miércoles, 31 de julio de 2019

LUGARES, ACTIVIDADES, NEGOCIOS...; TRAPEROS, ESTANCOS, LIBRERÍAS



LOS TRAPEROS


         Cuando hablábamos la semana pasada de los recoveros me vino también a la memoria esta actividad que se producía a la vez que aquella. Pero esta, la de los traperos, en nuestro pueblo.

Aquí, que yo sepa, no hubo ningún trapero que fuese de pueblo en pueblo o de cortijo a cortijo, comprando o mejor dicho cambiando ropa vieja. Muy vieja debería ser en aquellos años para desprenderse de ella, con la necesidad que había y la poca oferta sobre ropa y calzado que había en los pueblos pequeños y no digamos en los cortijos y aldeas.

         Me acuerdo de un trapero que venía de Villanueva todos los veranos, hasta los años sesenta que dejó de venir por aquí. Le llamábamos Macaco. Llevaba como medio de transporte un burro con unas agüeras, mejor dicho serones especiales. Luego dejaba su burro y cogía una cesta de mano, como las que se ven en  las plazas de toros vendiendo chucherías o en algunas ferias camarones.
Trapero con su carro cargado de cartones


         Cuando veía a un grupo de chiquillos en la calle se acercaba a ellos con su cesta llena de baratijas. Unas veces vendía por unas pequeñas monedas algún producto de lo que llevaba o los cambiaba por alguna suela de alpargatas, sobre todo de cáñamo que valían más.


         Muchos chiquillos de mi edad y algo mayores canjeaban suelas de alpargatas por bolitos y cristalas que este hombre llevaba. Recorríamos todas las olivas de los alrededores buscando suelas de alpargatas para cambiarlas por los productos que llevaba. El producto estrella eran unos pequeños cohetes, que todavía se venden en este formato. Se encendían con un cigarro o con una cerrilla y luego se lanzaban al aire de prisa por si te explotaba en la mano. Estos cohetes, varios años después de esta época, le dieron un disgusto, a abuelo del campeón del mundo de motociclismo Maverik Viñales, Emilio Ruiz en el campo del Cortijillo cuando se estaba jugando un partido de futbol.

Este trapero llevaba junto con la cesta, un saco para ir metiendo los restos de alpargatas que los chiquillos le suministrábamos.

También llevaba productos para las chiquillas, eran baratijas como pendientes, sortijas, collares, pulseras o espejos. La mayoría decían que era de oro del que cagó de oro o de pasta de muchos colores que se partían con mucha facilidad con los golpes. Me recuerda ahora estas baratijas de los traperos, a las que llevaban los descubridores a América o a otros lugares para intercambiarlas con los nativos por metales preciosos.








Años después me acuerdo de ver a este trapero, que nos parecía que tenía alguna deficiencia, en la parada de la Alsina en Villanueva cogiendo los paquetes que allí se descargaban o se subía al autobús.



ESTANQUEROS


Aunque los estancos de tabacos en España son  una de las instituciones más antiguas  en vigor del mundo, con más de 400 años de historia, aquí, en nuestro pueblo no hace tanto tiempo que existe uno.

Seguramente hasta después de la guerra no se abrió un estanco en nuestro  pueblo.



Que yo sepa, antes de la familia que lo tiene ahora, hubo otra hasta los primeros años 50. En 1953 todavía había una joven estanquera que estaba novia con el que luego sería su marido. Seguramente  el estanco estaba a nombre de su madre, dado por algún motivo referente a la guerra civil. Se lo de la fecha por ser el novio muy aficionado a los toros y participar en el atado del famoso toro Fiscalero.


Poco tiempo después de estas fechas pasó a manos de los padres del actual propietario. El local estuvo antes en otros lugares. En la casa de su abuelo Fernando, hoy vacía, al lado de la de Roque Gilabert y poco tiempo pasó a la de la familia materna en la acera de enfrente de donde está hoy. Ya desde finales de los cincuenta, el estanco está en el mismo local.
La casa del centro que fue del tío Fernando.


De los dos locales anteriores tengo el recuerdo de ir a comprar tabaco para mi abuelo. Me parece que los cigarros que compraba eran los Peninsulares, aunque también eran parecidos en precio y calidad los Ideales. Me cruzaba la carretera y volvía a cruzarla por enfrente de la puerta de su casa donde él me esperaba. Entonces pasaban muy pocos coches por la carretera y era muy normal que chiquillos con cuatro o cinco años circulasen por sus alrededores.
Casa donde estuvo el estanco antes de su ubicación actual


LAS LIBRERIAS


Casa que fue de Paco Flor y donde estuvo la tienda, tal como era en su época.
Cuando hablamos de las tiendas antiguas, decíamos que en algunas se vendían los útiles de escritura y de lectura. Sobre todo en la tienda de Paco Flor y en la de los Lumbreras en la calle Rosales.

Pero las verdaderas librerías llegaron al pueblo en los años setenta.


Edificio y local de la Caixa, estuvo la librería Leyconda

La primera fue la llamada Leyconda. Esta la abrió don Maximiano. El local estaba en el mismo sitio que hoy ocupa la Caixa. Tuvo sus problemas antes de abrirla por la forma de hacer publicidad. Me acuerdo con aquel eslogan ¿Ley  qué? Las autoridades municipales de Beas se creían que era algún movimiento político subversivo, pues estábamos a finales de la dictadura y principio de la democracia. Tuvo el maestro que das explicaciones e inmediatamente hacer otros panfletos más claros sobre el nombre de la Librería.
Casa de la familia Torres Chinchilla donde estuvo una librería y anteriormente una taberna.


Inmediatamente después de esta se abrió otra. La familia Torres Chinchilla la  puso en su casa en el mismo lugar que habían tenido anteriormente la taberna. La hija, recientemente fallecida, era la que se hacía cargo de ella, con ayuda de la madre y los hermanos pequeños.

Cuando cerraron estas, llegaron las actuales, las dos que hay, Picis y San Marcos