lunes, 29 de marzo de 2021

CRUCES DE LA ORDEN CIVIL DE BENEFICENCIA

 CRUCES DE LA ORDEN CIVIL DE BENEFICENCIA 


        Como consecuencia de los temporales producidos en Beas de Segura el día 22 de octubre de 1926 a algunas personas protagonistas en las labores de ayuda  y rescate de otras personas  y enseres, se abrió un expediente por el Gobierno Civil de la provincia para pertenecer a la orden civil de Beneficencia y recibir las cruces de esta orden.

    Recordemos parte del artículo publicado el 30 de octubre de 2018, titulado Las Tormentas de Beas. traemos el relato que dieron las periódicos de aquellas fechas sobre las tormentas de eses fatídico día de octubre:

A finales de octubre, sobre el 22, vuelven los daños por los temporales: “ Durante la noche ha descargado una formidable tormenta. Tal cantidad de agua cayó  que a las dos horas se había inundado una fila de 80 a 100 casas enclavadas a la orilla del río Beas. Entre estas se encuentran tres o cuatro paradores de bastante importancia que se hallan llenos de forasteros, vendedores de aceite y compradores de granos, los cuales han perdido sus carros con todo el cargamento que conducían.
Las aguas se han llevado gran número de mulas, algunas de las cuales han aparecido muertas a tres kilómetros de distancia.
La vega que hay a los lados del río había quedado completamente  arrasada. Calcúlese que han de pasar varios meses hasta que quede  completamente limpia, pues han caído gran número de árboles frutales.”
Las pérdidas se calculaban en más de dos millones de pesetas. Muchas personas estuvieron en peligro de perecer ahogadas.
El  gobernador de regreso de su viaje a Beas. Manifestó  a los  periodistas que los destrozos causados por el temporal habían sido enormes. No ocurrieron desgracias personales por verdadero milagro. Las pérdidas fueron incalculables. La fuerza de la riada y la lluvia derribaron cerros, que fueron a caer sobre el cauce  de las aguas, las cuales arrastraron tierra y piedras en tan grande cantidad que llegó al  pueblo un verdadero cenagal, que alcanzó unos tres metros de altura en algunas casas, cubriendo muchos olivos en la vega.
Los vecinos se salvaron por los tejados de las casas, donde permanecieron varias horas, hasta que el temporal amainó.
Los guardias civiles de aquel puesto se arrojaron a la calle, y sorteando todo género de obstáculos, auxiliaron eficazmente a cuantos  vecinos se hallaban en grave peligro de ahogarse. También cooperó la fuerza en el salvamento  de semovientes y enseres que las turbulentas aguas arrastraban, mereciendo el más profundo reconocimiento de todas las autoridades y habitantes comarcanos.
 El gobernador inició una suscripción para socorrer a los más necesitados.
“Dice el gobernador que urge corregir el cauce del río y las torrenteras afluentes para evitar nuevas irremediables catástrofes. Se habían pedido socorros, y había telegrafiado al Gobierno en demanda de auxilios para los damnificados y para corregir el cauce del río, que, por las numerosas torrenteras que a él afluyen, es una constante amenaza para aquel pueblo”.
A mediados del mes de noviembre, visitaron al ministro de Fomento, conde de Guadalhorce, una comisión de Jaén presidida por el gobernador de aquella provincia; otra de Beas de Segura, para tratar de la realización de algunas obras de defensa contra las inundaciones el día 19 de noviembre.
En esta misma fecha, el 19,  se desbordó otra vez el río de Beas inundando todo el pueblo. En la calle Ángel Uceda el agua alcanzó más de un metro de altura. El vecindario se encontraba “consternadísimo”.
 De esto daban fe El Heraldo de Madrid del 20/11/1926 y La Libertad y ABC del 21/11/1926
La Revista Técnica de la Guardia Civil de mayo de 1927 hablaba sobre los desastres de Beas del otoño anterior:
Humanitarios
“En Beas de Segura (Jaén) descargó tan inmenso aguacero el 22 de Octubre último que la inundación llegó a alcanzar terrible altura, comprometiendo la vida de muchas familias. Sin pérdida de momento y animados del altruista espíritu de sacrificio en bien dc la humanidad que es peculiar en el personal de la Benemérita, los guardias de aquel puesto se arrojaron a la calle, y sorteando todo género de obstáculos, auxiliaron eficazmente a cuantos vecinos se hallaban en grave peligro de ahogarse. También cooperó la fuerza en el salvamento de semovientes y enseres que las turbulentas aguas arrastraban, mereciendo el más profundo reconocimiento de todas las autoridades y habitantes comarcanos”.
El día 30 de julio del año siguiente, 1927,  el  Boletín Oficial de la provincia anunciaba un Edicto del Gobierno civil que decía lo siguiente:

"Don José Lozano Carmona, Oficial de segunda clase de Administración Civil, con destino en este Gobierno, Fiscal Instructor de la información testifical ordenada en el expediente incoado para el ingreso en la Orden Civil de Beneficencia, del Cabo Comandante del Puesto de la Guardia civil de la villa de Beas de Segura, Manuel Huete Pérez; y guardias civiles de segunda clase de aquel puesto. Santiago Arranz Valero, Emiliano Novoa Blanco, Juan Mena González, Florencio Moreno Navas, del  Inspector de Vigilancia municipal,  Manuel Núñez Gerona, cómo igualmente de los vecinos de dicha, localidad, Miguel Monedero Calabria, Manuel Heredia Juárez, Antonio Martínez Moreno, Ramón Manzanares  Donvidau, Manuel Martínez Cuadros, Juan Cuadros Juárez, José Moya Jiménez y Pedro Gómez Rodríguez.

Hago saber: Que nombrado el funcionario que suscribe por el Excelentísimo Sr. Gobernador civil de esta provincia, Fiscal instructor del expediente de que se hace referencia anteriormente, y debiendo recibirse información sumaria testifical de los hechos que dieron motivo a los méritos y extraordinarios servicios en el salvamento que con gran exposición de sus vidas llevaron a cabo en personas, animales y haciendas, siendo los que se encontraban en mayor peligro los que se hallaban pernoctando en la Posada que en arrendamiento lleva en aquella Villa Carmen Martínez Talavera, que habiendo inundado las aguas la planta baja de dicha Posada, estuvieron colgados de las cadenas del techo demandando auxilio, José Sánchez García, Pedro Ruiz Consuegra y Juan Cruz, los dos primeros de Úbeda y el último de Villacarrillo, de esta provincia, dándose el caso de tener para conseguir el salvamento de otras personas, escalar alturas de consideración en otros varios edificios inundados; vadeando impetuosas corrientes de aguas dentro del casco de la población, en la madrugada del día 22 de Octubre del año de 1926, como consecuencia de la inundación ocurrida en la villa de Beas de Segura, el mencionado día 22, el Cabo Comandante del Puesto de la Guardia civil, Guardias segundos, Jefe de Vigilancia municipal y demás personas que cooperaron para llevarlo a efecto, y que ya nominalmente se hace mención anteriormente.

Esta Fiscalía ha acordado en providencia de este día abrir la expresada información, señalando los días 1 al 10 del próximo mes de Agosto y horas de las quince a las diez y nueve, en los días hábiles de los expresados días, en las Oficinas de este Gobierno, para recibir las declaraciones de las personas que deseen presentarse espontáneamente a deponer sobre los hechos humanitarios servicios extraordinarios prestados por el expresado Cabo, Guardias segundos, Jefe de Vigilancia municipal y vecinos que cooperaron a los hechos enumerados y se hagan acreedores a su ingreso en la Orden civil de Beneficencia."

Jaén 28 de Julio de 1927. -El Fiscal Instructor, José Lozano


    En la riada de julio de 1935 aquí en Arroyo, también hubo una serie de personas que fueron reconocidas provincialmente  por su comportamiento heroico en aquel fatal día ayudando a personas atrapadas dentro de su casas y estas llenarse de agua. teniendo que sacar algunas impedidas por la salud o vejez, rompiendo los techos de algunas habitaciones donde se hallaban, para sacarlos.

    En mi niñez oír más de una vez a mi familia que a mi abuelo y otros vecinos de Arroyo le habían puesto unas cruces por salvar a gente en la riada. Unas fueron en la casa de Sietegibas y otra en los Cuartelillos . En ambos sitios las personas en peligro fueron mujeres mayores y una de ellas impedida en una cama.

    De este último episodio no tengo confirmación oficial. pero al ver el Edicto publicado en el Boletín de la provincia, me ha venido a la memoria aquellas comportamientos heroicos que me contaron en mi niñez. quizá algún día se pueda encontrar aquel reconocimiento de manera oficial como el de la tormenta de 1926 de Beas.

ANDRÉS MARÍN SÁNCHEZ