REGION ORETANA
CRUZADA CONTRA EL ANALFABETISMO ESCUELAS Y CAMINOS
Seguimos con la anterior entrada con la del día 25 del 1 de 1930 en el periódico El Liberal. el artículo está firmado por el mismo dirigente y animador de esta Liga de la Región Oretana, José Pérez-Chicharro y Maroto, gran defensor de la educación pública gratuita y de esta Oretania a la que pertenecemos por historia, aunque hoy en día nadie habla de ella y menos de esta liga fundada por este personaje. Se habla solamente de los tiempos prerromanos y de los pueblos que habitaban la Península. Dejemos hablar y ver este escrito de hace algo más de 90 años.
Desde
hace unos cuantos años, no muchos, se nota cierto despertar en todos los
pueblos de esta región. A medida que aumenta el bienestar se abren apetencias
de cultura en todos los pueblos oretanos, sobre todo en los comprendidos en lo
que podría formar la provincia vitivinícola y olivarera de Valdepeñas.
Sí
consultamos las estadísticas, la impresión que se saca no puede ser más
desoladora: ni escuelas ni caminos; pero si visitamos los pueblos y las aldeas,
el ánimo se conforta; en todas partes encontramos anhelos de redención; en
todas partes piden le mismo: escuelas y caminos, para terminar con el
analfabetismo reinante, que los abate y aniquila.
En
todos estos pueblos oretanos existe espíritu de cruzados contra la incultura
prepotente; en todas partes se preparan para darle la batalla; pero como de
ellos no depende solamente, la cruzada redentora avanza a paso de tortuga, al
punto de que cada vez es mayor el número de analfabetos.
Se crean escuelas; pero en tan corto número,
que ni aun es suficiente para cubrir las necesidades del aumento de población.
Las escuelas aumentan pausadamente, y la población rápidamente, y de ahí la
causa de que nunca se cubra el déficit. Las causas del analfabetismo en estos
pueblos oretanos, en estos lugares de la provincia vitivinícola y olivarera de
Valdepeñas, no son otras que la falta de escuelas y caminos.
No
hablemos de las villas y ciudades, pues no hay una sola en esta dilatada comarca que tenga las que precisa su
censo escolar. No hablemos tampoco de las aldeas, donde se encuentra un
centenar sin escuelas, muchas sin caminos firmes, otras que, aun contando con estación de
ferrocarril o siendo cruzadas por carretera, no tienen escuela; sirvan de
ejemplo Venta de Cárdenas, Pozo de la Serna y Montanchuelos, etc., etc.
Un observador superficial que no tuviera en
cuenta las muchas súplicas que suelen hacer los aldeanos para tener escuelas,
puede que saque la impresión, nada halagadora, de que ésta es una raza atávica
sin esperanzas de salvación. Pero tiene en cuenta su laboriosidad y capacidad
para el trabajo; sí tiene en cuenta su tenacidad para convertir los eriales más
grandes en frondosos viñedos u olivares, no podrá por menos de admirar a estos
pueblos, confinados entre valles y montañas, pata pasar pronto a formar con ellos
la cruzada contra el analfabetismo, que sólo por sus apetencias de cultura en
todos los pueblos grandes y pequeños se está formando.
Que
no existan todas las escuelas precisas en todos los pueblos de los partidos de
Alcaraz, Orcera, Villacarrillo. Infantes, Manzanares, Calzada y Valdepeñas, no
le echemos toda la culpa a los Ayuntamientos, aunque tengan alguna, y no poca,
salvo raras excepciones; echemos la culpa a una burocracia absorbente, que con
sus obstáculos y parsimonia es capaz de hacer abortar los más firmes
propósitos. Muy complicada resulta la acción burocrática sobre la creación de
escuelas para que pueda ser soportada con entusiasmo hasta el final por los
ingenuos aldeanos; dos y tres años tardan en ser resueltos los expedientes
sobre creación de escuelas, y como a esto hay que agregar el tiempo que se
tarda para resolver el expediente sobre construcción de la casa-escuela ]y
vivienda para los maestros, siempre resulta el cuento de no terminar, para
acabar por seguir alojadas las escuelas en locales detestables y los maestros
tener que vivir en cortijos indeseables y nada higiénicos.
La
cruzada contra el estigma del analfabetismo está en marcha, y a ella se irán
sumando todos los hombres amantes de un rápido resurgir de la patria. La
incultura del pueblo oretano no es por causas distintas a la falta de escuelas,
ni mucho menos porque sea una raza depauperada, sino por ser un pueblo aferrado
al trabajo, que aún no sabe pedir lo que necesita y le corresponde en justicia.
No se resuelve el tenebroso problema creando
solamente escuelas en todas las aldeas; es preciso dotarlas de buenos locales,
dar buena casa-habitación el maestro para que se encariñe con el pueblo y no decaigan
su vocación y su entusiasmo; es preciso que todas las aldeas tengan escuela y
camino transitable hasta el Ayuntamiento más próximo; es preciso que reciba
diariamente su correspondencia por medio de su peatón cartero; es preciso que
la aldea tenga fáciles comunicaciones con e1 mundo culto y civilizado; que se
terminen carreteras cortadas por imposición de oligarcas y caciques; que se
hagan las carreteras de Castellar de Santiago a Montizón, la de Villamanrique a
Arroyo del Ojanco y otras muchas que no pasan do proyectos. Sin cumplir estas condiciones
es absurdo pensar en la civilización de los campos, ni que se ha de sumar al
progreso de la patria nunca la aldea, ni de pensar en cortar ni aminorar la emigración
de los campesinos hacia la ciudad, que deja desiertos los campos y con ello
estériles las principales fuentes de la riqueza nacional.
J.
Pérez-Chicharro y Maroto Prados de Armijo y enero 1830.