo del Ojanco en los parajes llamados Ardachel en la parte izquierda del arroyo desde el puente hacia el hotel y el Encinarejo en la parte en la parte derecha del arroyo, desde el puente hacia la discoteca.
Estos propietarios eran Diego de Sandoval y Negrete señor de una casa y labor en Ardachel, en este mismo lugar, Constanza de Sandoval y Luis Vico con ambas casas y labor. En el Cerro Portazgo el propietario era Diego Bedoya con casa y labor. En el Encinarejo Juan de Orozco tenía casa y labor como también Hernando de Bedoya tenía tierras de labor.
Podemos conocer hechos o aventuras que corrieron estos personajes o antecesores suyos durante el siglo XVI:
Familia de los Sandovales y Negretes- Empezamos por el abuelo de Diego de Sandoval y Negrete, Sancho Rodríguez de Negrete. Era un personaje de linaje muy noble y antiguo, caballero hijodalgo. En los años 1520 y 1521, en la guerra de los Comuneros se dedicó a luchar contra los partidarios de estos en las poblaciones cercanas de la comarca. Y como consecuencia de sus acciones tuvo la vara de gobernador cierto tiempo.
- Sancho Rodríguez de Sandoval y Negrete hijo del anterior. fue capitán de una compañía de infantería y atacó a la villa de Villarrodrigo que se había sublevado a favor de los comuneros y la apaciguó con brevedad.
- Ruy Díaz de Mendoza, yerno de Sancho Rodríguez de Negrete., capitán de una compañía de infantería de la villa de Beas, fue enviado contra Toledo que estaba también sublevada a favor de los comuneros.
- Luis Godínez de Sandoval y Negrete, del mismo linaje de los anteriores. Este lucho contra los moriscos de Granada, como capitán de infantería con gente de una compañía del Valle del Segura, del Campo de Montiel y del Adelantamiento de Cazorla bajo el mando del duque de Sessa, Gonzalo Fernadez de Córdoba, nieto del Gran Capitán(1569-71). Murió como capitán.
Familia de Bedoyas y Bedmares descendientes de las montañas de


Cantabria del solar de Soverón y del valle de Bedoya (Valle del Honor):
- Juan Bedmar, lucho en tiempos de Carlos V en la guerras de Nápoles y Lombardía bajo el mando del general el marqués de Pescara y Del Vasto (Gasto en la transcripción) D. Alonso de Ávalos, como capitán de caballería y de infantería respectivamente. Con seguridad pudo haber luchado en la batalla de Pavía contra los franceses bajo el mando de dicho general que fue uno de los caudillos de aquella batalla (1925). Murió en el arte militar. De su linaje son los Bedmares y Bedoyas que vivían en el 1575.
- En esta batalla tuvo su protagonismo un soldado de la villa de Beas, llamado Juan de Montalvo bajo el mando del caudillo Antonio Leiva, por ser uno de los que se apoderaron del rey de Francia Francisco I, teniendo el honor de quedarse con un trozo de la vaina de la espada de dicho rey. El emperador por su hazaña le dejó alguna paga que le sirvió para hacer su carrera militar como capitán
- Diego de Bedoya, el propietario de Arroyo de Ojanco. Fue capitán electo del condado de Santisteban del Puerto bajo el mando del marqués de Mondejar, capitán general del reino de Granada luchó en la rebelión de los moriscos (1568-1569).
- Juan de Bedoya y Bedmar, caballero hijodalgo y rico. Entre otras obras pías que hizo, fue un colegio de niños donde se le enseñaban a “leer y escribir y la doctrina cristiana y viven en él “en la villa de Beas. Lo dotó de una renta suficiente para el predicador y maestro de niños, hizo a su costa el edificio “muy suntuoso y principal”. Instituyó 4 patrones para la buena gobernación del colegio los cuales eran. “el consejo, justicia y regimiento de la villa el uno, y otro el vicario ques o fuere por tiempo de esta villa, y el rector ques o fuere de la universidad de Baeza y Hernando de Bedoya, hijo mayor de dicho Juan de Bedoya, y sus hijos mayores para siempre jamás”. Este Hernando de Bedoya es el propietario del Encinarejo en Arroyo del Ojanco.
¿Serían estas familias de Bedmares y Bedoyas los que nos trajeron, alrededor del 1239, año de la conquista de estas tierras por el obispo Osma, la leyenda del Ojanco? Las montañas cántabras están llenas de leyendas de ojancos u ojancanus como allí se llaman. ( el que se dice en las relaciones es el Maestre de Santiago fray Pelayo Pérez Correas en el año 1234, todavía no era Maestre de Santiago ni estaba por estas latitudes, lo fue en 1242).
Linaje de los Vicos
- Francisco de Vico, capitán de infantería, fue a socorrer el campo del emperador que estaba sobre la ciudad de Toledo sitiándola en la rebelión de los comuneros. De su linaje eran los Vicos de finales de siglo XVI, entre ellos Luis Vico propietario de casa y labor en el lugar de Ardachel de Arroyo del Ojanco.




Estos personajes documentados no son los primeros que conocemos. Del siglo I de nuestra era se conocen el nombre de dos personajes romanos de la Villa de los Baños, pero esto ya es otra historia.






PUBLICADO EN EL PROGRAMA DE FIESTAS DEL 2009