LOS ALBAÑILES
Desde siempre ha habido albañiles en nuestro pueblo o en su
término que han fabricado las casas o cortijos de él.
Voy a intentar recordar aquellos que a lo largo de un siglo
más o menos han sido los principales constructores de los edificios de Arroyo.
No quita con esto que no haya habido un gran número de
personas que hayan dedicado algún tiempo de su vida laboral en estos menesteres
de la construcción. O que al faltar trabajo en el pueblo lo han sido
desarrollando en otras latitudes o regiones donde se tuvieron que trasladar en
busca de trabajo. Raro es que haya algún vecino del pueblo que no haya
trabajado en alguna obra como peón e incluso como aprendiz de oficial o
maestro.
Pero esto no es
caso de los que voy a nombrar, sino de aquellos, como he dicho anteriormente,
han dirigido obras más o menos suntuosas o construido viviendas bajo su batuta
de cualquier vecino.
Empezaremos con
unos albañiles que construyeron la iglesia allá por los años finales del 1920.
Esos eran los hermanos Valero Verdejo, los Verdejos: José el mayor y Juan. El
primero de ellos no pudo soportar el hundimiento de la Iglesia en el 1931, tres
años después de su construcción, y se suicidó en su propia casa.
Aspecto primitivo de la Iglesia Parroquial de Arroyo. Al lado la antigua casa del médico, hoy Ayuntamiento |
Su hermano Juan
siguió con el oficio hasta sus últimos días en el que estuvo trabajando.
Construyó varias casas en la calle Carretera como la de Antonio Ortega donde,
además de vivienda como ahora, residió su tienda de ultramarinos, tejidos,
muebles y electrodomésticos. Esta fue en su tiempo una gran obra así como otras
viviendas en la misma calle muy cerca de esta. Algunas de sus últimas obras
inacabadas se están derribando en las obras del cauce del arroyo en la Tejera.
Algunos aprendices de Juan Verdejo se hicieron buenos albañiles e incluso en
otros pueblos vecinos.
La casa de Ortega en construcción a la derecha y terminada a la izquierda |
Felipe
Lumbreras, Antonio Rodríguez, Antonio Fernández, Gregorio Jiménez, Antonio
Samblas, Gabriel Espinosa, Rosendo León, Cristóbal Pozo, Juan Ortiz, Antonio Yeste, Agapito
Garrido, Sebastián García, Víctor Laínez, Domingo García y Saturnino Liñán.
Todos estos ya eran albañiles a finales de los años veinte en la construcción
de la Iglesia.
El último de
ellos, Saturnino Liñán, fue el que más prolongó en el tiempo su actividad
constructora. En los años sesenta todavía llevaba gente bajo su servicio, entre
ellos su hijo Pedro Liñán que a finales de esos años tuvo que dejar el pueblo e
irse a otras latitudes en busca de trabajo.
Contemporáneo
de este, en los años cuarenta y cincuenta, hubo otro gran albañil que a
principio de los sesenta construyó una gran cantidad de casas en serie con
bastantes oficiales y futuros maestros a su cargo. Final de la calle Santa
Catalina y algunas de las de la travesía Bolea junto con Saturnino Liñán. era Antonio Tenedor.
Otros albañiles
de esa época, pero con menos obras a su cargo, era José Cuadros que luego
continuó con su hijo Antonio y ahora su nieto Tomás. El padre de Pedro y German
López.
Otro de los
grandes artistas de la albañilería que se forjó en los años sesenta con los
maestros anteriores Tenedor y Liñán, fue Paco el Gordo. Las últimas
construcciones que trabajó y dirigió fueron en la construcción del edificio de
las escuelas Nuevas, la casa que hay enfrente de la suya de los hermanos
Cuadros Hornos, la casa de Alberto Jiménez y de la Mari Nieto y la última la
torre de la Iglesia. Todas ellas a finales de los setenta y la torre a
principios de los ochenta, 1983-86. A partir de aquí su salud se fue mermando y
dejó de trabajar en proyectos mayores.
Otros albañiles
que fueron naciendo bajo la batuta de otros maestros en los años sesenta que ya
están jubilados podemos nombrar a Juan Torres Heredia, Isidoro García, el hijo
de Victoriano, Lorenzo Sánchez Calderón, Blas Cantero, Rafael Sola o Luis Perona. Este dejó su impronta en
dos edificios en la calle Carretera antes de ser el maestro Villa de Beas. Uno
fue la casa que hay al lado de Unicaja, una de las primeras con tres plantas
del pueblo y el edificio de la cafetería Galaxia.
Edificio de la Cafetería Galaxia. |
Miguel Retama
fue otro albañil con mucho reconocimiento y dejó su impronta en muchas
viviendas del pueblo. Hoy siguen su oficio sus hijos Miguel, como maestro y
Jesús.
Otro albañil que trabajó muchos años, hasta que se jubiló,
fue Juan Heredia que en muchos de sus trabajos llevó como primer oficial a
Pablo Barneo. Una de sus edificaciones mas grandes fue la casa de Antonio
Jiménez, hoy donde se ubica le supermercado de Mari Luz Muñoz en la calle
Bolea.
A mediados de los setenta irrumpe en el pueblo otro gran
albañil, Andrés Garvi. Edificó varias casas cerca del mercado semanal y en la
calle carretera al lado de la tienda de los Mazas. Después fue el primer
maestro villa del pueblo hasta más allá de la edad de jubilarse. Se retiró por
una grave enfermedad que le ocurrió en su trabajo en vísperas de San Marcos con
el ajetreo de la última hora en el recinto.
Por último que voy a nombrar es José Galdón, este vino
reciclado a principio de los ochenta de Cataluña. Pronto empezó con quedarse
con las obras que se hacían con contrata del pueblo. Una de sus grandes obras
fue la construcción del hotel Arroyo a principio de los noventa. Terminó su
vida laboral como maestro de obras del Ayuntamiento sustituyendo a Andrés Garvi.
LAS CARPINTERÍAS
Vamos a seguir con
otros establecimientos que existieron y
no han tenido continuidad en el tiempo como las carpinterías que han
desaparecido físicamente de nuestro que hacer cotidiano y ahora voy a intentar
recordar para que la memoria colectiva no las tenga en el olvido.
La carpintería más grande que yo conocí y ya está
desaparecida, fue la de Nazario. Estaba ubicada en la parte posterior de su
casa en la calle Nueva, la paralela a la Carretera y abarcaba también parte de
las casas colindantes que eran o pertenecieron a su familia. También se entraba
por la Carretera por unas portadas grandes que había entre la casa de Ramón
Llavero y la de Nazario a una especie de patio central que daba entrada además
de la carpintería a unas viviendas interiores que daban luz a este patio y a la
calle Nueva.
Entrada por la calle Nueva de la carpintería de Nazario, que ocupaba los que hoy son la puerta de madera y las dos cocheras hacia la derecha.
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De aquí, de esta carpintería salieron con el tiempo otras
que se fueron formando con algunos de los trabajadores que aquí había. Pero
ninguna de ellas sobrevivió en duración y tiempo a esta, aunque tuvo épocas de
existencia intermitente.
En esta carpintería había máquinas eléctricas para hacer los
trabajos más pesados en otros más livianos. Había una máquina de serrar grande
para tablones y troncos de gran tamaño y luego estaba la maquina de carpintero
de todos los usos: serraba, cepillaba, taladraba, etc. había en esta
carpintería una gran cantidad y variedad de herramientas, pues la necesitaban
por numerosos trabajadores.
De esta carpintería salieron la de mi tío Gabriel, que a
finales de los años 50 (56-57) se emancipó junto con otro trabajador de allí,
Valeriano. La puso en la calle San Lorenzo, en los bajos de su casa. Esta fue
en el corto tiempo que estuvo funcionado, hasta los principios de los 70, como
heredera de la matriz de Nazario con gran actividad. El socio Valeriano al poco
de casarse se fue a vivir a otro lugar dejando a mi tío como único trabajador.
Otra de las que se escindió de Nazario, fue la de Paco
Gilabert. Este tenía la carpintería en la calle Carretera al lado de la casa
exposición de su hermano José. No estuvo mucho tiempo funcionando.
Casa y carpintería de Paco Gilabeert |
Otra fue la de Cesáreo Morales, más conocido como el Chato.
Este procedía de una familia de carpinteros ubicados en la calle Bolea. En 1930
ya existía un carpintero de esta familia Cesáreo Morales García y tenía también
una serrería mecánica. Pero este hombre
la tenía en el número 3 ó 5 de esta calle dependiendo de que la casa de la Mari
Nieto tenga el número puesto en esta calle o en la Carretera. Para explicarnos
algo mejor la casa hace esquina con la calle de entrada a los patios de las
calles que dan a la carretera desde la de Satur hasta la casa de Antonio que
hace esquina en la parte de arriba. Parte de esta casa da al patio de las
escuelas viejas con una terraza al lado del centro de interpretación y cerca
del escenario.
Casa y carpintería de Cesáreo Morales |
La carpintería de los Nievas. Estaba regentada por el
maestro
Emilio, el padre. En ella trabajaban los dos hijos Emilio y Manolo, quedándose con el tiempo este solo, pues Emilio se dedicó a otra actividad al poco de casarse, la de taxista. Tenían fama de buenos torneros. Esta carpintería daba a la calle Nueva, estando la vivienda familiar por la parte delantera dando a la Carretera. Era la casa la que hoy es de Tomás Gómez Bueno, cerca del Mesón.
Tiempo después, estando en manos de Manolo Nievas, su
ubicación cambió de lugar pasando a la calle Carretera donde últimamente ha
estado el establecimiento de Rustimante. Acabó su actividad con la muerte de su
rector Manolo y los hijos la dejaron desaparecer. Hubo unos años que se
asociaron con otro carpintero, Francisco Sánchez, más conocido por Quico.
Emilio, el padre. En ella trabajaban los dos hijos Emilio y Manolo, quedándose con el tiempo este solo, pues Emilio se dedicó a otra actividad al poco de casarse, la de taxista. Tenían fama de buenos torneros. Esta carpintería daba a la calle Nueva, estando la vivienda familiar por la parte delantera dando a la Carretera. Era la casa la que hoy es de Tomás Gómez Bueno, cerca del Mesón.
La puerta de madera indica donde se ubicaba la primitiva carpintería de los Nievas |
Carpintería de Manolo Nievas. |
Hablando de este último, su padre también fue carpintero
conocido como el Carpinterillo, por ser esta carpintería más modesta. Estaba
ubicada en el mismo lugar en el que hoy día la tiene sus nietos e hijos de
Quico, José y Carmen.
Casa y carpintería de los abuelos de José y Carmen |
Carpintería de los Gómez en la calle Nueva
Carpintería Gómez en la calle Fuentebuena |
De Tomás Bueno el viejo, que fue padre de Nazario y de Tomás
el de la fonda, se puede decir que salieron casi todas las carpinterías del
pueblo: La de Nazario, mi tío Gabriel, Paco Gilabert y por supuesto la última
la de los hermanos Gómez.
Las herramientas que
usaban eran casi todas manuales, menos la maquina aserradora que había en la
carpintería de Nazario y quizá fuese la misma que hay en la carpintería hoy
cerrada de Tomas Gómez y las otras maquinas multiusos que serraban con discos,
cepillaban y taladraban, en una de estas estuve a punto de peder los dedos de
la mano derecha con las poleas de la máquina. Como he dicho casi todas eran
herramientas manuales, no había taladros, ni cepillos, ni caladoras, ni
destornilladores, ni lijadoras, ni grapadoras eléctricas. Eran manuales como
vengo diciendo como el berbiquí, cepillos de varias clases como la garlopa,
serruchos de varios formatos y sierras de mano, un trozo de lija y un taco y
grapadora de mano y un martillo con puntas sin cabeza.
Destornilladores con mango de madera, por supuesto, de varios tamaños y puntas imantadas. Escofinas, que eran limas para la madera, unas planas y otras con el canto curvo. Formones, gubias, escoplos, que eran los punteros y cortafríos de la madera, azuelas. Limas para afilar los dientes de las sierras y una piedra de amolar para afilar los escoplos y formones, las cuchillas de los cepillos y las puntas de los destornilladores.
Los gatos de varios tamaños, uno muy grande de madera casi entero y los otros de tamaños más pequeños y los mas usados de hierro. Gramil, escuadras, lápiz de carpintero, transportador, reglas, trompos o tupí, escopleadora, espigadora, tubillones o tarugos y cuyas, etc.
Garlopa |
Destornilladores con mango de madera, por supuesto, de varios tamaños y puntas imantadas. Escofinas, que eran limas para la madera, unas planas y otras con el canto curvo. Formones, gubias, escoplos, que eran los punteros y cortafríos de la madera, azuelas. Limas para afilar los dientes de las sierras y una piedra de amolar para afilar los escoplos y formones, las cuchillas de los cepillos y las puntas de los destornilladores.
Gato de carpintero |
Los gatos de varios tamaños, uno muy grande de madera casi entero y los otros de tamaños más pequeños y los mas usados de hierro. Gramil, escuadras, lápiz de carpintero, transportador, reglas, trompos o tupí, escopleadora, espigadora, tubillones o tarugos y cuyas, etc.
Berbiki |
Y por último,
el banco del carpintero. Imprescindible para esta actividad. Estaba hecha por
supuesto de madera con un grueso tablón de unos dos metros de largo y al lado
una canaleta hecha con una tabla de igual largura donde se depositaban las
puntas y las herramientas que se estaban usando en ese momento. En un extremo había una especie de torno o gato
de madera para sujetar la madera que se estaba trabajando, especialmente piezas
pequeñas a la hora de serrar y de encolar. También algunos bancos llevaban
incorporados cajones pequeños para meter las puntas o clavos. En la pared había
una especie de armario para colocar o colgar las herramientas en su sitio.
Luego estaban los materiales que se usaban
además de la madera, como las puntas o clavos de todos los tamaños y la cola de
carpintero o de pegar. Esta al principio se tenía que preparar pues venía en
trozos sólidos de una pasta especial y había que derretirla.
Hacuela o azuela, mazo y cepillo |
Los trabajos
que se hacían eran todos de madera, por supuesto. Pero aquí casi nadie se
dedicaba a hacer muebles, lo más parecido a estos eran las mesas de la matanza
y las de las cocinas. Hacían puertas y ventanas de madera maciza con
cuarterones de tablas y listones. Algunas empezaron hacerse en aquellos tiempos
con los precursores de aglomerado de hoy día, con okumen y tablet, uno parecía
cartón prensado y el otro hecho con finas láminas de madera pegada.
Peldaños de
escaleras. Todas las piezas no metálicas de los instrumentos y herramientas
agrícolas de aquella época: puños de hoz, astiles de hachas y de azadas y
escavillos, horcas y palas para aventar el trigo y la cebada en las eras,
ubios, costillas, timones para los arados y si se terciaba trillas aunque estas
las traían ya hechas de Siles, así como las artesas. También arreglaban carros,
sobre todo los radios de las ruedas, todo en él era de madera menos la llanta,
los ejes y los tornillos que llevaba el carro.
LAS FRAGUAS
Vamos a seguir con otras actividades que ya no se
dan en nuestro pueblo pero que hasta hace poco tiempo eran habituales y que
venían de muy antiguo.
Sobre el 1880
ya existían un herrero conocido, Gregorio Calabria y quizá un hermano suyo
llamado Alfonso. Su casa fue la que hoy día es de la familia Ortega Carrasco,
al lado de la cooperativa.
Casa que fuera de Gregorio Calabria |
De las que yo conocí y vi en funcionamiento
fueron: las de los Berrios, la del tío Monje o mejor dicho de su mujer, la tía
Ana la Monja, pues él hacía mucho tiempo que había muerto un poco antes de
comenzar la guerra, la de Víctor el Herrero y la de Paco el Herrero.
La de los Berrios estuvo bastante tiempo ubicada en la calle
del Rosario donde estaba la casa paterna del tío José hasta que los dos hijos
que heredaron el negocio se trasladaron a vivir en la calle Carretera y en los
bajos de sus viviendas continuaron con esta actividad transformándola en taller
de carpintería metálica aunque seguían haciendo pequeños trabajos de herrería.
Esta fragua procedía quizás de la más antigua de la fraguas del pueblo, la del
tío Cruz. Este tenía su fragua en el lugar que ocupa la casa de José Gilabert
en la Carretera. De este hombre, el tío Cruz , ya hemos hablado otras veces
como cuando se hizo la iglesia que era el alcalde pedáneo o cuando hablando del
hombre del ojo de cristal que se le cayó en su huerto acuchado por una vaca y
también muy recientemente cuando hablábamos de la gran riada del 7 de julio del
1935.
La fragua de los Berrios en la calle Rosario. en ella se ven algunos de los hermanos Berrio |
Lugar que ocupaba la fragua del tío Cruz |
La de Víctor Romero, llamado o más conocido por Víctor el
Herrero, estaba por lo menos cuando yo lo conocí, en la calle Bolea. La
vivienda estaba en el numero dos de esa calle y enfrente tenía la fragua en lo
que hoy es la casa de los suegros de José María Gómez Sánchez. Esta fue la que
mejor conocí, pues entraba a menudo en ella y como estaba a la entrada del
colegio o Escuelas Vejas a veía muy a menudo. Al que más vi trabajando en ella
fue a su hijo Víctor.
La fragua se trasladó a la Carretera y se fue
transformando poco a poco en taller mecánico, en manos de Ismael Romero, recientemente fallecido, hasta que este lo absorbió
quedándose como única actividad. De simple taller mecánico pasó a ser
concesionario de coches Citroën y de varias marcas de maquinaria agrícola desde
motosierras hasta vibradoras para coger aceituna.
Casa y primer taller fragua de Ismael |
La fragua del tío Monje o de la Monja, estaba situada en los
bajos o sótanos de la casa de esta familia. Esta casa está en la parte baja de
la carretera y cerca del arroyo lindando con la tejera del tío José Ortiz "Melón", es
la segunda al cruzar el puente y la entrada a la fragua era por el estrecho
callejón que hay entre esta casa y la siguiente de Chencho.
Casa del tío Monje y donde tenía la fragua |
Al morir el herrero asesinado por alguien que según se decía
le debía dinero pasó a regentarla su mujer con trabajadores a su cuenta o
dejado en arrendamiento como los Cuenca, hasta que su yerno se hizo cargo de
ella y a principios de los años 60 dejó
la actividad. El yerno, Francisco, era hijo de otro gran herrero,
Víctor.
Tengo como unas imágenes en mi subconsciente
de una fragua, pequeña, en la calle Rosales un par de casas mas abajo de la de Paco el Pregonero, me parece que hoy
día pertenece a la familia de Ramón Rodenas. Se llamaba Paco y le decía también
el herrero acompañando a su nombre. Era sobrino del tío Monje, que fue el que
lo enseñó el oficio y después de muerto este, puso su pequeña fragua o
herrería. Fue gente que se fue hace tiempo del pueblo a otras latitudes, pero
todavía queda una bisnieta en nuestro pueblo.
Fueron famosas las hachas que templó el tío
Monje por su gran resistencia y duración
y así como otras herramientas que entonces se hacían para los trabajos del
campo. Estas herramientas, hachas,
escavillos, azadas, barrenas, almainas, rejas y otras partes metálicas de los
arados, ruedas de carros y los ejes, herraduras y las rejas de las ventanas,
eran los objetos que más se fabricaban en ellas. También se podía fabricar
utensilios de cocina, como las trébedes, morillos, cucharones, calderos,
sartenes de hierro por supuesto, etc.
Los herreros trabajan calentando las partes del hierro o
del acero a modelar con instrumentos como el martillo. El
calentado se realizaba en una forja de carbón, leña o coque. El color es importante para determinar la temperatura y maleabilidad del metal: cuando el hierro es calentado para incrementar su
temperatura, primero se vuelve rojo luego anaranjado, amarillo. El color ideal para el forjado es un
blanco-anaranjado. Como deben ser capaces de ver el color del metal para
trabajar, muchos herreros trabajan en lugares de baja iluminación.
Una frase común sobre el trabajo de los herreros señala
que "todo lo que se necesita es algo en donde calentar el metal, algo en
donde golpearlo y algo con qué golpearlo".
Ahora diremos de una manera más detallada las
herramientas y utensilios que se utilizan o utilizaban en las fraguas:
- La forja es el lugar en donde se le aplica calor al metal en
la herrería. Aquí se contiene y controla el volumen del fuego necesario para
el trabajo.
- El yunque es un gran bloque de hierro
o acero, a lo largo del tiempo ha sido reformado y refinado.
Los anteriores son los instrumentos básicos con los que
trabajan los herreros.
- Las tenazas son usadas para coger el metal incandescente.
Varían en un rango de formas y tamaños.
- Los moldes son instrumentos para dar forma al metal. Éstos se
calientan de modo tal que el metal se derrite y sale a través de aberturas
previamente marcadas en el molde. Por esos orificios se introduce el metal
fundido de forma que cuando se enfría y se rompe el molde se reproduce la forma
deseada en el metal. Con ello, por ejemplo, se pueden fabricar las formas
particulares de las cucharas, las herraduras, etcétera.
- La fragua es la herramienta donde se coloca el carbón para
calentar las piezas de metal para que puedan ser forjadas y tengan maleabilidad
al momento de darles forma, esta fragua puede funcionar con un ventilador que
inyecta aire para que el carbón arda o como las antiguas con un fuelle enorme
que se accionaba con el pie, y así poder trabajar el metal.
- Y por supuesto el martillo, con el que se golpea el hierro caliente
para ir dándole la forma adecuada y apetecida. Y el martillo pilón ya nombrado
anteriormente, que funciona impulsado mecánicamente. Este consta de una parte
llamada chabota que soporta el yunque
y va unida al suelo mediante una cimentación elástica; de un pórtico sobre uno a varios pies, en que va montando el cilindro,
así como la masa de caída, que puede
ser muy variable y por último los mecanismos
de mando
ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ