martes, 4 de diciembre de 2018

LUGARES, ACTIVIDADES, NEGOCIOS...: SALÓN DE BODAS, FÁBRICA DE HIELO Y POLOS, GASEOSAS Y LECHEROS



SALONES DE BODAS



            Al hablar de los bares del pueblo, ha salido uno que  hacía bodas también en él. Pues vamos a enlazar con ello con los salones de bodas que hubo funcionando un tiempo en nuestro pueblo. Estos dejaron de funcionar hace un tiempo, quedando el pueblo sin ninguno hasta que recientemente el hotel inauguró,  hace unos  años, el salón de bodas.

         Hasta que a principios de los años 60, después de hacerse el bar hoy conocido como la Parada y anteriormente como La Palmera, de la Rosalía,  de Pedro Miguel o de la Genara, empezaron a hacerse bodas en él promovidas por su propietaria y su familia la Genara, en el pueblo no había nadie que se dedicara a esta actividad.
Bar, fonda y salón de bodas

         Hasta relativamente poco tiempo antes de estas fechas ya dichas de los años 60, las bodas se celebraban en las casas particulares  o de algún familiar que tuviese alguna amplia.

En  los años 50 empezaron a hacerse por gente que se dedicaba a ello y los locales podían ser algún bar anchuroso o alguna de las posadas o fondas. Fue cambiando poco a poco la forma de hacerse los convites de las bodas. Venían profesionales de Beas que se dedicaban a hacer los banquetes y los lugares eran los cines de verano donde se celebraban. Después con el salón que tenían de bajo de sus casas lo de las vigas en la calle de Fuentebuena.
Salón de bodas, verbenas y discoteca



La Genara fue la primera persona del pueblo que se dio cuenta de que aquí había un negocio que  podía dar dinero. Primero en el bar y los bajos de su casa y posteriormente el salón que hizo a continuación del  bar hoy vivienda de su hija. El 1979 ya había dejado este negocio, pues en el salón se hizo una vivienda que yo fui el primero en usarla cuando me casé.

A continuación Gómez también se dedicó a este negocio en su discoteca la Cancela en los salones que había por encima de ella. A esto se dedicó a mediados de los años 70, porque entre el 73 y 74 fue cuando inauguró la discoteca la Cancela y después amplió su actividad a las bodas.
Salón de bodas y discoteca la Cancela


A principios de los ochenta, como ya dije cuando hablábamos de los bares y de la Galaxia, se abrió otro salón de bodas. El nombre era el de la Galaxia como la cafetería. Estaba este salón en la parte superior del edificio y todavía está estos salones aunque sin ninguna actividad. Era regentado por los hermanos Muñoz, siendo Florencio el responsable de esta actividad. Con el tiempo hicieron un salón nuevo para bodas en la calle de Fuentebuena en un solar que anteriormente estaba ubicada la fábrica de vigas de la familia.
Salón de bodas Galaxia


Y por último el salón de bodas de los hermanos Navarro. Este está en la calle carretera al lado del parque en los bajos del edificio de la familia Navarro León. 
Salón de bodas Hermanos Navarro.


Los tres últimos fueron dejando su actividad casi a la vez  por la bajada en los años 90 de los casamientos en el pueblo. Y las pocas bodas que se daban, se hacían en la Veguilla o en el hotel Avenida como es ahora conocido.



FÁBRICA DE HIELO Y POLOS



            Cuando  hablamos de los bares y al decir donde había estado ubicado y porque se le llamaba también de otra manera al bar Salamanca, ya hablamos de la Polera que era como al principio se le conocía a este bar y el Polero a su dueño.
Espacio donde estuvo la Polar



         Esta antigua Polera de la que venía el bar Salamanca, se dedicaba a fabricar de manera industrial hielo, barras de hielo y toda clase de polos, que no helados.

         Su fundador fue un hermano de la familia Ortega llamado Iluminado. Se ubicaba en la calle del Río, en el nº 4. A la entrada del local se pasaba por un amplio patio y al fondo del solar estaba la edificación donde se fabricaba el hielo. Las tardes noches de verano el patio se convertía en una especie de terraza de verano donde se servía refrescos y alguna que otra cerveza junto con los polos que comíamos los más pequeños de la concurrencia.

         En este solar se hizo posteriormente otro hermano, Ulpiano Ortega su casa. Esta la disfrutó poco tiempo, estando la mayoría de él alquilada, por seguir viviendo al principio en el cortijo de Los Roques y después, a finales de los sesenta, cuando dejó el cortijo, estar la mayoría del tiempo trabajando en el extranjero y así como al principio de los setenta, por el mismo motivo, trasladarse a Las Canarias. Y cuando volvió de allí ya no vivió en ella por trasladarse a otros lugares y vender la casa a los propietarios actuales.

         Después de desaparecer la Polera, hubo otro lugar donde se fabricaba hielo. Este fue en el edificio o casa de Pepe Litrán o Pepe el Cartero. Este hombre pequeño de estatura pero más listo que los ratones coloraos. De ahí le venía el mote por compararlo con el Ministro de Alfonso XIII, el conde de Romanones. 
Casa de Pepe el Cartero


         Además de cartero, tenía también la central de teléfonos y para colmo y tener a sus hijos ocupados puso lo de los hielos. Estos los hacía en el pasillo central de su casa, por el había que pasar para llegar a las habitaciones de uso particular. La parte delantera junto con una parte del portal, la tenía para la central telefónica y el despacho de correos. Toda la familia hacía de todo, lo mismo repartían cartas que llevaban el control de los teléfonos del pueblo, pues todo comunicación pasaba por sus manos, hasta que el la segunda mitad de los 70 se puso los teléfonos automáticos.

         Allí acudíamos, algunas veces con la excusa de haber si había cartas, para comprarnos un polo. Entrábamos directamente donde los hacían, pues los hijos varones que nos atendían tenían más o menos nuestra edad, y así veíamos los moldes para el hielo como funcionaban hasta cuajarse.

         Hubo un tiempo que también hacía helados de una manera muy rudimentaria batiendo el hielo y echándolos en  un cucurucho de barquillo. Me acuerdo cuando los iban vendiendo montados en un carromato, que a veces le hacía el servicio de una mulilla mecánica. El mayor José Antonio conducía y Angelito y Pedro, montados en el remolque, despachaban los polos y helados los días de fiesta o cuando acudían al campo de fútbol los días de partido con otro pueblo.

         A finales de los sesenta también hubo una familia que hacía y vendía los domingos helados fabricados de manualmente. Era una familia que estaba trabajando en el Pantano y vivían en la casa de Marcelino Rustarazo que da al campo de fútbol, al lado donde tiene ahora  tienda su hija.
En el piso de arriba de la izquierda de esta casa vivía de alquiler la familia que hacía los helados


         Pero los helados más o menos parecidos a los de hoy, fueron anteriores a todos estos. Venían de La Puerta las tardes de verano pregonándolos a las primeras horas después de la siesta. Vendían también los barquillos de canela, que los chiquillos le añadían un estribillo cuando oían al hombre que lo iba vendiendo. Esto eran en los años cincuenta y el hombre que los vendía, entonces era muy joven, con el tiempo se convirtió en el tío de los cuadros. En los San Franciscos de aquellos años venía con su caseta de helados poniéndolos junto a las atracciones que venían. Tengo de esto una imagen en la puerta del Centro de Interpretación.

         A propósito del tío de los Cuadros, que persona del pueblo que ronde los setenta años o más no  le haya comprado alguna mercancía a este hombre, pues vendía de todo y quizá lo que menos cuadros. Luego todas las semanas se iba pasando de casa en casa con su libreta apuntando lo que le pagaban a plazos por los productos vendidos. Con mi madre tuvo este hombre mucha relación, pues casi hasta sus últimos días, no era muy mayor, estuvo haciendo esta labor de manera habitual por el pueblo. 
       Este hombre, me dijo alguna vez, que un hermanos suyo que trabajaba con los amos de las Viñas, los Revillas, había sido testigo que este señor llamado d. Juan Ortega, había cedido de manera gratuita el campo de fútbol al pueblo de Arroyo llamándole plaza de San Mateo en honor a un antepasado de la familia que parece ser fue el propietario de todas estas tierras que forman el barrio de las viñas incluida la Iglesia y el actual Ayuntamiento. Estos dos edificios y sus solares fueron donados por descendientes suyos, la Iglesia fue por Vicente Revilla Valle, cuando se construyó la iglesia había muerto un tiempo antes y Don Mateo Revilla Llavero el plano y la dirección de las obras de la Iglesia. Así como doña Gabina Revilla un Cáliz plata sobredorada, una casulla damasco seda blanca y otra encarnada, un juego de palias, alba y amito.

         También, a principios de los sesenta, venía otro hombre de Beas con un carromato vendiendo polos o helados y los famosos barquillos de canela. De este tengo un recuerdo de un 24 de abril cuando estábamos esperando la llegada del camión de los toros o vacas, pues la mayoría de las veces en aquellos años eran vacas y pocos toros. Era en la pontanilla que había para salvar la cuneta en la puerta de los Revillas. Estábamos sentados en las losas que hacía pasadizo y una de esas piedras era la de un molino con su agujero en el centro del circulo o mejor dicho cilindro, con poco grosor o altura, por ser un cuerpo geométrico más que una superficie. Y este hombre pasó varias veces por donde estábamos aquellos chiquillos nerviosos e impacientes esperando los toros de San Marcos que se hacían esperar.



FÁBRICA DE GASEOSAS


Hubo hasta el 1960 más o menos una fábrica de hacer gaseosas. Esta era de Roque Litrán Gilabert y la tenía en la calle del Río, en la actual casa de su familia. Tenía una puerta que daba a la calle para uso exclusivo de este negocio.
Casa de Roque el de las gaseosas


         Las primeras gaseosas que hacía tenían el tapón con una bola de cristal que algunos chiquillos usábamos como canica de cristal o cristala como lo nombrábamos nosotros. Esta bola, que era más grande que la actual canica de cristal, era de un solo color y su superficie más carrasposa, la teníamos para tirar con ella para dar los chetes.

         Las  repartían por el pueblo en unos carros de dos ruedas que se podían enganchar en el portaequipajes de las bicicletas o ser simplemente empujados o llevados a mano.

Gaseosa la Jaya


         Con la llegada, cada vez más, en los años sesenta de las grandes marcas de las gaseosas comerciales, como La Casera, La Inesperada La Jaya, esta última la que se vendía en los cines de verano Andalucía y Lumbreras, Roque fue dejando de fabricarlas.
Gaseosas Ls Pava de Villanueva del A.


La gaseosa de Beas.




         A finales de los años sesenta y principios de los setenta llegaron a nuestro pueblo repartidores a domicilio de gaseosas fabricadas en pueblos vecinos como La Pava de Villanueva y la Virgen de la Paz de Beas que la fabricaba Nicéforo Cantero hasta que este hombre se jubiló y su negocio dejó de funcionar. La otra marca la traían junto con otras mercancías de bebidas alcohólicas como de alimentación zumos y leche una familia de Villanueva.



LOS LECHEROS



         Hasta hace muy poco tiempo en nuestro pueblo ha habido gente que se ha ganado la vida vendiendo leche a los vecinos, bien en su casa o vendiéndola por las calles.

         Una normativa europeas sobre la manera que debían de vender este producto hizo que el último lechero del pueblo, lo miso que en otros lugares, dejase esta actividad.

         Desde siempre la leche que se necesita en las casas era suministrada por los mismos vecinos con sus cabras que tenían para tal efecto. Los menos pudientes o que no tenían medios para mantener o tener en sus casas una cabra para cubrir su necesidad de leche, se la agenciaban con algún vecino que tuviese de sobra y quisiera venderle.

         Normalmente la leche que se vendía en el pueblo hasta los años sesenta era de cabra. A  partir de esta década se empezó también a vender leche de vaca.

         Una de las personas que más tiempo se han dedicado a esta actividad fue Marcela Mihi o Mikes. Desde los tiempos de la posguerra siempre tenían ganado caprino, siendo los hijos mayores los encargados del pastoreo. Algunas veces llevaban, además del suyo, ganado ajeno para cuidarlo por los campos por una cantidad estipulada.
Casa de Marcela Mihi

         De su hijo mayor tengo una imagen gravada por un acontecimiento que pasó a mediados de los cincuenta. Iba este joven con su ato de cabras por la carretera y fue arrollado por un camión saliendo milagrosamente ileso pasando por encima de él, solo sufrió su talega con la merienda que fue machacada por una de las ruedas del camión.

         En los años sesenta, hasta que esta familia dejó esta actividad bien entrado los ochenta, también tenía vacas lecheras a las que vendía su leche. La leche la vendía en su casa y solamente a quien se la encargaba todos los días y por ser mayor se le llevaba de manera especial a su casa.

         Otra familia que vivía de la leche y de su ganado caprino y algún ovino, fue la de la familia Sánchez González. Este estuvo hasta su muerte pastoreando y guardando su pequeño rebaño y su mujer, Pepa,  era la que vendía la leche de cabra por las casas. La leche que vendía esta familia es la que más he bebido hasta que me casé, pues en mis casa desde que yo me acuerdo mi madre se la compraba a ellos. Su casa está en la calle Carretera junto al bar La Masía.
Casa de la familia Sánchez González


         Otra persona que también estuvo algunos años vendiendo leche de cabra, aunque menos que los anteriores, fue Paco el Pastor. La leche la vendía en su casa de la calle Rosales. Apenas iba de puerta en puerta sino que acudían a comprarla a su casa.

         Y por último, el que quedó con el sobrenombre del Lechero, Fernando Martínez Vizcaíno. Fue el último que legalmente se dedicó a vender leche por las calles, hasta los finales de los ochenta. Este la leche que vendía era de vaca. Las tenía en su casa que daba a la calle del Río y a la de Cervantes. Se recorría todas las calles del pueblo con su furgoneta, una de las primeras que tuvo fue una Citroën.
Casa de Fernando.

         Cuando estos lecheros dejaron de vender leche ya en sus casas ya en la calle, algunos otros particulares que tenían cabras en sus casas o en algún lugar próximo al pueblo vendían de manera  extraoficial este producto. Normalmente lo hacían para las personas mayores que eran reticentes a la leche de vaca que se vendía en las tiendas y supermercados, como también a ese especie de vendedores ambulantes que venían con sus camiones vendiendo toda clase de bebidas: vino, todo tipo de gaseosas, blancas, de cola, naranja o limón y cartones de leche.

         La leche la llevaban estos lecheros en cántaras de latón y las medían con cazos del mismo metal de cuarto, medio un litro. En los últimos años estas medidas ya eran de plástico duro y las cántaras se cambiaron por depósitos de plástico de 25 litros.
Utensilios de capacidad para medir la leche.


          Los que iban a comprar leche normalmente el recipiente que llevaban podía ser tanto una botella de cristal que había sido antes un recipiente de una gaseosa, un puchero o un cocedor de leche que llevaba incorporado un especie de colador.. ¿Cuánta leche se habrá derramado por las calles del pueblo? Unas veces a ir saliéndose de los recipientes mal llevados y otras al romperse la botella en alguna imprudencia del joven mandado.


ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ

lunes, 3 de diciembre de 2018

LUGARES, ACTIVIDADES,NEGOCIOS...: LAS POSADAS Y BARES


LAS POSADAS





            Al hilo con lo anterior, vamos a hablar de las posadas de nuestro pueblo.

         A finales del siglo XIX también se le conocía a nuestro pueblo con el nombre de Las Ventas. Esto se debía a que había en estos alrededores de lo que hoy es nuestro pueblo una serie de ventas o posadas. En nuestro término todavía quedan nombres de lugares con este nombre.

         El primero es el de la Venta Cabrera, al lado mismo del camino real y antiguo camino de los cartagineses.

         Otro lugar es Ventarique algo más alejado del camino unos 500 m. Aunque parece que su nombre indica una venta o posada, su verdadero origen procede del árabe que significa hijo de Tarik  

         Las Ventillas: La de la Viuda o de doña Isabel, la más cercana; la del don Pepe y la de don Luis.

         Y al final, en los límites del término con el Puente, la venta del Colorado.

         Estas cuatro últimas al lado del camino real y a escasos metros de la carretera actual.

         A finales del siglo XIX se le nombraba también  a nuestro pueblo, como la Venta de la Camposanta.

         Una vez dicho esto vamos a recordar las posadas que hasta su desaparición en nuestros días ejercieron como tales y no como las ventas nombradas, que como las conocemos son cortijos agrícolas o pequeñas aldeas como la Venta Cabrera y Ventarique.

         Empezaremos por la posada de  Los Curicas. Estaba situada detrás de la fuente donde se celebra el mercadillo de los viernes. Hoy es un solar vallada perteneciente a Emilio Caballero. Su posición era muy estratégica en el camino real y a lado de la carretera existiendo una plaza entre ellas. Esta posada pasó a manos de Braulio Palomo y Josefa Mihi mas conocida por Josefa la de Braulio. Raro son los habitantes mayores de este pueblo que esta mujer, Josefa, no le haya arreglado algún hueso. A mi por ejemplo, bien pequeño me llevaron a ella para que me metiera el hueso del codo y después otras veces, la muñeca. Con el tiempo a mi hija mayor cuando tenía alrededor de un año también le arregló el codo. Y en los últimos días de su vida, llevé a mi padre para que le mirara la rodilla, cosa que me dijo que aquella, ella no podía arreglarlo por tener ella la misma enfermedad en las manos y que no era ninguna dislocación sino artrosis. Esta posada tuvo razón de existir mientras hubo arrieros que traficaran de pueblo en pueblo con sus mercancías, sobre todo los que venían de La Mancha.
El solar vallado donde estaba la posada o venta del Curica.


         Otra posada era la del tío Francisco Rodríguez y su mujer la tía Carmen Blanco. Estaba ubicada al lado de la panadería de Paco Blanco en la Carretera y hoy es un solar vallada con bloques en la parte que da a la carretera. Esta  dividido en varias partes de los herederos de esa familia. Todavía al principio de las obras del pantano sirvió como lo que era, posada o fonda, a algún carrilano.
Solar donde estuvo la posada del tío Francisco
         Nos queda la que más modernamente se le llamó la Fonda. Era de Tomas Bueno y Josefa Gómez, regentada por su familia, su mujer y sus hijas, sobre todo la Isabel que con ella acabó toda actividad. Esta posada fue anteriormente del tío Fructuoso Pérez, padre y abuelo de toreros: Cesar Morales y Cesar Pérez. A finales de los años cuarenta pasó de unas manos a otras, al tener que marcharse el tío Fructuoso a Orcera  a consecuencia de un incendio que se dio en esta posada cuando se estaba representando una obra de teatro en ella.
La fonda de la familia Bueno a la Izquierda

         Con la familia Bueno Gómez estuvo funcionando como un negocio muy próspero y floreciente dando comidas como por supuesto habitaciones. Hubo un tiempo hasta principios de los años 90, que se inauguró el hotel, que era el lugar de reunión o de concentración de todos los viajantes y técnicos que venían de visita a la Sierra, pernoctando varias noches a la semana. Hoy día ha cesado su actividad.
         La pensión o fonda de Pedro Olivares. Esta pensión estuvo funcionando hasta mediados de los años sesenta y era regentada por la familia Olivares. Cuando compró la casa Requena a esta familia, tiró completamente el edificio y lo hizo de nuevo. Fue una pena para mi el no conservar la fachada de aquella casa con sus remates de ladrillo visto rojo, quizá fuese de más baja altura que la de hoy. Las hijas de esta familia al casarse se fueron del pueblo y por eso cerraron la pensión. Una hija de ellas fue delegada de la Junta de Andalucía en la provincia de Jaén a principios de este siglo, hasta que aconteció  su muerte producida por un cáncer.
El edificio central era la antigua posada de Olivares después tienda de Requena y hoy su casa


         Hubo otro establecimiento que no fue ni venta ni posada que también estuvo funcionando desde los años 60 hasta bien entrado los 80 como fonda. Era la pensión de la Genara. Estaba encima del bar de la misma familia López Galarzo, en la carretera enfrente de la Iglesia. Hoy el bar se le conoce como la Parada, pero cuando se hizo se le llamaba el bar de Pedro Miguel o el bar de la Genara, pues era ella con sus hijos la que lo regentaba. Aquí, en este local, también había un salón para bodas a continuación del bar. Hoy día solo funciona el bar que no está en manos de sus propietarios sino arrendado.
El antiguo bar de Pedro Miguel y pensión. actual bar La Parada




LOS BARES



         Y a propósito del bar anterior, seguiremos hablando de estos negocios: bares que ya no existen en nuestro pueblo. El primero que me viene a la memoria es el de Bernardo. Esta este bar en lo que es la casa de su hijo Antonio y en la parte donde tenía la chucherías su mujer Isabel, la del kiosco. El patio también se usaba como parte del local en el buen tiempo. En este bar fue la primera vez que vi un grifo de cerveza. En aquellos años la gente del pueblo hacia la mayoría de sus ligar con vino blanco manchego y la cerveza era para ocasiones especiales o de días de fiesta. 
      Me acuerdo como lo adornaba cuando llegaban las fiestas de San Francisco poniendo delante de su casa, en la acera que entonces no había, ramas de pinos y mantones por si llovía o hacía mucho sol. Pues en esta época el tiempo es imprevisible, lo mismo esta lloviendo que al medio día hace un sol que aporrea. Ahora mismo no me acuerdo en que año se cerró el bar. Pero al poco de cerrarlo, su hijo Antonio puso un taller de electricidad en su lugar y después se pusieron la tienda de golosinas que ya tampoco está.
Bar de Bernardo , el tercero a la derecha


         Anteriormente a este hubo una taberna regentada por Gregorio Galarzo Lumbreras a principio de los años 30 del pasado siglo. Esto lo recogía el Anuario del Comercio de la Industria, etc. de 1932. Desconozco en qué lugar se ubicaba esta taberna.

                   En la calle Bolea existió otro en los años 60. Estaba en la casa que hace esquina para entrar al patio de las Escuelas o al Centro de Interpretación y tiene una terraza que da a él. Es la casa hoy día de la hija de los que pusieron el bar, Isidro Liñán y Juana Jiménez. Duró muy pocos años.
Lugar de este bar y antigua fragua de Víctor.


         El bar del Cepas. Estaba regentado por Águeda y su marido Juan el Cepas como se lo conocía. Primero estuvo en los bajos de su casa en la Calle Nueva, desde la segunda mitad de los sesenta. En ese bar la gente de mi edad aprendimos a hacer la liga, allí fue donde empezábamos a salir, donde también acudía la del sexo contrario y donde nos ponían tapa de sepia a la plancha. De aquí lo pasaron a la carretera a lado de la Fonda en un pequeño y estrecho local que era propiedad de los de la fonda. Fue un bar que estuvo de actualidad todo el tiempo, donde no iban solo los hombres  a hacer la ligar sino parejas de jóvenes como no tan jóvenes. Pero la grave enfermedad de Águeda hizo que el negocio se acabase con ella. Hoy día en este local está una agencia de seguros Generali.
A la izquierda casa y antiguo bar Cepas y a la derecha el último local de este bar.



         Otro bar que estaba muy cerca del anterior, pero quizá algunos años más antiguo, era el de Florentino. Lo  considerábamos la gente joven como taberna. Era un bar casi exclusivo de hombre. Estaba ubicado en la casa familiar y ocupaba escasamente dos habitaciones de unos veinte y tantos metros cuadrados en la calle Rosales justo detrás del anterior. Su especialidad era la tapa con carne de conejo y de productos de su huerta. Estuvo abierto hasta que Florentino se jubiló.
Bar de Florentino.


         Un poco más abajo, en la calle Carretera, un local que ocupaba lo que hoy día es la peña Madridista y el Púb. Osiris. Este local era la cafetería la Galaxia. Cuando se inauguró, a principios de los 80, era de lo mejor de la comarca. Al partir la herencia los hermanos Muñoz, se partió el local, una parte siguió con el negocio del bar y cafetería, lo que es la peña madridista, y la otra parte se convirtió en el Púb. Osiris.
Cafetería, bar y discoteca en los sótanos del edificio.


         Volvemos para atrás otra vez a la calle Carretera y enfrente del Mesón estuvo por un poco tiempo un bar abierto de Miguel López hijo de Pedro Miguel y la Genara, fue al principio de los años 80 y estuvo poco tiempo funcionando.
Bar de Miguel en el edificio de la izquierda


 A mediados de los años cincuenta estuvo un bar funcionando en la casa de Paz Pacheco, la madre de los Gilabert. De este bar me acuerdo como en sueños. Junto con el de enfrente, Paco Luna, se le llamaba Cuatro Caminos por ser el cruce con la carretera las calles Bolea y Fuentebuena.
Esta casa pasó por varios negocios como tienda de tejidos y actualmente como de fotografía.
Casa de Paz Pacheco en aquella época.


Siguiendo de vuelta por la carretera, nos encontramos con el bar Nuevo. Ocupaba el local los bajos de la casa de los Medinas o de Manolo Valiente. Pero antes que se convirtiera el bar Nuevo, había otro edificio más antiguo de esta misma familia, que era los Gómez Carrasco. Estos tenían aquí una taberna de vino especialmente regentada por José Gómez Carrasco. Allí nos mandaban a los chiquillos a comprar vino con nuestras botellas de cristal. Me acuerdo todavía el olor rancio del vino de derramarse de las cubas de donde se sacaba con una goma y un embudo para llenar nuestras botellas.
Bar Nuevo


 El bar Nuevo estuvo regentado por el propio dueño al principio. En aquella época los chiquillos acudíamos a ver la tele al bar por haber pocas en el pueblo y algunas veces éramos echados de nuestros asientos por el dueño para que se sentaran la gente mayor. Después lo tuvo Ñoño varios años y Domingo el Servando. A cambiar de propietarios, de un hermano a otro, el bar se partió y se puso el Púb. Cámel y más recientemente se volvió abrir como bar y cafetería por la Joaquina.

 A continuación del bar anterior, a escasos 15 metros hubo en los años 80 una terraza de verano que le llamábamos la corrala de la Pacheca. Tuvo bastante aceptación y ambiente en aquellos años que estuvo funcionando. Uno de los que la estuvo más tiempo gestionando fue Manolo Valiente el del Púb. También después de cesar su actividad, en algunos San Franciscos sirvió como chiringuito para sacar fondos para varios eventos.
La terraza de verano


         Unos treinta metros a continuación, cerca del puente y al lado de la Unicaja, estuvo el bar Andalucía. Estuvo al principio regentado por los dueños, la familia de Cesáreo. En esa época, y en otros posteriores que se hicieron otra vez cargo, tuvo mucha aceptación. Se tenía que hacer algunos días cola para pillar una mesa ya en la calle como en la terraza que hicieron sobre el patio al lado del arroyo. Pasaron varios arrendamientos hasta que por fin dejó esta actividad pasando por ser carnicería y supermercado de Carmina Tenedor, tienda de ropa, etc., entre otros negocios. 
Bar Andalucía


         A continuación, al otro lado del puente, estaba el bar o taberna de de José Camposanto. Al principio se hizo el bar dando a la carretera en la parte derecha de la casa, lo regentaba su hermano Miguel Ángel y su mujer. Después alquilaron este espacio para una sastrería, la de Pineda. La parte izquierda en aquellos tiempos era la barbería de Ramón Marín, pero esto es otra actividad que otro día hablaremos.
 El bar desapareció, pero entonces se convirtió en taberna y dispensador de vino manchego a granel en la parte posterior de la vivienda y en el buen tiempo se ponían mesas en la entrada que había para meter los coches haciendo terraza con el arroyo bajo las sombras de unos grandes álamos que salían de él. El peso de esta taberna la llevaba la mujer la Primitiva o Tiva, como el le decía. Aquí se ligaba con frutos secos y en el verano con pepinos y tomates que a veces llevaban los clientes y la Primitiva se los aliñaba. La edad y la salud de los propietarios dejaron que esta taberna dejara de existir.
Casa primera de la izquierda de José Ruiz donde estuvo el bar de su hermano Miguel Ángel y posterior taberna de José


         En la casa del al lado, hoy de Pepe Mota y Ana Mari, hubo otro bar que también era churrería y se le conocía por ese nombre. Millán hacía unos churros bastante buenos y su mujer Antonia hacía unas tapas muy sabrosas, sobre todo los caracoles. Duraría alrededor de unos 10 años, los setenta.
A la izquierda antigua casa de José Ruiz "Camposanto" y al lado donde estuvo el bar Churrería de Millán.


         A unos 10 metros del anterior hubo por los menos hasta la época de la guerra Civil otro bar regentado por el tío Kikirito. Esta este bar en la casa donde hoy día está la peluquería “Marita”. En aquella época, el  abuelo de esta el tío Antonio Serrano, era el propietario de la casa de Molina y después se compró esta vendiendo la otra a Miguel Molina, siendo hoy día propiedad de estos hermanos, sus nietos hijos de Elisa. 
El bar de Kikirito estuvo en la casa de la izquierda, hoy peluquería Marita.


         Algo más de cien metros de este, en la misma carretera, estaba el bar Salamanca, regentado en esta ubicación por María Lucha y en este lugar tuvo el episodio de los cohetes de San Marcos de 1983. Antes estuvo ubicado en otros dos sitios distintos. El primero estaba en la calle del Río esquina con la del Rosario, sería a finales de los 50 o principios de los 60. Aquí la actividad principal era hacer hielo y polos y de aquí le vino el nombre de la Polar que después de cambiar de propietarios y de dejar los hielos y polos la gente le siguió llamando. Lo regentaba en aquella época algunos hermanos Ortega, Iluminado.
Lugar donde estuvo la Polar


 Al poco de pasar a manos de los Medina Lucha, se estableció en lo que hoy es casa de Mari Nieto que entonces era propiedad de Mariano Romero y se le puso el nombre de bar Salamanca, pero al propietario le seguían llamando el Polero. Era el bar que mejores raciones ponían en el pueblo aunque fuesen algo más caras. Junto con el bar Nuevo eran los locales más amplios de su tiempo y este ponía mesas en la calle en la explanada que había delante y después de hacer las aceras en la parte que transitan los coches. 
Bar Salamanca en la parte derecha del edificio

En este bar habían unas dependencias estrechas a fondo del salón que los jóvenes las utilizábamos en invierno para hacer bailes, algunas veces con conjuntos y otras con las máquinas de discos que había en los bares. También sirvió esas dependencias para alguna reunión de la Hermandad de San Marcos, la última vez que se usó  fue cuando me nombraron presidente de la hermandad. Antes de que la Hermandad existiese también se reunían en este bar para organizarse a la hora de comprar las reses y siendo el punto de partida para la salida a las ganaderías del día 24 de abril. En el 1982 se cambió la última vez de ubicación a la acera de enfrente, en la casa familiar donde cesó la actividad por la edad de la propietaria María.
La última ubicación del bar Salamanca


Llegamos ya al último bar que había en la acera del lado de arriba de la carretera, el bar de Pajares. Este bar se hizo al amparo de los trabajos del pantano, siendo su propietario trabajador que vino al pueblo por el trabajo de capataz en esas obras y casándose después con una vecina de aquí. Su esplendida terraza era muy apreciada en el verano. Sus tapas eran famosas las de habas y los pimientos fritos. La edad de los propietarios fue haciendo desaparecer poco a poco la actividad de este bar.
Bar Pajares


Cambiamos de acera, enfrente unos metros más abajo del muro estaba el bar de la Frontera. Estaba en la casa familiar de los Torres Chinchilla. Las habitaciones de la parte de debajo de la casa las utilizaron como bar durante el tiempo que estuvo funcionando. Era un bar tipo taberna donde solo acudían hombres para hacer la liga. La que siempre estaba al cuidado de él era la mujer y madre de familia, llamada Lola. Antes de los años 80 cambiaron de actividad poniendo los mismos propietarios en este lugar una papelería.
Bar la Frontera


Siguiendo la parte bajo del muro de la carretera nos topamos con otro lugar en que hubo un bar, el bar Gorrino. Al principio de los años 60 dejó de existir este bar que lo regentaba una familia de la Porrosa. Con el tiempo una de sus hijas puso otro bar en Beas, llamado el Estudiante. Este lugar pertenece hoy a Félix Vico que tiempo después abrió otro bar, pero por muy poco tiempo, encima de donde estuvo el bar anterior, el Gorrino, en la parte de su casa que da a la terraza que está a la misma altura de la carretera.
Bar Gorrino


Llegamos por la misma acera al final, o principio según se mire, del pueblo. El bar de la gasolinera. Este era un pequeño local junto a las oficinas de la gasolinera que estuvo funcionando desde que se hizo el surtidor a mediados de los 60, hasta 1991 ó 1992 que se hizo el hotel. Este bar no se cerraba en toda la noche, lo mismo que el surtidor. En él se acababan las ligas, si se podía decir eso, cuando se cerraban los otros bares. Te podías encontrar as las nueve de la mañana gente tomándose unas copas de coñac con el café y otros todavía bebiendo buenos vasos de vino y con la cara empegotada de no haber ido todavía a su casa después de dar de mano.

 Este bar estuvo regentado por mucha gente distinta, entre ellos estuvo la familia de Tedilso y de la Paz algunos años teniendo buena acogida sobre todo en verano en sus mesas en la calle.

Ahora volvemos para atrás y vamos a la calle Santa Catalina. Aquí nos encontrábamos con otra taberna, la de Pedro Camposanto y su mujer Antonia. Como el bar de su hermano empezó como almacén donde se despachaba vino, ya fuese vendiendo garrafas de media arroba como litros sueltos. El local era espacioso, pues ocupaba todos los bajos de la casa. Los clientes eran gentes  bebedores de vino sobretodo y algunos de los más asiduos, cuando salían de allí llevaban una tajada como un piano haciendo eses por la calle Viñas. Más de una ocasión, teniendo que para de jugar al fútbol para ir a coger algún abuelo que estaba caído a la vuelta a su casa con la cara ensangrentada. Este bar se abriría a finales de los 60 y unos diez años después ya no funcionaría como tal. Aquí también se echaban las quinielas durante un tiempo.
La taberna de Pedro y Antonia

 De este bar me acuerdo de una anécdota: estaba bebiendo vino un borrachín que tenían amigos  que le gustaban el vino lo mismo que él, algo ya mayorcitos  en la Porrosa y todos tenían familia o habían vivido aquí. Le llamábamos el Piyayo. Aquel día tenía una burra atada la  ventana del bar cargada de leña, que seguro que venía con ella desde la Porrosa. Tomás de Pedro Miguel que se conoce que se había dado cuenta del tiempo que llevaba allí atado el animal con su carga y él bebiendo vino adentro, nos dijo a unos cuantos mozalbetes que nos fuésemos con él para que viéramos lo que iba hacer. Ni corto ni perezoso le corto las sogas que ataban la leña, echando esta al suelo. Nos quedamos un rato para ver el cabreo que iba a coger el Piyayo cuando saliese a la calle y viese como estaba su carga de leña en el suelo. Como así fue. A uno de sus compañeros de borracheras le pasó una cosa igual una noche que había boda pero en el bar de la Churrería, le trabaron las cuatro patas y cuando fue a tirar de la burra para irse esta se fue al suelo. Esta vez no fue una acción del travieso Tomás si no de otras personas mayores que estaban ligando al lado de esta persona y cuando se iban le hicieron esto.
Para terminar, uno de los bares más antiguos del pueblo y que más tiempo estuvo abierto. era el bar de Paco Luna.
El bar cuando era de Paco Luna. Familia propietaria del edificio
Con el tiempo pasó  a otras manos como Fausto Puertas que fue junto con Blas Hita el que más tiempo lo regentó. Entre medias estuvo regido por Adolfo Liñán que dejó su negocio de los frutos secos para llevar el bar. 
Después de Blas pasó por lo menos por cuatro arrendadores siendo la última Manuela del Sol. Paradójicamente el apellido se corresponde con el nombre que le puso a este bar Fausto La Puerta del Sol.
Hoy está cerrado a causa, al parecer, del mal estado del edificio por abandono de su propietario de la familia Luna.
El mismo edificio 60 años después.
  

Aquí acabo con la narración de los bares que había y ya no están funcionando en nuestro pueblo, aunque ahora mismo hay uno en parada técnica, esperando ser alquilado, Casa Rubio. Solamente añadir una cosa, casi todos estuvieron funcionando a la misma vez junto con los actuales el de Panochas y el de la Parada.