jueves, 21 de abril de 2022

CRÓNICAS SANMARQUERAS: EL PRIMER PRESIDENTE. ANTONIO ORTEGA GILABERT (1947 - 2019)

         Este artículo estaba escrito para su publicación en el programa de San Marcos de 2020, año primero de la  pandemia. Pero ya no se podía esperar más, por ser un homenaje al primer Presidente de la Hermandad de San Marcos. Está literalmente como lo escribí para esas fiestas que no se pudieron realizar. 

 El año pasado, 2019, unos días antes de San Marcos, el 15 de abril, nos dejó Antonio Ortega el que fuera el primer presidente de la hermandad de San Marcos de nuestro pueblo Arroyo del Ojanco. Quiero traer su recuerdo, de además como persona reconocida de nuestro pueblo, como responsable máximo de nuestra querida fiesta de San Marcos. 

Empezaré retrocediendo nuestra memoria unos cuantos años atrás, 48. Era la primavera del año 1972, a un mes más o menos de acabarse la fiesta de San Marcos cuando se inició toda la historia de la que vamos a recordar. Hermenegildo Rodríguez Méndez, más conocido como “Mere”, nos convocó a todos los sanmarqueros de aquellos años a una reunión en el cine Andalucía para fundar y echar a andar la Hermandad de San Marcos que en Arroyo todavía no existía. En aquella reunión asistieron en su mayoría jóvenes por debajo de los treinta años y predominando los de alrededor de los veinte. 

        Antonio Ortega Gilabert. Primer presidente de la Hermandad de San Marcos de Arroyo del Ojanco.

  En aquellos años anteriores a esa fecha la fiesta de San Marcos era anárquica y espontánea. Por los menos aquí, en Beas ya llevaba varios años existiendo la Hermandad. La fiesta estaba en manos de la inspiración de unas cuentas personas, que cuando se acercaban las fiestas se calentaban y actuando parecido a las peñas actuales compraban su toro o su vaca. 

 Valga el ejemplo de un año en el que el día de San Marcos se estaba jugando un partido de futbol, en lo que hoy es la plaza de San Marcos, entre La Puerta y Arroyo. Se suspendió el partido un poco antes de empezarlo, por la traída de un novillo-toro para desembarcarlo en la misma plaza donde se jugaba al futbol. Me acuerdo bien de aquello, de cómo se bajó el cajón del camión al suelo y el peligro que extrañaba para los que se subieron encima para atar al toro y abrir la compuerta por la inestabilidad del terreno de poder volcarse por los traqueteos que producía el animal en la caja o al salir y embestir en contra de él.

 O darse el caso de que llegada la hora de desencajonar algún animal se empezara a discutir si echarlo en medio de la plaza atado o suelto. Esto pasó con dos novillas, si no recuerdo mal, fueron compradas por comerciantes que vendían en el mercado de abastos, en su gran mayoría. Las traía Robles, el de la frutería, en su camión. Una iba suelta y otra atada a un lateral de la caja del camión con una cuerda no más gruesa que las “lías” que utilizábamos para atar los palos de las barreras. Una de las personas de los que hacían cabeza se empeñó, como eran “suyas” o la habían “comprado ellos”, de abrir la compuerta de la caja de camión. Lo que sucedió a continuación os lo podéis imaginar, la novilla suelta salió dando un salto como una gacela y la atada de un tirón rompió la fina cuerda escampándose a toda velocidad de la plaza y del pueblo. No volvieron jamás aquí. No hay que olvidar que la plaza estaba completamente abierta por todos sus bocacalles, tanto las que daban al campo como las de la carretera. 

    También se daba el caso de que ir a sacar algún animal del lugar donde estaban encerrados, no se podía hacer porque uno de los “amos” de él, que tenía la llave, no aparecía por allí. Los jóvenes se impacientaban y al recriminárselo, decía: “vosotros aquí no mandáis nada, la vaca es mía”. Cuando digo mía era de varias personas, tantas como medio pueblo pero siempre había algún “listo” que mandaba más que nadie.

     Pero volvamos a la reunión del cine Andalucía. Fue por la mañana, a las doce, y como dije anteriormente promovida por Mere y venía acompañado por su amigo Cristóbal Cantero, el que sería el primer alcalde de la democracia de Beas. No sé si Mere venía como presidente de la Hermandad de Beas o ya había dejado de serlo y Cristóbal había sido el secretario en su mandato de la Hermandad. 

    Después de explicarnos Mere de los beneficios de tener una Hermandad de San Marcos para mejorar y organizar la fiesta, se llegó a la votación de los cargos de la Hermandad: Presidente, Secretario y Tesorero. Hay que hacer hincapié que todavía no había normativa legal sobre los festejos taurinos, eso llegaría diez años más tarde, en 1982, con una Orden Ministerial a primeros de mayo.

                 Una urna como esta, pero sin asas metálicas, fue la que se votó para formar la primera 
                                Hermandad de San Marcos de Arroyo del Ojanco 
 Se empezó votando, en una urna de cristal y de marcos de madera que había traído Mere de Beas. El que más votos tuvo para presidente fue Antonio Ortega Gilabert, no hubo un candidato sino que entre todos los asistentes fue el más votado. A continuación se votó el tesorero, siendo el más votado Paco Blanco Rodríguez. Y por último el secretario, saliendo en este puesto Pepe Heredia Lumbreras y a muy poco número de votos se quedó el que esto escribe. Las edades de los dos primeros no pasaban de los 25 años y el último, Pepe, no llegaba a los treinta. 
    Esta Hermandad, presidida por Antonio Ortega, tuvo el honor de ser la primera de nuestro pueblo y de la nada a ir dando pasos llenos de dificultad hasta llegar a lo que hoy es la compleja organización de la fiesta. 
     Una de sus obras más reconocidas fue la que se hizo en su primer San Marcos que organizaron en el año 1973. Fue la compra de alrededor de 140 bidones con los que se cortaban la salida a la carretera desde la esquina de la Iglesia hasta la calle del Río, lo que hoy se hace con barreras de hierro. Los bidones los compraron en Sorihuela a un dueño de una fábrica de aceite que dejaba de usarlos.      Estos bidones fueron las señas de identidad de San Marcos durante varios años. Se hicieron unas pegatinas con un dibujo cómico de una vaca sentada en el suelo delante de dos bidones. Este dibujo todavía varios mandatos después se puso en las camisetas, las primeras, que hizo la Hermandad. Hoy día estos bidones prácticamente han desaparecido en nuestro pueblo. Hay algunos que se compraron varias décadas después.
 El ruido de poner los bidones era el inicio de San Marcos y el despertar de la ilusión sanmarquera de los más pequeños. Algunos padres a la hora de llevarlos a la escuela se veían negros para bajarlos de ellos, algunos chiquillos iban saltando de bidón a bidón por toda la travesía al entrar o al salir de la escuela. Los primeros años de la Hermandad, los jóvenes a partir de los doce o trece años se ofrecían para poner los bidones, quitarlos ya era otra cosa.
 En el mandato de Antonio Ortega de la Hermandad, me tocó faltar a un San Marcos por estar haciendo la mili. Pero esto no fue óbice para ayudar en lo que pude en el primer año 1973 y en el último. 
     Antonio haciendo sus pinitos como torero en las fiestas del pantano de Guadalmena 
    Antonio, hoy, para algunos jóvenes de menos de cuarenta años, ese era el padre de un torero recortador y sanmarquero, otro Antonio Ortega Señoret. Pero antes hubo otro, Antonio Ortega Ojeda, como el padre del presidente de la Hermandad y abuelo del recortador, que también fue un gran sanmarquero en los tiempos que no había Hermandad y los toros y las vacas, como hemos visto anteriormente,
se compraban de manera impulsiva y en poco tiempo. 
     Antonio después de cumplir su mandato siguió colaborando con las Hermandades que le sucedieron, por los menos con la tercera y cuarta. De esta última doy fe por lo que a mí respecta. Colaboró y me ayudó en buscar empresas de rotulaciones o troquelados y publicidad para hacer las primeras camisetas, sombreros playeros y gorras para la Hermandad de San Marcos que se hicieron en el pueblo. 
 Seguiría hablando de este primer Presidente de la Hermandad de San Marcos de nuestro pueblo, otros lo podrían hacerlo mejor. Estaría contento de que sirviera de recordatorio para los jóvenes de hoy en día y un ejemplo de amor por la Fiesta, nuestra Fiesta.

 ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ. Arroyo del Ojanco 2020.